Resumen Lenguas Románicas PDF

Title Resumen Lenguas Románicas
Author Enara sahuquillo
Course Lingüística Comparada De Las Lenguas Románicas
Institution Universidad Complutense de Madrid
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El español en la Europa Románica PRUEBA DE EVALUACIÓN CONTINUA 2 Enara R. Sahuquillo

Tarea 2.1. Resumen de Las lenguas románicas de José Manuel Fradejas Rueda. Capítulo 1: LA ROMANIA Y LAS LENGUAS ROMÁNICAS Las lenguas románicas son aquellas que descienden del habla de la antigua Roma. La Romanística se propone determinar cuántas lenguas románicas hay, así como su ubicación y su clasificación. Para ello, el primer problema que se le plantea es la diferencia entre lengua y dialecto. Establece como válida la división entre lenguas “nacionales” (estatales, que han sufrido un proceso de estandarización), y lenguas “regionales” (que pueden distinguirse de otras lenguas). La Romania es el territorio en el que secularmente se ha hablado la lengua de Roma. Sin embargo, este ámbito lingüístico no corresponde con la extensión que alcanzó el Imperio Romano. La romanística ha establecido tres Romanias: La Romania Antiqua, también llamada vetus o continua, es aquella en la que se ha mantenido el habla de Roma ininterrumpidamente. Comprende los territorios europeos alrededor de la cuenca mediterránea (Portugal, España, Andorra, Francia, Mónaco, Bélgica, Suiza, Italia, San Marino, Rumanía y Moldavia; incluyendo las grandes islas: Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia); así como localidades de Eslovenia, Croacia, Serbia, Albania, Macedonia, Ucrania, Grecia y Gran Bretaña. Los autores han debatido ampliamente sobre el número exacto de lenguas de la Romania continua. A las seis que establecía Friedrich Diez - italiano, rumano, francés, provenzal, español y portugués-, se fueron añadiendo sucesivamente otras, hasta llegar a dieciocho lenguas. Actualmente, y de modo general, se establece su número en doce o diez: portugués, gallego, español, catalán, occitano, francés, italiano, retorromance, sardo y rumano, agrupadas a su vez en cinco grandes grupos geolingüísticos: Iberorromania, Galorromania, Retorromania, Italorromania, y Balcanorromania. La Romania Submersa comprende aquellos territorios en los que la lengua de Roma acabó desapareciendo. La conforman las antiguas provincias romanas de Mesia, Tracia, y Panonia; la Mauritania Tingitana, en el Norte de África; las Islas Británicas, que fueron lingüísticamente romanizadas dos veces, por los romanos y por los normandos; y la Romania del Adriático oriental, cuyo máximo exponente fue el dalmático, cuyo último hablante murió a finales del s. XIX. La Romania Nova comprende las zonas donde actualmente se hablan lenguas románicas y en las que nunca se habló latín, cuya existencia se debe a las colonizaciones españolas y portuguesas (y posteriormente a las francesas). Extendida por gran parte de América y África, abarca también las zonas donde se hablan criollos de base románica. Capítulo 2. EL ORÍGEN.

La lengua latina pertenece a la familia lingüística Itálica, que incluye dos subgrupos: latino-falisco y osco-umbro, y a su vez pertenece a otra familia ás amplia, la Indoeuropea. El indoeuropeo es un protolengua cuya reconstrucción ha sido posible gracias al método histórico-comparativo y cuya obra fundadora fue escrita por Schlegel en 1808. Uno de los problemas que plantea es el de su lugar de origen, ante el que destacan dos teorías: la teoría anatólica y la teoría de la estepa. Tradicionalmente las lenguas indoeuropeas se han dividido en dos grupos según la evolución del fonema /k/: lenguas SATEM -en las que pasó al fricativo alveolar sordo /s/-, formado por las familias eslava, báltica, indoirania, el albanés y el armenio; y las lenguas CENTUM -en las acabó reduciéndose de nuevo a oclusivo velar /k/- constituido por los grupos germánico, itálico, celta, helénico, anatolio y tocario. Los pueblos indoeuropeos entraron en Italia hacia el 1200 a.C. Sus lenguas se conocen como dialectos itálicos, subdivididos en tres grupos: umbro, sabélico y osco. Parece ser que estos dialectos eran mutuamente inteligibles, y por tanto debió existir una cierta comprensión del latín arcaico para los hablantes de los otros dialectos. La romanización fue un proceso político, no cultural, basado en la explotación de las colonias. Roma jamás se propuso la imposición de su lengua, cuyo uso consideraba un honor. La expansión del latín se origina por colonos de toda índole cuyo único rasgo común era la lengua latina, y se ve favorecida después por los privilegios que Roma otorgaba a las clases altas nativas y por la adopción de las religiones autóctonas (el cristianismo sería el más significativo ejemplo). Los sustratos del latín son aquellas lenguas nativas a las que el latín se superpuso y eliminó ulteriormente. En ellas suelen basarse muchas explicaciones para fenómenos cuyo origen se desconoce. Se trata de los siguientes grupos: i.

