Resumen Cap 6 - Manual de psicología diferencial PDF

Title Resumen Cap 6 - Manual de psicología diferencial
Author Keyla Ventura Acosta
Course Psicología Diferencial
Institution Universidad Nacional Evangélica
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Resumen del Capitulo 4: Modelos Factoriales de la Inteligencia Humana....


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Psicología Diferencial Antonio Andrés Pueyo Resumen Capítulo #6: Diferencias de Edad y Sexo en la Inteligencia. En todas las sociedades, especialmente en las más organizadas y que habitualmente llamamos “avanzadas”, existen grupos socialmente distintos y diferenciados. Estos grupos están constituidos por individuos que entre sí son homogéneos y. por tanto, diferenciables del resto de individuos. Por ejemplo, podemos agrupar a los individuos en grupos de edad, por sexo, por origen étnico, por clase social, etc. Individuos que configuran los grupos tienen y comparten una o más propiedades o atributos de distinta naturaleza. Algunas diferencias interindividuales, que permiten agrupar a los individuos, pueden ser causa de diferenciación social mientras que otras no; estas diferencias individuales tienen un valor social con una significación positiva o negativa. De este modo, existen diferencias basadas en cualidades de las personas que distinguen entre sí a los individuos y, además existen diferencias entre individuos con respecto a la distribución cuantitativa de las propiedades.

Diferencias individuales y de grupo: En general, las variables o características que permiten la clasificación de los individuos en grupos son de naturaleza biológica y sociocultural. Entre los principales factores biológicos que determinan las diferencias de grupo, tenemos el sexo, la edad y la raza. Las variables de origen social son la clase social, nacionalidad de origen, la casta o grupo familiar, el grupo religioso de pertenencia, la profesión, etc.; en este ámbito, las variables de clasificación son numerosas y no tienen ninguna sistematización aceptada, y se suelen agrupar en una variable compuesta que se denomina habitualmente “nivel socioeconómico (SES)”.

En todas las sociedades, las mujeres y los hombres son tratados de forma distinta y tienen funciones o papeles también distintos. Esta diferenciación se ha atribuido a sus peculiares características biológicas, a sus capacidades o a la división socioeconómica y del trabajo, que existe en las sociedades organizadas, pero, independientemente de la certeza o no de estas hipótesis, lo cierto es que en todas las sociedades conocidas se han distinguido los grupos de hombres y mujeres. Esta diferenciación social, al menos en occidente y a finales del siglo XIX, ha ido desapareciendo en aspectos críticos como en los derechos públicos, las condiciones sociolaborales, etc. Estos cambios han tenido una especial trascendencia en la Psicología, puesto que, junto con las diferencias biológicas, por otra parte, bien conocidas entre hombres y mujeres, se considera que existen unas diferencias psicológicas, en inteligencia y temperamento que, fundamentadas en las diferencias biológicas sexuales, justifican los roles sociales de unos y otros. Este tipo de hipótesis han sido y son muy polémicas en la psicología diferencial. La edad es otro de los típicos factores de diferencias de grupo. Del mismo modo que en lo referente a las diferencias de sexo, las sociedades siempre han reconocido a las diferencias de edad y todas sus consecuencias. Como sucede con las diferencias de sexo, las diferencias de edad pueden ser causa de discriminaciones sociales y son causas de distintos roles sociales. A la psicología diferencial se le plantean cuestiones que permitan entender el distrito rol de los sujetos, según su edad en base a sus capacidades y rasgos de personalidad, así las diferencias psicológicas relacionadas con la edad se pueden convertir en la justificación de los distintos roles que ocupan los individuos en función de la misma. Otra variable clásica de discusión de grupos humanos es la raza o grupo étnico al que un individuo pertenece; esta variable, tradicionalmente ha sido motivo de diferenciación social y su estudio ha estado rodeado de numerosas discusiones con consecuencias sociopolíticas trascendentales. Una de las consecuencias de las diferencias raciales psicológicas en la psicología diferencial tiene que ver con la verificación de las mismas (la inteligencia y las capacidades cognitivas son iguales n negros que blancos, la personalidad obediente es propia de los orientales, etc.). Y este punto está lejos de aclararse, pero más aún, lo está el hecho de que las diferencias psicológicas entre razas se deben plenamente a las diferencias genéticas que existen entre las razas.

