Resumen Manual De Psicopatología Volumen I - capitulo 2 PDF

Title Resumen Manual De Psicopatología Volumen I - capitulo 2
Course Psicopatología
Institution UNED
Pages 19
File Size 302.5 KB
File Type PDF
Total Downloads 72
Total Views 136

Summary

Capitulo 2...


Description

Psicopatología 14/15

Cristina Gil

2. CONCEPTOS Y MODELOS EN PSICOPATOLOGÍA 1. INTRODUCCIÓN: PRECISIONES CONCEPTUALES Se pueden establecer tres grandes niveles de trabajo y análisis: el teórico, el experimental y el técnico. La intersección entre esos tres niveles es lo que caracteriza la actividad científica. En el nivel teórico es típico las representaciones simbólicas y el manejo de símbolos, y se pueden distinguir dos medios de trabajo a) medios estrictamente conceptuales es decir, razonamiento imaginación, memoria, sus productos y elaboraciones, sistemas de clasificación, modelos teóricos disponibles… y b) medios materiales y/o tecnológicos que disponemos para aumentar la eficacia de toda esa actividad intelectual. Desde el lápiz y papel, hasta los ordenadores, cuestionarios, etc). De este nivel se espera crear conceptos, proyectar actividades, valoraciones, etc. El nivel experimental se caracteriza por la ejecución de todos los proyectos formulados en el nivel anterior. Sus instrumentos de trabajo son todos los necesarios para medir (evaluar) el objeto de estudio concreto. La finalidad del trabajo de estos dos primeros niveles es obtener conocimientos que puedan ser verificables y crear medios de trabajo nuevos, tanto en lo conceptual como en lo material. El tercer nivel, el técnico conlleva la “realización de las ideas” generadas en los niveles anteriores. Su finalidad es conseguir los cambios implícitos en esas ideas. Los criterios y modelos de la psicopatología son un ejemplo de herramienta conceptual del nivel teórico. En términos generales, se dice que un criterio es una norma, regla o propiedad, que guía el conocimiento respecto de un objeto concreto. Por «guiar el conocimiento» se entiende, primero, la delimitación precisa de cuáles son los hechos que constituyen datos para la comprensión y explicación del objeto. Y segundo, la ordenación de esos datos, según su mayor o menor importancia respecto a la capacidad y utilidad que tienen para la comprensión del objeto. La utilidad y funcionalidad de un criterio va a depender principalmente de su capacidad para delimitar el objeto y guiar su explicación y su comprensión. La elección de un criterio suele significar, casi siempre, la exclusión de otros: lo que no entra a formar parte de dicho criterio no será susceptible de explicación ni relevante para la investigación del objeto. El término modelo tiene diversos significados, que a veces se usan de forma intercambiable y que, en general, no resultan incompatibles. Una primera acepción hace referencia a un modo concreto de concebir el propio statu quo de la psicopatología, como ciencia diferente y diferenciada, incluyendo tanto la definición del objeto mismo (el espíritu endemoniado, la enfermedad mental, la conducta anormal, la actividad mental anómala...), como de los procederes técnicos y metodológicos más adecuados para abordarlo (lo que solemos llamar las “escuelas de psicopatología”). La segunda acepción de «modelo» es la de analogía, lo que implica que se toman ciertos conceptos de otros campos, que después se aplicarán, con mayor o menor fortuna, a la psicopatología. Ejemplos de este tipo son los modelos animales, los de condicionamiento o los de provocación experimental de experiencias anormales, tales como las alucinaciones, los delirios o las alteraciones de conciencia. Aquí se entienden como un modo de representación de la realidad que se quiere conocer, que ayuda a seleccionar ciertos hechos como relevantes y a organizar sus relaciones y que permite reproducir algunas de las propiedades del sistema original, pero no todas. Todo modelo es parcial y selectivo. Por tanto, un modelo será útil en la medida en que permita responder a las preguntas que interesan a quien lo utiliza.