Las lenguas celtas. Pueden dividirse en dos grupos: céltico continental – el celtíbero, el galo, el lepóntico y el gálata- y céltico insular – britónico (bretón, galés y córnico), y gaélico (irlandés, escocés y manés). Se atribuyen al sustrato céltico varios cambios fonéticos, entre los que destaca la sonorización de las sordas intervocálicas en la mayoría de lenguas románicas, rasgo que fundamenta la división de la Romania en las zonas occidental y oriental. Existen así mismo, numerosos topónimos en Francia, norte de Italia y en la península Ibérica.

ii.

El pueblo etrusco. Llegó a la península itálica en el s. VIII a.C. y su apogeo se dio durante los dos siglos siguientes. La influencia sobre el latín fue considerable, del etrusco procede su sistema de nombres de persona, así como numerosos prestamos léxicos. Se trata de una lengua no indoeuropea, del llamado fondo mediterráneo.

iii.

Los ligures. Se extendían por un amplio territorio entre la Provenza y el norte de Italia. NO está clara su adscripción lingüística y étnica, aunque se le supone un estrato antiguo preindoeuropeo, y otro indoeuropeo llamado celtoligur. Su influencia lingüística es escasa; se cree que los sufijos –{asco}, -{asca} en gentilicios y topónimos son de origen ligur.

iv.

Réticos. Se trata de un grupo incierto; algunos los suponen descendientes de los etruscos. Se encontraban en los Alpes réticos, donde confluyen Italia, Suiza y Austria. Su influencia se limita a algunos restos toponomásticos.

v.

Paleovéneto. Se trata de una lengua indoeuropea. Su influencia se limita a algunos rasgos en los dialectos vénetos modernos.

vi.

Las grandes islas mediterráneas: Sicilia, Córcega y Cerdeña fueron habitadas por un conjunto de pueblos de los que se sabe muy poco, a los que se superpusieron los distintos colonos árabes, fenicios griegos, etc.

vii.

Ilírico. Lengua indoeuropea que se hablaba en la mayor parte de la península Balcánica, considerada sustrato de las lenguas y elementos románicos balcánicos.

viii.

Daco-tracio. Lenguas indoeuropeas del grupo satem, extendidas por los Balcanes orientales, a los que se atribuyen ciertos préstamos léxicos y rasgos fonéticos del rumano.

ix.

Lenguas paleohispánicas. Se trata del conjunto formado por el vasco, el íbero, el tartesio y el celtíbero, frente a las llamadas lenguas prerromanas, fenicio, griego y cartaginés. Se atribuyen al sustrato vasco-cantábrico algunos rasgos fonéticos importantes del español como la pérdida de Flatina y la claridad del sistema vocálico. Existen también numerosos préstamos léxicos paleohispánicos y prerromanos, algunos de los cuales se extendieron a otras lenguas románicas. La toponimia refleja muchos elementos de todos estos pueblos. Capítulo 3: EL LATÍN VULGAR El latín muestra variaciones diatópicas, diacrónicas, diastráticas y diafásicas. De la variación diatópica hay muy pocos datos; respecto a la diacrónica se han establecido cinco etapas, coincidentes con las literarias: Latín Arcaico (s.VII a.C.- s. III a.C.); Latín Preclásico (s. III a.C.-s. I a.C.); Latín Clásico (s. I a.C.- 14 d.C.); Latín Post-clásico (14 d.C.- 200 d.C.); Latín Tardío (200 d.C.-c. IX d.C. – aparición por escrito de los romances). Existen otras dos etapas del latín- Latín Medieval y Neolatín – que interesan menos a la romanística. La variación social, tanto diastrática como diafásica, es la que más interesa a esta disciplina, ya que es la que dio lugar al latín vulgar, término acuñado por Hugo Schuchardt en el s. XIX que designa la