Existe otro tipo de agrupaciones de individuos que responden a variables más o menos biológicas, y que son las que hacen referencia a los grupos de sujetos que están afectados por alguna enfermedad o trastorno permanente. Así, podemos hablar de los grupos de sujetos que tienen minusvalías físicos-sensoriales, alteraciones motrices u otros trastornos más o menos incapacitantes. Estos grupos de individuos preocupan a la psicología diferencial en la medida en que muestran diferencias grupales consistentes con otros grupos de sujetos, con los cuales comparten otras similitudes. Entre los factores no-biológicos, aparece como predominante la variable Nivel Socioeconómico. Podemos decir, que las variables que más distinguen grupos de individuos son: la nacionalidad y cultura a la que pertenece el sujeto y la distinción entre clases sociales que existen en el interior de las sociedades de cualquier confín del planeta. Estas variables actúan como criterio de distinción, son arbitrarias y reflejan el efecto combinado de muchas otras. Este tipo de variables que agrupan a los individuos son muy numerosas y no siempre son comparables. Las agrupaciones de individuos basadas en estas variables han de ser tratadas, a efectos de comparación, con mucha atención para evidenciar las similitudes y diferencias psicológicas de sus miembros. La existencia de diferencias entre grupos en las capacidades, y otras propiedades psicológicas, siempre ha sido motivo de discusión, y no tanto en cuanto al reconocimiento de su existencia, sino en cuanto al origen y consecuencias de esta y la Psicología Diferencial ha estado implicada desde sus inicios en esta temática. La existencia de diferencias entre grupos es un hecho que conviene reconocer, sin que esto necesariamente plantee la superioridad o inferioridad de unos grupos entre otros, y la psicología diferencial, en este terreno, simplemente pretende describir las diferencias, buscar las causas psicológicas de la misma y no juzgar ni proponer consecuencias ni dictar las implicaciones sociales de ellas. Esta posición que podemos considerar “neutra” a efectos ideológicos, simplemente pretende no utilizar los argumentos científicos como base de las opiniones ni creencias acerca de las diferencias humanas. La Psicología Diferencial nos describe y justifica, cómo varían las aptitudes cognitivas en función de la edad de los sujetos y cuales son las principales diferencias en cuanto a la inteligencia y capacidades que la componen entre hombres y mujeres.

Importancia en la Psicología Diferencial de las diferencias grupales. La distinción entre diferencias individuales y diferencias de grupo es muy importante, especialmente en relación con la investigación en inteligencia. Hay 2 buenas razones para comprender la importancia de las diferencias individuales y de grupo en el estudio de la inteligencia. A) La primera, es que las diferencias son reales y deben formar parte de cualquier teoría completa de la inteligencia. B) Las diferencias entre grupos son habitualmente triviales, es decir, tienen una magnitud reducida, en comparación con las diferencias interindividuales. Por último, es importante precisar que es más fácil encontrar una explicación a las diferencias interindividuales que a las diferencias de grupo.

Edad e Inteligencia. La psicóloga A. Anastasi indica la importancia de las diferencias de edad en el contexto de la Psicología Diferencial: “La cronología de la conducta dentro del ámbito vital del individuo proporción una de las más ricas fuentes de datos sobre la variación humana. Las diferencias psicológicas entre el niño, el adolescente y el octogenario son, desde luego, tan evidentes como las diferencias en su aspecto físico”. La edad y el sexo constituyen los dos factores biológicos que producen una clasificación natural de los seres humanos en grupos claramente visibles. Las diferencias de edad de los individuos y sus consecuencias en la conducta son fácilmente observables. En el contexto de la Psicología de las diferencias individuales, es patente el interés en la variabilidad de la conducta como reflejo de las disposiciones y capacidades individuales. Uno de los argumentos fuertes para justificar la importancia y utilidad del estudio de la variabilidad es, aunque parezca paradójico, la constancia y estabilidad de estas disposiciones. Los estudios de las diferencias individuales asociadas a la variable “edad”, se ocupan de resolver esta contradicción y, aquí se aportan evidencias que permiten comprender, simultáneamente, la existencia de “estabilidad” y “cambio” en el comportamiento mostrado por los sujetos en función de su edad.

Desarrollo, maduración y diferencias individuales.

