Presión Venosa Y Pulso Venoso Ingurgitación Yugular PDF

Title Presión Venosa Y Pulso Venoso Ingurgitación Yugular
Author bob brown
Course Fisiopatología Humana
Institution Universidad Politécnica de Madrid
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RESUMEN SEMIOLOGICO MEDICO SOBRE LA PRESION VENOSA Y EL PULSO VENOSO CON UN ENFOQUE CLINICO Y DE DIAGNOSTICO...


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PRESIÓN VENOSA Y PULSO VENOSO: INGURGITACIÓN YUGULAR Interesan dos aspectos (se exploran en el cuello): - Turgencia: es la expresión de la presión venosa sistémica - Pulsaciones (pulso venoso): traducción visible del ciclo cardiaco y sus alteraciones.

PRESIÓN VENOSA Se emplea para medir con aceptable aproximación la presión del sistema venoso sobre la base de los conceptos de Lewis. De no existir obstrucciones en los troncos venosos, la medida de esa presión, depende del grado de llenado venoso, representado por la altura de la columna líquida. El punto 0 de la presión venosa pasa en todo momento por algún lugar de la aurícula derecha. Como ese punto cambia de acuerdo con la postura del individuo, se lo ubica mediante el eje flebostático de Burch. Este eje atraviesa el tórax de una axila a la otra y se lo considera como la intersección de dos planos, uno frontal y otro horizontal. El primero está ubicado a igual distancia de la pared anterior y posterior del tórax. El horizontal pasa por el 4to espacio intercostal a la altura de su unión con el cuerpo esternal. TÉCNICA DEL EXAMEN - Se coloca al paciente en decúbito dorsal, elevando la cabeza, el cuello y el torso alrededor de 30° o 40° respecto a la horizontal. - Se observa, en condiciones normales y en reposo, la turgencia oscilante de la parte inferior de la yugular interna y no pocas veces de la externa, cuando la presión venosa está aumentada. Si la elevación de la cabeza disminuye se incrementa el valor de esta última debido a que la yugular interna queda oculta o cubierta por el músculo esternocleidomastoideo por encima de su bulbo. En la posición descrita inicialmente se traza una línea imaginaria paralela al suelo (plano de Lewis) que, pasando por la escotadura supraesternal, atraviesa el cuello. La altura de la columna sanguínea comprendida entre el eje flebostático y el nivel al que llega la repleción yugular (menisco) da la medida de la presión venosa central en cm de agua. La distancia entre el eje flebostático y el plano de Lewis representa la presión venosa normal, que es de 8-12cm de agua. Menisco por encima del plano de Lewis indica aumento de la presión venosa (>12 cm H2O). Una técnica práctica (de Von Recklinghausen) para evaluar la presión venosa periférica consiste en observar, con el paciente acostado, las mismas venas estando un brazo apoyado en el abdomen o el muslo y el otro en el plano de la cama. Si la presión venosa

es normal, las venas del primero deben hallarse colapsadas y las del segundo, ingurgitadas. Si se observan en ambas manos, la presión venosa está aumentada, mientras que si las venas de ambos brazos se muestran colapsadas, está disminuida.