modalidad hablada y popular del latín que dio paso a las lenguas románicas y que finaliza cuando aparecen los primeros escritos romances. No existen fuentes completas del latín vulgar. Sin embargo, existe un corpus que permite observar los rasgos y la evolución del latín vulgar: los tratados técnicos, los textos cristianos, las inscripciones, los comentarios de gramáticos y los préstamos latinos a otras lenguas. En el plano fonético destacan dos cambios principales: en primer lugar, la transformación del rasgo vocálico de cantidad en el grado de abertura, con lo que de diez vocales se pasó a las siete del románico común. En segundo lugar, el cambio del acento tonal latino al acento de intensidad, que provocó modificaciones en la pronunciación de las vocales que a su vez dieron lugar a la aparición de los fonemas palatales, fenómeno de gran importancia. Los rasgos morfosintácticos son más difíciles de precisar, si bien destacan la pérdida de los casos en la mayoría de los romances; la reducción a tres declinaciones; la reducción a tres conjugaciones de las cuatro clásicas y el paso del orden libre de palabras a una preferencia por el esquema (SOV) debido a la progresiva desaparición de los casos, la cual también ocasionó el empleo de las construcciones preposicionales. En lo relativo al léxico, este es esencialmente el mismo que el del latín clásico, si bien muchas formas fueron reemplazadas por otras más populares y otras desaparecieron por posibles homofonías. Destacan recursos expresivos como el uso de diminutivos y sinónimos. Capítulo 4: LA FRAGMENTACIÓN DE LA ROMANIA. Las lenguas de los pueblos bárbaros que invadieron la Romania a partir del siglo III -germanos, árabes y eslavos- son las lenguas de superestrato; ejercieron una fuerte influencia en la lengua latina, pero no lograron superponerse a ella. La penetración de elementos germánicos en latín es escasa, sin embargo, la influencia de este en aquellas es enorme. Estos pueblos germanos pueden distinguirse entre occidentales, cuya invasión fue lenta y ordenada, y orientales, que penetraron violentamente en el imperio y que como los visigodos, acabaron fuertemente romanizados. Los principales pueblos y las zonas que ocuparon fueron: anglos y sajones (Gran Bretaña); vándalos, suevos, alanos y visigodos (península Ibérica); burgundios (área franco-provenzal); alamanes y bávaros (actual Alemania); francos (Francia); ostrogodos y lombardos (Italia); vikingos (Gran Bretaña y Francia). En lo relativo al superestrato árabe, en el año 711 se inicia su expansión en la península Ibérica, la cual durará hasta el s. XV. Sus consecuencias lingüísticas principales serán tres: la aparición del