Los términos “desarrollo” y “maduración” se usan como sinónimos para referirse a las innumerables etapas y procesos por los que atraviesa la forma, la función y la conducta de los individuos, desde la concepción hasta la madurez. El desarrollo se realiza según un plan y orden determinados genéticamente, que no son susceptibles de variar fácilmente por efecto de las influencias ambientales. El crecimiento, es un termino asociado al desarrollo. El crecimiento, a diferencia del desarrollo, es muy dependiente de las influencias socioambientales. La distinción entre crecimiento y desarrollo se puede ejemplificar con el caso del lenguaje. En un momento determinado del desarrollo del niño, este empieza a formar palabras, algo después, a formar frases, y más tarde, oraciones. La disposición para hablar es un fenómeno dependiente del desarrollo, aparece como parte del proceso madurativo y no es muy susceptible de cambiar por influencias ambientales. Por otro lado, la maduración es un fenómeno estrechamente relacionado con el desarrollo y el crecimiento. La maduración también sigue un patrón innato que no es fácil de modificar y, por tanto, está muy vinculado al desarrollo y muestra una gran variabilidad interindividual. En cierto modo, las características individuales del patrón de desarrollo y de la maduración imponen su ritmo al crecimiento y justifican las diferencias individuales en las aptitudes y rasgos de los individuos y también en sus perfiles asociados a la edad. La Psicología del desarrollo describe cómo las distintas influencias genético-ambientales configuran la individualidad de los sujetos. La Psicología del desarrollo se ha concentrado en estudiar los aspectos generales del desarrollo psicológico de los individuos sin hacer un especial énfasis en las diferencias individuales y se ha concentrado en identificar las etapas más importantes de cambios que sufre el individuo. El término desarrollo se ha utilizado, tradicionalmente, para designar cambios de la edad que se dan con anterioridad a la madurez. Generalmente nos referimos, al hablar del desarrollo, a una serie de etapas o periodos evolutivos, más o menos fijos en cuanto a su duración, por los cuales pasan los individuos de una especie determinada y en las cuales aparecen, se consolidan o desaparecen, ciertas estructuras y funciones. Estas etapas siguen un patrón secuencial determinado y no variable.

Desarrollo de la Inteligencia y edad: el enfoque del ciclo vital.

Tradicionalmente, la Psicología del desarrollo de la inteligencia ha tratado por separado dos grandes periodos que corresponden a la infanciaadolescencia, y el periodo adulto, pero una visión más completa liga los dos periodos en uno sólo, un continuo que incluye el examen de cómo se forma

la

inteligencia,

cómo

se

mantiene,

desarrolla y deteriora a lo largo de la vida de un individuo. Se puede decir que han existido 6 enfoques psicológicos para el estudio de este complejo fenómeno que es el desarrollo de la inteligencia. Estos 6 enfoques son el Psicométrico, el Piagetiano, el Neopiagetiano, el del Procesamiento de la información, el del Aprendizaje y el Contextual. Estas seis perspectivas, ponen su énfasis en aspectos distintos del desarrollo de la inteligencia. Se puede afirmar a partir de los estudios acerca del desarrollo de la inteligencia 3 conclusiones importantes: A) El desarrollo de la inteligencia no finaliza en la adolescencia. B) Existe una variabilidad en el curso del desarrollo individual. C) Las similitudes en el rendimiento intelectual entre jóvenes y adultos no tienen por qué deberse a los mismos mecanismos cognitivos. A pesar de que la variable edad tiene un referente nítido, el paso del tiempo, es frecuente encontrar en la Psicología distintas consideraciones de la variable edad. Se pueden distinguir varias acepciones distintas del término edad: Edad biológica: Se define como el “proceso de cambio en el organismo que con el tiempo redice la probabilidad de supervivencia del individuo y que reduce la capacidad fisiológica del mismo para la auto-regulación, la restauración y adaptación a las exigencias del medio. Edad social: Hace referencia a los cambios de adaptación del individuo provocados por el efecto de ciertos fenómenos que tienen que ver con el rol social. Todas las personas experimentan, con el cambio de edad, cambios derivados de su situación familiar; laboral y económica principalmente y estos cambios comportan cambios del rol social del individuo. Así, corresponde

a la medida en que los roles personales y la conducta de un individuo se ajusta a las expectativas sociales para con su grupo cronológico. Edad psicológica: Hace referencia a cómo un individuo, comparado con otros de distintas edades cronológicas, es capaz de adaptarse exitosamente a las exigencias del medio. Es un término que describe los cambios en los procesos de autorregulación que implican los aspectos cognitivos y emocionales que configuran el núcleo básico de la personalidad. Edad mental: Hace referencia específicamente al nivel de desarrollo intelectual alcanzado por un sujeto, independientemente de la fecha de su nacimiento. Edad cronológica: Hace referencia a la fecha de nacimiento de un individuo. Es únicamente un índice temporal, de paso del tiempo y es, en si misma, una variable vacía. Al intentar explicar las diferencias psicológicas entre los grupos de edad, debemos estudiar los efectos de los factores biológicos y sociales. Con la edad se observa un cambio en los procesos biológicos, se observa un incremento y un declinar de estos. Los cambios relacionados con la edad reflejan el impacto de un cambio constante del contexto socio/cultural. La perspectiva escogida a la hora de estudiar la edad y sus diferencias será la del ciclo vital (lifespam), enfoque de la Psicología Evolutiva que trata de la descripción y explicación de los cambios conductuales ontogénicos desde el nacimiento hasta la muerte. El enfoque del ciclo vital para el estudio del desarrollo se basa en varias presuposiciones que son: 1. Las características individuales no son permanentemente fijas antes de llegar al periodo adulto. 2. El desarrollo adulto, al igual que el anterior, es una progresión ordenada secuencial. 3. El desarrollo psicológico del adulto no es simplemente una extensión del desarrollo psicológico infantil.

