Resumen El Príncipe Moderno PDF

Title Resumen El Príncipe Moderno
Author Sergio Márquez
Course Sistemas Politicos de Europa
Institution Universidad de Salamanca
Pages 20
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Resumen del libro "El Príncipe Moderno" por capítulos. Muy detallado....


Description

EL PRÍNCIPE MODERNO Resumen por capítulos Capítulo 1. El consejero del príncipe Es normal que en un contexto de crisis como la que ha habido recientemente la gente se interese más por política. Se plantean situaciones desconcertantes incluso para los gobiernos, muchos de los cuales han caído ante tal crisis. En esta situación se empieza a tener en cuenta la figura del politólogo como analista de la política tal cual es. El primer politólogo moderno es Maquiavelo, cuya aspiración inicial fue entender por qué había fracasado la república en Florencia (donde él gobernaba) y acabó enfocando la política como una rama autónoma, la cual hay que entender de manera fría y objetiva, como una disciplina más, sin entrar en varemos religiosos o humanistas. Pensemos en los todos los escándalos de corrupción desde 2012, y el hecho de que esos corruptos salían reelegidos. Cualquiera pondría la explicación de que es la cultura española, corrupta por naturaleza, la que quita importancia a esos problemas. Sin embargo, empíricamente se ve que la corrupción no afecta a los votantes adeptos al gobierno u oposición, pero si provoca la abstención de los menos decididos, explicándose así el porqué salen reelegidos. Esto último es un análisis politológico: tomar un hecho, contrastarlo empíricamente usando herramientas de las CCSS, y extraer conclusiones generales. Al ser una ciencia social tan amplia, no se pueden lograr conocimientos exactos, solo aproximaciones que tendrán que actualizarse continuamente. La Ciencia Política puede además aplicarse desde un punto de vista normativo (el deber ser) o el empírico (el ser). El trabajo del politólogo se ha revalorizado desde la crisis, por cuestiones de oferta y demanda. Por un lado, todo lo que ha traído la crisis ha incentivado a medios de comunicación y agencias de investigación a centrarse en estos fenómenos, por otro, el fácil acceso a los recursos y la popularización del tema ha contribuido a un mayor número de interesados. El ámbito en el que más ha crecido la labor del politólogo es en los medios de comunicación, sin embargo, el trabajo choca con algunos aspectos de estos medios: en primer lugar, la difícil tensión entre transmitir un mensaje riguroso o uno que sea más aceptado y venda más; el hecho de que los medios presionen a los politólogos (muy especializados) a opinar sobre tantos temas disminuye la calidad de sus análisis. En segundo lugar, la política es muy compleja y los medios obligan al académico a simplificarla para que llegue mejor al público. En tercer lugar, los politólogos tienden a usar lenguaje académico que choca con el usado en los medios. Y por último, el hecho de que es difícil dar una opinión completamente objetiva y siempre se introducen sesgos de opinión. Un peligro con el que se enfrenta la disciplina es con el de los falsos expertos; aquellos que transmiten una opinión camuflada como si fuera un hecho. Es más fácil dar una opinión que un hecho, pues ante el fallo de la primera uno se puede proteger en el terreno de la moral. La buena politología tiene valor por saber mezclar el ser y el deber ser de manera honesta, pues cualquiera puede dar su opinión sin estar respaldada por hechos. El libro parte de 4 premisas: 1. La política es una disciplina autónoma, lo que no quita que mucha veces tenga que remitirse a otras. 2. La sociedad es plural y los intereses y la forma de entender las cosas es muy distinta. Por ello, se niega la existencia de un “interés común”, que los gobiernos usan para simplificar el pluralismo y hacer políticas públicas más fácilmente. 3. La Ciencia política, si bien puede perfeccionar la política, no puede sustituirla. No puede usarse la disciplina académica para sustituir a la acción. 4. Se asume que los actores políticos actúan desde la racionalidad y no desde la emocionalidad.