mozárabe (romance andalusí ya extinto); el desarrollo de los romances peninsulares en el norte de la península; el gran caudal de préstamos léxicos del árabe en los romances hispánicos. La influencia árabe en el italiano es mucho menor y se limita a algunos topónimos, antropónimos y arabismos comunes. En la Romania balcánica las invasiones de los pueblos eslavos sí hicieron retroceder a la latinidad, desplazando ulteriormente a sus lenguas supervivientes - a los rumanos hacia las montañas, al dálmata hacia la costa adriática hasta su desaparición final. El elemento eslavo en el rumano es considerable: gran caudal de préstamos léxicos (40,95%) y una serie de rasgos morfosintácticos. El adstrato más importante del latín es el griego, del que ha tomado términos desde su más temprana historia y que constituye fundamentalmente un adstrato cultural. Capítulo 5: EL DESPERTAR DE LOS ROMANCES Desde que sucumbe el imperio romano -ss. IV-VII d.C.-, hasta la aparición escrita de los romances, no habrá modelos literarios ni escuelas que frenen las tendencias evolutivas del latín hablado. Durante este periodo se producirá una situación de diglosia entre el latín (u otra lengua de cultura como el árabe) y el romance, de uso cotidiano. De esta situación dan cuenta los glosarios, que trataban de aclarar el latín clásico a través de un latín más cercano al habla popular. Los más importantes son las Glosas de Reichenau y las Glosas de Kassel. El despertar de los romances se ha considerado un proceso de tres etapas, con una fase de transición –ss. VII -VIII-, en que el latín deja de utilizarse como lengua viva. Los primeros documentos romances aparecen entre los siglos VIII y X. Se trata de pasajes breves que responden generalmente a la comunicación oral. Se trata de los Juramentos de Estrasburgo en Francia; el Indovinello veronese en Italia, y la Nodicia de kesos y las Glosas emilianenses en la península. En el resto de tierras romances aparecerán a partir del siglo XI. Capítulo 6: EL PORTUGUÉS EL portugués se originó a partir del romance gallego-portugués, nacido en el territorio que comprende Galicia y el norte de Portugal, y extendido hacia el sur con la Reconquista y final conquista de Faro en 1249.Su evolución muestra tres grandes periodos: Português antigo (hasta 1540, época en que se dan los grandes cambios que lo separan del gallego); Português classico (hasta 1850), época de fuerte bilingüismo castellano-portugués; y Português moderno (hasta la actualidad). Los elementos que lo diferencian del castellano son una serie de rasgos fonéticos y sintácticos, así como cambios fonológicos drásticos que la ortografía no refleja.

EL portugués se haba en Portugal, Brasil, Angola, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, Cabo Verde, Guinea Bissau, además de diversos criollos portugueses en Asia. El portugués y el brasileiro se distinguen por rasgos evolutivos independientes como palatalización de /s/ y /z/ implosivas o la reducción de vocales átonas en portugués, y la vocalización de -l final en brasileiro. Capítulo 7: EL GALLEGO El gallego se habla en las cuatro provincias gallegas y en zonas de León, Zamora y Asturias. Se divide en los dialectos: occidental (gueada) y oriental. Comparte con el portugués su etapa inicial, que es la de su gran esplendor como lengua lírica como muestran las célebres Cantigas. Posteriormente no sería hasta el siglo XIX, con el Rexurdimento, que el gallego recuperaría su prestigio y cultivo literario hasta llegar a alcanzar carácter oficial y normativo a partir de 1978. Las principales diferencias entre gallego y portugués son la ausencia de sibilantes sonoras en gallego y el carácter africado de /ʧ / frente a su desafricación en portugués, además de ciertas diferencias de morfología verbal. Capítulo 8: EL ESPAÑOL EL español proviene del castellano, uno de los dialectos originados en el norte de la península tras la invasión árabe, que acabó convirtiéndose en la lengua koiné y superponiéndose a los dialectos vecinos, extendiéndose hacia el sur con la reconquista. Sus dialectos históricos son el leonés y el aragonés, mientras que los innovadores son el andaluz, las hablas de transición (extremeño y murciano) y el canario. El español es la lengua románica más difundida en el mundo; además de España, es lengua oficial de dieciocho repúblicas hispanoamericanas (Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, México, Cuba y República Dominicana) y cooficial en Paraguay, Puerto Rico y Guinea Ecuatorial. A esto se suman los varios millones de hispanohablantes afincados en EEUU. También fue lengua oficial de Filipinas, donde persiste el chabacano, criollo de base hispánica. Capítulo 9: EL CATALÁN Se habla en Cataluña, gran parte de Valencia, Islas Baleares, parte de Aragón, Andorra, el Rosellón francés y en la ciudad sarda de Alghero. Tiene su origen en la Marca Hispánica fundada por Carlomagno y Luis Pío en los Pirineos para frenar el avance musulmán. El catalán gozó de un periodo de expansión mediterránea entre los siglos XIV- XV, seguido de la Decadència en favor del castellano, hasta la Renaixença en el s. XIX. Tras ser proscrito durante la dictadura, se proclama lengua oficial en 1978. EL problema para la romanística ha sido su subagrupación; en la actualidad