El patrón de envejecimiento normal y la inteligencia. Está extensamente aceptada la idea de la infancia como un periodo marcado por el cambio, maduración y desarrollo hacia un episodio que tiene su punto más álgido en el llamado periodo

adulto. Este período se considera que es estable al compararlo con el de la infancia. La investigación más reciente sobre los cambios psicológicos, asociados a la edad se han concentrado en el período de la adolescencia-juventud y de la vejez. Los estudios acerca del desarrollo juvenil se han concentrado en el momento en que los individuos alcanzan la madurez, tanto desde un punto de vista fisiológico como psicológico. Por el contrario, los estudios de la vejez se han generalizado a casi todos los aspectos de la psicología, pero especialmente en cuanto al curso de las capacidades cognitivas e inteligencia. La consideración de las personas mayores como un grupo con características psicológicas propias parte de sus peculiaridades biológicas propias parte de sus peculiaridades biológicas y sociales. Los aspectos psicológicos del individuo de edad avanzada no se pueden entender fuera del marco definen los determinantes fisiológicos y sociales, pero, especialmente, de los primeros si nos queremos referir a la inteligencia. Los cambios asociados con la edad no solamente afectan a la salud, sino que también afectan intensamente a la conducta. Estos cambios en el comportamiento están en gran medida causados por los cambios de naturaleza fisiológica. Cuando se comparan grupos de personas mayores con grupos de jóvenes, aparecen diferencias muy importantes en los sistemas sensoriales y en la mayoría de las habilidades perceptivas, en la fuerza y potencia muscular, en la aptitud de reaccionar rápidamente, en las pautas de coordinación sensorio-motriz complejas, y quizás, la más importante de todas, los déficits en ciertos tipos de memoria, aprendizaje y determinados tipos de aptitudes intelectuales. No todos los cambios cognitivos que anteceden en la vejez tienen que ver exclusivamente con los cambios biológicos o sociales propios de la edad, sino que las condiciones de vida son muy distintas entre las generaciones, lo que determina también las diferencias en el rendimiento cognitivo, y en las destrezas y habilidades entre jóvenes y viejos. Cualesquiera que sean las tendencias de cada momento, las propias limitaciones fisiológicas de la vejez, en comparación con la juventud,

tienen

tantos

antecedentes

sociales

como

consecuencias también sociales. La salud está condicionada

socialmente por factores como son las condiciones de vivienda, la educación adquirida, los avances en medicina y de los servicios sociales. El estado físico de los ancianos limita su ajuste social y las contribuciones de éstos a la sociedad y esto lleva en gran parte a un cierto aislamiento que afecta a la motivación y personalidad de los individuos de la tercera edad. Las diferencias de edad en personalidad y en las disposiciones para organizar su comportamiento no se pueden separar de los condicionantes biológicos de la vejez y de los roles sociales que tienen estos individuos.

Estudios transversales y longitudinales de la inteligencia en general La existencia de diferencias de edad en la inteligencia, o lo que es lo mismo, si la inteligencia cambia a lo largo del desarrollo cronológico del individuo es una evidencia que no es necesario justificar ya que la simple observación de la vida cotidiana nos la muestra. Que los niños son incapaces de resolver tareas o conseguir aprendizajes que más tarde podrán hacer, o que ciertas personas mayores tienen menor agilidad o velocidad mental son observaciones cotidianas que no requieren más discusión. Sin embargo, como suele ser también frecuente, estas observaciones esconden fenómenos más complejos de lo que a simple vista parecen. Estas observaciones ponen de manifiesto dos dificultades para las teorías diferenciales de la inteligencia. Hemos afirmado que las capacidades y aptitudes cognitivas que constituyen la inteligencia pueden conceptualizarse metodológicamente como rasgos, es decir, que son características disposicionales de los sujetos estables (en el tiempo) y consistentes (entre las situaciones). Esta afirmación implica que la inteligencia debe ser estable en las diferentes etapas de edad por las que transcurre la vida de la persona. Esta afirmación, contrasta con la evidencia de los cambios patentes de la inteligencia, al menos en el periodo que va del nacimiento a la juventud. La segunda dificultad, radica en la consideración que se debe realizar de las diferencias de edad en las capacidades intelectuales. Esta variabilidad proviene de los cambios madurativos y del aprendizaje derivado de la experiencia ...


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