Capítulo 2. ¿El Leviatán encadenado? En el sistema actual, la globalización ha hecho que los Estados pierdan soberanía en pro de otros agentes, organizaciones transnacionales o instituciones económicas. Realmente la pugna de soberanía entre poder político y económico siempre ha existido. Lo ideal en una democracia es que todos los agentes tengan la misma influencia, pero en la realidad no es así. Un Estado es una organización de personas que dispone del monopolio de la fuerza y tiene capacidad cohercitiva y tributaria sobre los habitantes de un territorio determinado. Según la teoría liberal clásica el Estado es el contrato entre una comunidad de individuos, que ceden parte de sus derechos naturales para poder convivir y salir de su estado de naturaleza y conflicto. Tras ese contrato el Estado pasa a tener poder cohercitivo sobre los individuos para poder sancionar cualquier conducta desviada del contrato y para cobrar impuestos para financiarse. Otra concepción es que el Estado es la organización que surge de la necesidad de hacer guerra. Para poder ganar la guerra se requiere de organización y de tener todos los recursos posibles y bien administrados. De aquí nace también el ejército y la burocracia, financiados con impuestos. Un Estado puede tomar forma democrática. Hay que diferenciar entre las democracias originales de las polis griegas y las democracias actuales, más bien repúblicas. La democracia clásica mezclaba asambleas abiertas e instituciones representativas, además se elegía a los gobernantes por sorteo periódico, y se les castigaba ante una mala acción con el ostracismo (ser expulsado de la comunidad). Las democracias liberales aplicadas desde el siglo XVIII se pueden llamar repúblicas, y son promovidas por las élites, que consideran que son una serie de individuos representativos de la nación los que tienen que decidir con el fin de progresar y defender el interés general. Las democracias liberales se basan en la división de poderes y en la restricción del poder soberano, que ha de actuar bajo el imperio de la ley respetando los derechos de los ciudadanos frente a su poder. Por otro lado, se llevarán a cabo los proyectos que sean apoyados por la mayoría. De este sistema se derivan dos elementos: - Como cada uno va a pensar que su facción y su interés es lo mejor, el voto de cada persona valdrá lo mismo y se contará a la mayoría; cada facción (partido) competirá por alcanzar la mayoría. - Periódicamente se hace rendición de cuentas al gobernante, para ver si le sigue apoyando la mayoría. Con esto se presiona al gobernante para que cumpla su programa político. Las estructuras de gobierno en las democracias son muy creativas y se ajustan a las circunstancias contextuales de cada país. Se pueden establecer dos modelos distintos en función del principio que se quiera seguir: atender a la mayoría o incluir a la minoría. Aquellos países cuyo sistema obedece los intereses de la mayoría suelen tener sistemas electorales mayoritarios y concentrados, normalmente bipartidistas, territorialmente centralizados y unicamerales; las constituciones suelen ser flexibles. En aquellos donde se pretende incluir a la minoría se opta por sistemas representativos multipartidistas, donde se prefiere la representación a la gobernabilidad y los gobiernos toman forma de coaliciones; territorialmente decentralizados y bicamerales con constituciones rígidas. La globalización es un fenómeno que interconecta a todas las naciones, sobre todo en el ámbito económico. La pregunta que se formula es si la globalización es compatible con la democracia; si por definición democracia es aquel sistema donde todos los agentes tienen el mismo poder de influencia y con la globalización los agentes económicos cobran mucha fuerza. → Algunos autores señalan que la globalización ayuda a expandir la democracia. Dado que la globalización genera crecimiento económico, en muchos países habrá acceso a más recursos y más educación, creando ciudadanos más autónomos y críticos, promoviendo la participación. Asimismo, como las democracias favorecen más al comercio, los países democráticos presionarían a los autoritarios para abrir su comercio, lo que acabaría derrocando estos regímenes. Los valores democráticos también podrían transmitirse con mayor facilidad

→ Otros consideran la globalización incompatible con la democracia. La movilidad de capitales haría al Estado perder soberanía frente a los agentes económicos, y los gobernantes se centrarían más en contentar a grandes empresas que a sus electorados. Asimismo, este capitalismo abierto incrementaría la diferencia de clases dentro de los países, por tener políticas de bienestar más recortadas. También se usaría a los países menos desarrollados para satisfacer las necesidades de capital de los avanzados. → Unos últimos defienden que el efecto variará en función del tipo de instituciones que tenga el país o su modelo de Estado de bienestar. Toman como ejemplo los países nórdicos, abiertos al mercado y con buen Estado social y democrático. Cierto es que las democracias subdesarrolladas son más vulnerables a este fenómeno por tener menos recursos para adaptarse al sistema económico mundial. De cualquier manera, las agendas políticas de los diferentes países buscan políticas económicas que puedan coordinar ambas cosas. Una institución que pretende coordinar estas políticas de mercado abierto es la Unión Europea, un proyecto de integración económica y política de 28 países del continente. A ella se le atribuye la creación del euro y la coordinación de la política monetaria de los países miembros mediante el Banco Central. A cambio de medidas estabilizadoras y de crecimiento, los países se comprometen a guardar equilibrio presupuestario. En sus inicios, los países miembros solo atendían a los beneficios económicos que traía suscribirse a esta, sin considerar los cambios políticos y de poder que conllevaría. Poco a poco, y especialmente a partir de la crisis, la Unión Europea comenzó a poner políticas económicas más estrictas las cuales los gobiernos nacionales están obligadas a cumplir, generando conflictos. En primer lugar el conflicto entre gobiernos nacionales, electores y la UE. Los gobiernos se ven en el conflicto entre atender las demandas ciudadanas y las que les impone la Unión Europea. La balanza se decanta en favor de la UE, ya que las decisiones están suscritas por ley. Los gobiernos nacionales se ven sin alternativas ante las decisiones de la UE. Por otro lado, se produce conflicto entre los países del norte y el sur de Europa. Los del norte encabezan todas las decisiones al considerar que prestar dinero a los países del sur les da más poder. Este empoderamiento lleva que los países del norte decidan cada vez más sobre las políticas económicas de los países del sur. Ante estos conflictos que dejan indefensos a los gobiernos nacionales frente a la Unión Europea, se ha cuestionado el carácter democrático de la misma, observando 4 grandes déficits democráticos: 1. La integración en la UE la realizan los gobiernos nacionales mediante suscripción de acuerdos, al margen del Parlamento nacional, que no tiene más capacidad de decisión que ratificar estos acuerdos a posteriori. Esto implica que para la integración no haya debate político y sea cosa del gobierno de turno. 2. La institución ante la cual el ejecutivo europeo debe rendir cuentas, el Parlamento europeo, es muy débil. Si bien con los últimos acuerdos este ha ido ganando fuerza, el poder decisorio sigue en manos del ejecutivo. 3. Las elecciones europeas son poco populares, porque en ellas realmente no se vota un proyecto político u otro, ya que al final siempre se acaba formando una gran coalición entre populares, socialdemócratas y liberales. 4. Las instituciones europeas son alejadas de los ciudadanos, complejas y poco transparentes. Toman decisiones secretas a espaldas de la opinión pública.