Psicopatología 14/15

Cristina Gil

Finalmente, la tercera acepción de «modelo» es aquella que lo hace análogo a la noción de paradigma, para indicar un modo concreto de abordar el objeto de estudio, así como el tipo de problemas que se plantean y las clases de información y metodología que se pueden utilizar. Paradigma también tiene varios usos: el primero como metáfora de la realidad, enfatiza el aspecto metafórico de la mayoría de teorías científicas. El segundo equivalente a ejemplar metodológico, consenso científico sobre los problemas más relevantes y cómo resolverlos. El tercero es el de asiento institucional de la comunidad científica, es decir los hábitos y reglas tácitas de su actuación. ¿por qué convives en psicopatología tantas perspectivas y modelos distintos? ¿por qué han surgido y cómo se mantienen? Una primera respuesta tiene que ver con la indeterminación conceptual que se ha mantenido respecto a qué es la psicopatología y por qué catalogamos ciertos modos de actividad, comportamiento y a ciertas personas como psicopatológicas. Hay multitud de respuestas y tal diversidad y disparidad es resultado de la falta de criterios compartidos sobre el significado de psicopatológico. Las diversas respuestas, encarnadas en las diferentes escuelas, representan intentos de solución a esos problemas y también a problemas nuevos, es decir a aspectos del comportamiento psicológico normal o anormal que no se habían considerado como relevantes hasta el momento. Una segunda respuesta al porqué de la diversidad/disparidad de modelos y criterios para explicar lo psicopatológico, se centra en la relatividad sociocultural de su objeto de conocimiento. Es decir: si una sociedad o un grupo cultural, valoran positivamente (o sea, como saludable y deseable) unos ciertos modos de comportarse, de ser, de pensar, de experimentar la realidad, de sentir, o de expresarse, cualquier atisbo de rechazo, crítica, minusvaloración, o por supuesto, de contradicción manifiesta con tales modos, corre el riesgo de ser calificado como psicopatológico, enfermizo, absurdo, disfuncional, o anómalo. Esto implica que a veces la clasificación no responde a criterios científicos, si no a otros de naturaleza de la ética o moral dominante, de manera que todo lo que la contraviene se puede llamar psicopatológico. Las ideas sobre salud mental que tiene una determinada sociedad resultan determinantes para la construcción de las ideas sobre su carencia o ausencia. El cambio de unos criterios a otros respecto a esas ideas se puede producir por “descubrimiento” o “comprensión” de nuevos hechos. Pero lo normal es que el cambio se produzca por la construcción de explicaciones que sean más compatibles con el contexto y el momento económico, político y cultural en que se vive. Aún hay un problema más: sean cuales sean las creencias sobre la naturaleza humana anormal y normal, no se suelen aplicar por igual ni del mismo modo a todos los miembros de una misma sociedad. Los grupos dominantes asignan a sus contrarios o adversarios una “naturaleza” diferente a la suya propia, de forma que vamos a encontrar en los conceptos de psicopatología diferencias, a veces muy marcadas, según la clase o el grupo social al que pertenezca una persona.

2. CONCEPTOS Y CRITERIOS EN PSICOPATOLOGÍA A. EL CRITERIO ESTADÍSTICO La estadística es el recurso para cuantificar los datos psicológicos. En psicopatología la estadística se convirtió en criterio definitorio del objeto, y adquirió rasgo de concepto cuyo máximo ejemplo es el criterio estadístico. El postulado central del criterio estadístico es el de que las variables que definen psicológicamente a una persona, poseen una distribución normal en la población general de referencia de esa persona. Consecuentemente, la psicopatología es todo aquello que se desvía de la normalidad, es