MODIFICACIONES La presión venosa descendida puede ser cero y aun aparecer con valores negativos. Esto sucede en los estados de grave depleción salina aguda o subaguda. Cuando se verifica en el shock, indica siempre su origen periférico, sea por hipovolemia o por expansión del lecho vascular. La hipertensión venosa aparece de manera transitoria con el ejercicio y la emoción. Se eleva también con la compresión hepática sostenida o por la elevación pasiva de los miembros inferiores, pero se normaliza con rapidez. El aumento constante de la presión venosa en presencia de un shock instalado indica siempre un origen central o cardiogénico. Cuando depende de un taponamiento cardíaco, puede sobrepasar los 30 cm de agua. En la insuficiencia, puede sobrepasar los 30 cm de agua. En la insuficiencia cardíaca crónica con insuficiencia tricuspídea o sin ella y en la enfermedad tricuspídea orgánica, la presión venosa muestra valores que oscilan entre 20 y 25 cm de agua. En la pericarditis constrictiva son aún mayores: 25 a 30 cm de agua. En ausencia de patología cardíaca, la hipertensión venosa puede depender de una hipervolemia espontánea (embarazo, policitemia vera), de tratamientos intempestivos (expansión salina) o fístulas arteriovenosas. En la bipedestación, el sistema venoso de los miembros inferiores soporta una presión considerable. Cuando el individuo permanece de pie en reposo son las válvulas venosas las que soportan esa columna fraccionándola, hecho que impide el desarrollo constante de ectasias localizadas o difusas (várices). En la marcha o el ejercicio se produce la expresión venosa, y con ello un notorio descenso de su presión. ALTERACIONES Una ingurgitación yugular bilateral marcada (hasta el gonión) con ausencia de latidos es patrimonio de la obstrucción por compresión externa o por trombos de la VCS. Deriva de un síndrome mediastínico inflamatorio o tumoral, y por lo general se produce un edema “en esclavina” y circulación colateral más o menos desarrollada según se ocluya o no el sistema ácigos.

Si la ingurgitación es solo de las yugulares izquierdas con normalidad de la presión y pulsaciones de las derechas, se dice que existe el signo de González Sabathie, que obedece a la compresión del tronco venoso innominado izquierdo por la patología dle cayado aórtico (aneurismas, síndrome de Martorell, dilatación dinámica por hipertensión arterial marcada). Una ingurgitación yugular bilateral con latidos visibles expresa hipertensión venosa, cuyo grado se estima de acuerdo con la altura de la columna venosa. La causa habitual es una IC derecha o global, por lo que es común que se asocie con hepatomegalia y/o edemas periféricos. La inspiración profunda la atenúa y la compresión hepática la exagera. La presión sobre el hígado con el puño cerrado (mínimo un minuto) la produce y no desaparece luego de varias sístoles ventriculares. Se habla entonces de reflujo hepatoyugular positivo. Si una repleción yugular aumentada, sea en grado moderado o marcado, no solo no se atenúa con la inspiración profunda, sino que se exagera, resulta un signo útil para reconocer el taponamiento cardíaco agudo o crónico. Tal fenómeno se ha denominado signo de Kussmaul. PULSO VENOSO El pulso venoso visible en el cuello (se prefiere el lado derecho por la vecindad con la aurícula derecha), aporta información acerca de la actividad auricular derecha y del funcionamiento del VD. Para diferenciar el latido venoso o el carotídeo transmitido; una forma práctica de dilucidar es comprimir la raíz del cuello: si el latido es venoso, desaparece al cerrar la comunicación con la aurícula derecha, si es carotídeo persiste. El pulso venoso se considera pulso de volumen, en contraste con el arterial, que e sun pulso de presión. -

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Onda a: obedece a la detención durante la sístole mecánica auricular Colapso sistólico o “x”: deriva del descenso del plano tricuspídeo durante la sístole ventricular. Onda c: casi siempre visible, cuya génesis es controversia. Se ha atribuido por la distensión carotídea durante la eyección ventricular sobre las venas innominadas o yugulares Onda v: generada por la acumulación sanguínea auricular, mientras permanece cerrada la tricúspide; la apertura de esta determina el vértice de esa onda, con lo que se inicia el llenado ventricular y, por ende, el colapso y.

ALTERACIONES - La onda “a” gigante = spistiles auriculares derechas potentes

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“a” cañón” = ritmos de la unión AV con sístole auricular ondas “a” cañón esporádicas = coincidencia de la sístole auricular con la ventricular Pulso venoso más amplio = insuficiencia valvular tricuspídea En los pacientes con pulso venoso regurgitante yugular el movimiento que este impone a los lóbulos de las orejas (signo de Evans), ya que no lo presentan aún los que tienen muy amplios latidos arteriales. Por oposición, estos últimos producen latidos amigdalinos (signo de Muller), siempre ausentes en los primeros. Pulso venoso ondulante = aleteo auricular Pulso venoso de estasis = pulso venoso diastólico negativo...


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