En contraparte a estas críticas hay que tener en cuenta que los procedimientos de la Unión Europea son más transparentes que los de la mayoría de los Estados miembro, que los lobbies que la presionan son más ciudadanos que empresariales o que el Parlamento Europeo como institución de control ha ganado importancia. Para arreglar estos déficit se plantean dos opciones: devolver la soberanía a los Estados o aumentar la integración. La primera pasa por alto la globalización y los costes que supondría dejar el mercado abierto, también idealizan una soberanía nacional que nunca existió tal como la pintan. Los segundos no valoran toda la regulación que habría de hacerse si se quiere aumentar la integración: delimitar mejor las competencias de la institución, crear mejores mecanismos de rendición de cuentas y crear diversas opciones políticas en el parlamento más allá de la gran coalición. Capítulo 3. La bancarrota de los sistemas de partidos El sistema de partidos ha sido relativamente estable en Europa durante las últimas décadas, con clara hegemonía de los bloques conservador y socialdemócrata. Pero desde la Gran Recesión nuevos partidos se han incorporado a la escena política y han ganado importancia paulatinamente. Los partidos políticos poseen el monopolio de la competencia política, son importantes por: 1. Simplifican la escena política y ayudan al votante a orientarse. Como se identifican bajo una ideología, al votante le es más fácil identificarse con un proyecto u otro, sin necesidad de conocer todo el marco político. 2. Son las agencias que deciden quién llega al poder, mediante las elecciones internas deciden quien ocupará los puestos importantes. También ayudan al dirigente a entender la concepción de poder. 3. Fomentan la movilización política, y no solo la electoral. Invitan también a la participación no convencional, convocando manifestaciones o boicots. 4. Son el vinculo entre representantes y electores, aglutinando las preferencias de los ciudadanos. Al nacimiento de los partidos políticos se le ha dado dos posibles explicaciones: Explicación de abajo arriba: los cambios en las estructuras sociales y los conflictos de grupos que de ellos se derivan son los que crean los partidos, que sirven para agrupar los intereses de un determinado grupo. Atendiendo a los cambios sociales del siglo XIX y XX: conflicto Iglesia (conservadores) y Estado (liberales), conflicto centro (partidos nacionales) y periferia (partidos regionalistas), conflicto burguesía (derecha) y proletariado (izquierda). Esta explicación responde a por qué en diferentes países hay las mismas familias políticas, pues los cambios sociales se dieron en toda Europa. El desarrollo histórico ha hecho que perduren unas familias u otras, por ejemplo en España han perdurado los partidos nacionalistas por la cuestión territorial, y en Holanda los religiosos por la cuestión católicaprotestante. Explicación de arriba abajo: los partidos políticos son máquinas electorales que quieren ganar elecciones y vender su mensaje, por ello detectan estos cambios estructurales y los activan, generando conflicto y atrayendo a un determinado grupo con su programa. La explicación más certera estaría entre estas dos. Si bien los partidos políticos incentivan la activación de estas pugnas, no tienen tanta capacidad para controlar las demandas de la gente ni crear diferencias estructurales, pues estas ya existen.