se considera una lengua puente entre Iberorromania y Galorromania. Su área lingüística se divide en dos grandes variedades dialectales: oriental y occidental, que poseen a su vez diversos subdialectos. Capítulo 10: EL OCCITANO Se trata de un grupo de variedades románicas del sur de Francia que desde antiguo recibieron el nombre de langue d’oc, según el adverbio de afirmación oc, frente a la langue d’oïl. Fue la gran lengua lírica durante la Edad Media, y consecuentemente, las primeras gramáticas románicas fueron las de esta lengua. Se habla también en el Valle de Arán y en un enclave del sur de Italia. Se divide en cuatro zonas dialectales: occitano septentrional, occitano medio, gascón (que por sus peculiaridades ha sido considerado una lengua independiente), y catalán (cuya adscripción también es controvertida). El occitano septentrional está constituido por tres dialectos: lemosín, auvernés y alpino; el occitano medio, más conservador, se divide en languedociano y provenzal. Capítulo 11: EL FRANCÉS Es la tercera lengua románica del mundo por número de hablantes. Se habla en Francia, parte de Bélgica y Suiza, Luxemburgo, Mónaco, el Val d’Aosta en Italia, las islas del Canal de la Mancha, Quebec y Luisiana. Además, es lengua cooficial en parte del África occidental. Es uno de los dialectos del conglomerado de la langue d’oïl en la mitad norte de Francia, el franciano, que terminó por imponerse como lengua nacional, favorecida por hechos como la fundación de la Académie Française y la Revolución Francesa. Su originalidad evolutiva le hace parecer la menos románica de las lenguas, gracias a cuatro rasgos principales: el acortamiento de palabras; la llamada diptongación francesa (/e/ y /o/ cerradas y /a/ en sílaba abierta); la nasalización de cuatro fonemas vocálicos y la palatalización (/U/>/y/; /k/ y /g/ iniciales). Entre los dialectos galorrománicos destacan también el anglonormando y el francoprovenzal por su interés histórico y lingüístico. Capítulo 12: EL RETORROMANCE Se trata de un término que engloba tres formas románicas: el romanche, en el cantón suizo grisón, el ladino, en los Alpes Dolomitas italianos, y el friulano, en la región de Friuli-Venezia-Giulia. Ascoli los consideró islotes de una antigua unidad retorromance debido una serie de rasgos estructurales comunes que han sido confirmados. Capítulo 13: EL ITALIANO El italiano se habla en Italia, parte de Suiza, el Vaticano y San Marino, localidades de la Costa Azul francesa, y en Córcega, cuya lengua, el corso, es un dialecto de base toscana. Fuera de Europa, los grupos más numerosos de italohablantes se encuentran en EEUU y Argentina. El italiano es un

dialecto innovador surgido del florentino, debido al prestigio cultural de la ciudad desde el siglo XIII en adelante, y a grandes autores como Dante, Petrarca y Bocaccio. A partir de la unificación italiana de 1861, el florentino quedaría definitivamente fijado como norma lingüística y literaria. En el ámbito dialectal existen dos grandes bloques: los dialectos septentrionales y los centromeridionales, cuya frontera se establece en una franja entre Rímini y La Spezia. Capítulo 14: EL SARDO El sardo es la lengua de la isla de Cerdeña. Se la considera la lengua románica más conservadora de todas por dos hechos principales: la conservación de muchos rasgos arcaicos, próximos al latín, que no se encuentran en otras variedades románicas, y la ausencia de influencias no románicas. Este conservadurismo se debe a su pronta romanización y su temprano aislamiento del resto de la Romania. Se divide en tres dialectos: el campidanés, en el sur, y el logudorés y el nuorés en el centro como variedades más conservadoras. En la actualidad se está llevando a cabo un intento de normativización del sardo tomando como base el logudorés. Capítulo 15: EL RUMANO Es la lengua oficial de Rumania y de Moldavia (donde se le lama moldavo), y se habla t...


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