Psicopatología 14/15

Cristina Gil

decir, «algo» (un rasgo de personalidad, una capacidad intelectual, una actividad mental, un comportamiento, una emoción, un afecto, etc.) que resulta poco frecuente, que no entra en los límites de la distribución normal de la población que nos sirve de referencia (ej. hiperactividad VS hipoactividad) Sin embargo, no todo lo infrecuente conlleva una psicopatología. Esto lleva a un segundo supuesto central, además de la frecuencia, para definir las psicopatologías: el supuesto de la continuidad. Según éste, los elementos constitutivos de las psicopatologías se hallan presentes en la normalidad, pero constituyen una exacerbación, por exceso o por defecto, de esa normalidad. De modo que las diferencias entre lo normal y lo patológico son de naturaleza cuantitativa, de grado. De ahí que se use el prefijo a- para definir las conductas anormales que además de poco frecuentes, tienen los mismos elementos de normalidad pero en un grado o bien excesivo, o bien escaso. De esta forma el criterio estadístico no sólo forma parte del contexto del descubrimiento, sino también es parte del contexto de la explicación y la justificación. B. LOS CRITERIOS SOCIALES E INTERPERSONALES Sullivan dio el nombre de consensual para señalar que la definición de las psicopatologías es una cuestión de normativa social, es decir, del consenso social que se alcance al respecto en un momento y lugar determinados. Lo psicopatológico no sería más que una construcción social y una convención que la comunidad adopta en un momento, lo que en un contexto cultural social o histórico se considera normal en otro no, y a la inversa. Nuestra cultura occidental ha sido una de las que históricamente más se ha preocupado por delimitar normas de ese estilo que, en muchos casos, implican juicios de valor peyorativos de forma que diagnosticar se convierte en etiquetar y marcar para siempre a su destinatario. La solución no es ignorar ni abandonar la clasificación, si no estudiar y definir del modo más preciso posible esas normas y supuestos en los que se fundamenta la actividad clínica para evitar dejarse llevar por prejuicios o falsa moral. La adaptación a los modos de comportamiento esperables, definidos como correctos y habituales, se ha señalado también como un criterio para la presencia o ausencia de psicopatologías. La adecuación a su rol social, es decir la medida en que una persona se comporte piense o sienta como sus congéneres o como estos esperan que haga, constituye muchas veces el marco de referencia para catalogar la normalidad. Pero no es fácil determinar que se entiende por adaptación social. Más importante aún: no se puede suponer que esa adaptación es sinónimo de salud mental. En casos como entornos marginales por ejemplo, la adaptación supone aceptar los comportamientos marginales aun no siendo positivos. Una solución para este problema de definir la adaptación es postular la existencia de condicionantes situacionales, que serían los responsables de la aparición de psicopatologías. Examinando el contexto social del individuo pero sin olvidar la parte de su voluntad, autodeterminación y capacidad de decisión, se puede llegar a comprender el origen y mantenimiento de muchos comportamientos “anormales”. C. LOS CRITERIOS SUBJETIVOS O INTRAPSÍQUICOS Los criterios subjetivos, intrapsiquicos o personales, son los cuales es el propio individuo el que dictamina sobre su estado o situación, lo que se suele traducir en quejas y manifestaciones verbales o de comportamiento sobre infelicidad, incapacidad, retraimiento social, poca eficencia, etc. Una variante de este criterio es el alguedónico que hace referencia al sufrimiento personal, propio o ajeno, como elemento definitorio de una psicopatología.