En los periodos de crisis se produce una mayor volatilidad electoral, que puede ser entre partidos ya representados o hacia nuevos partidos. Mientras que el primer tipo supone un simple cambio de gobierno, el segundo implica un cambio en el sistema de partidos. Se sabe que la gravedad y la duración de la crisis acentúan esta volatilidad, pero hay además 3 factores que la agravan: · Percepción de partidos similares: a veces los electores perciben que las proyectos políticos de los partidos existentes son similares, ya sea por un mal marketing político, porque los partidos se ven presionados a seguir una misma linea por agentes externos (véase UE) o porque pacten eliminar ciertas diferencias (coaliciones). Esto puede llevar a los votantes a elegir nuevos partidos con proyectos diferenciados. · Que haya nuevas demandas no satisfechas: cuando los partidos existentes son poco porosos y se generan nuevas demandas políticas, son los nuevos partidos los que responden a estas, ya que los existentes permanecen insumisos ante estas. Si hay un problema que está polarizando a la sociedad y los grupos no se ven representados, se crearán nuevas opciones politicas. · La caída de redes clientelares: que hacen más fuertes a los partidos consolidados. Cuando estas se destapan y se derrumban, estos partidos se ven debilitados. Los partidos políticos como estructuras de poder han ido evolucionando. Surgieron en las democracias más antiguas como agrupaciones de líderes locales afines entre sí, sin ninguna estructura formal más allá de las relaciones personales. Entre 1880 y 1960 cuando el sufragio se extendió a más capas de la sociedad, pasaron a formarse los partidos de masas, que pretendían abrazar amplias capas de la sociedad (por ejemplo obreros) y se apoyaban en instituciones como sindicatos o Iglesia. Se financiaban con las aportaciones de sus afiliados, los cuales se sentían muy unidos al partido por todo lo que este ofrecía (prensa propia, sede local, sindicato propio, cursos de formación…). A partir de 1970 se transformaron en partidos “atrapalotodo” que luchaban por el centro y por ganar las elecciones únicamente, moderando su discurso. Para estos últimos la afiliación ya no es importante, pues reciben financiación estatal. Estos ya no proponen proyectos alternativos, sino que se reparten el poder mediante acuerdos. La creciente alfabetización y los nuevos medios de comunicación cambian la forma de hacer política y se da más importancia al marketing político. Los partidos son como empresas que intentan vender su mensaje. Esto se plasma en un electorado poco afín a los partidos y más desinteresado por la política. Los nuevos partidos suelen seguir dos tendencias principales: dar gran importancia a un carismático líder que hace una campaña muy personalista, en un partido de estructura vertical; o la de presentarse como un “movimiento”, evitando caer en la medida de lo posible en las estructuras burocráticas tradicionales (organizaciones más horizontales). La institucionalización en un sistema de partidos es la previsibilidad que tenga este ante un proceso electoral. Un sistema institucionalizado es aquel donde compiten siempre los mismos partidos y en proporciones parecidas, al contrario de uno que renueva constantemente sus partidos, se coalicionan, cambian de líder o de programa… Un sistema institucionalizado es ventajoso para los electores, pues les es más fácil identificarse con las distintas formaciones, cuyo posicionamiento y proyectos serán conocidos. Los sistemas se van institucionalizando con el tiempo por norma general, por eso, al inicio de las democracias siempre se ve más incertidumbre y cambios. Un reto para los nuevos partidos es institucionalizarse para perdurar. Para ello necesitará lograr dos cosas: que los votantes puedan identificarle (ideológicamente, su programa, sus líderes…) y puedan crear afinidad hacia él, y organizarse para perdurar en el tiempo (organización, procedimientos, cohesión interna…). Se considera que un partido está institucionalizado cuando pasa la prueba del algodón: sobrevivir a su fundador.

Capítulo 4. Las viejas brechas del nuevo siglo Desde 2016 se vislumbra con especial fuerza que el orden democrático está cambiando en vistas de sucesos como el Brexit, la victoria de Trump o la fuerza de la extrema derecha. Un análisis permite ver que han surgido 3 brechas con especial fuerza: la de género, la de edad y la de campo-ciudad. Podría considerarse que la globalización, como otros tantos cambios estructurales, ha tenido ganadores y perdedores. Un ejemplo se puede ver en los trabajadores, donde aquellos más cualificados (abogados, ingenieros) se ven beneficiados por las nuevas oportunidades que le ofrece la globalización, mientras que los trabajadores manuales no cualificados (obreros) se ven sin oportunidades por la desindustrialización y la deslocalización. Este último grupo apoyará políticas proteccionistas y nacionalizadoras, en contra del mercado abierto, representadas por Donald Trump o la extrema derecha. Las dos opciones políticas mencionadas deben analizarse por separado, pues responden a fenómenos diferentes. La victoria de Trump se debió más bien a una correcta distribución de los votos por Estados, y una crecida abstención ...


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