Psicopatología 14/15

Cristina Gil

El principal problema de estos criterios reside en que implican que una persona siempre es consciente de sus problemas e incapacidades, de su naturaleza y de su alcance. Cosa que no siempre es así, dado que en muchos casos el individuo está muy lejos de ser consciente de su problema, ni de que tiene uno, y no decide buscar ayuda especializada. Además no todas las personas que manifiestan esas quejas o que se comportan de manera poco eficaz son catalogables como psicopatológicas. El criterio subjetivo o personal no tienen en cuenta los efectos que un comportamiento anormal produce en el contexto social inmediato de la persona que lo exhibe (cosa que el alguedónico si hace). Ninguno de los dos permite distinguir entre, por ejemplo, psicopatologías y reacciones normales de adaptación al estrés. Son por tanto criterios insuficientes a nivel explicativo y a la hora de analizar consecuencias, aunque hay que tenerlos en cuenta por que la información que una persona nos proporciona de sí mismo y de su estado es una fuente de datos muy valiosa. D. LOS CRITERIOS BIOLÓGICOS Este grupo de criterios es muy amplio, puesto que son muchas las disciplinas que se encuadran en perspectivas biológicas o físicas de las personas: genética, neurología, bioquímica, etc. Todas tienen un mismo supuesto básico: que las diferentes psicopatologías son, fundamentalmente, la expresión de alteraciones y/o disfunciones en el modo normal de funcionamiento, bien de la estructura, bien del proceso biológico que las sustenta. Pueden ser causadas por la acción de agentes patógenos externos (entonces se califican con el prefijo dis-) por carencia de elementos constituyentes (y entonces se aplica el prefijo a-), o por una ruptura del equilibrio normal de los diferentes procesos, elementos o estructuras (en este caso el prefijo suele ser hiper- o hipo-). Asumir una etiología orgánica como explicación última y exclusiva a la aparición de psicopatologías implica adoptar el término de “enfermedad mental”. Estos términos en psicología supusieron una ruptura radicl con las perspectivas mágicas-místicas y religiosas. De ahí su importancia y no podemos negar su existencia, pero descubrir una etiología orgánica para una psicopatología no significa que se descarten sin más la intervención de otros factores (ya sea en su origen, mantenimiento o en las consecuencias) psicológicos o sociales más allá de los de naturaleza orgánica y biológica. Además de organismos biológicos, somos seres sociales, con aprendizajes, memorias, experiencias etc. Y hay que tener en cuenta todos estos aspectos para la intervención terapéutica. E. CRITERIOS DE ANORMALIDAD: ALGUNAS CONCLUSIONES Todos los criterios de anormalidad expuestos son necesarios, pero ninguno es suficiente por sí mismo para la psicopatología. Uno de los objetivos de la disciplina consiste en delimitar el peso relativo de cada uno de estos criterios a la hora de clasificar, definir y/o predecir los comportamientos anormales o enfermedades mentales. No hay que olvidar que la elección de un criterio en exclusiva conlleva optar por una teoría y modelo concreto y descartar otros. Postulados o principios generales sobre los que basarnos para caracterizar y catalogar un determinado modo de pensar, actuar o sentir como anormal o psicopatológico: 1. No hay ningún criterio que por sí mismo sea suficiente para definir una actividad o sentimiento como psicopatológico, desviada o anormal. 2. Ningún pensamiento ni comportamiento es psicopatológico por sí mismo. Para clasificarlo como tal es necesario apelar a una amplia gama de condicionantes contextuales, analizar su utilidad adaptativa y estratégica.

Psicopatología 14/15

Cristina Gil

3. La presencia de psicopatologías representa un obstáculo importante para el desarrollo individual de la persona que las mantiene, o para su grupo social más cercano 4. Las dificultades que tienen estas personas les impiden lograr sus niveles óptimos de desarrollo social, afectivo, intelectual y/o físico. Esas dificultades están producidas por las anomalías en sus actividades, procesos, funciones y/o estructuras, ya sean cognitivas, afectivas, sociales, biológicas… 5. Los elementos definitorios de psicopatología no difieren en los que definen la normalidad más que en términos de grado, extensión y repercusiones. Es más correcto adoptar criterios dimensionales. 6. La presencia de psicopatologías no conlleva necesariamente ausencia de salud mental. Hay anomalías mentales, como un simple lapsus de lenguaje o de memoria que son muy corrientes en la vida y que se experimentan aun teniendo una buena salud. Existen por tanto distintos grados de alteración mental y no todos implican enfermedad mental. 7. Del mismo modo, la salud no implica simplemente ausencia de enfermedad, sino también presencia de bienestar: “un estado que permite el desarrollo óptimo físico, intelectual y afectivo del sujeto en la medida que no perturbe el desarrollo de sus semejantes”

3. LOS MODELOS EN PSICOPATOLOGÍA Si bien los criterios no deben identificarse con los grandes sistemas o modelos sobre la conducta anormal, lo cierto es que las diferentes perspectivas teóricas sobre la conducta anormal se basan en tales criterios y, en principio, se diferencian entre sí según el mayor o menor énfasis que pongan en cada uno de ellos. Por eso también hay múltiples modelos: biomédico, cultural, humano, cognitivo, social…. Etc. Algunos de ellos, más que constituir un sistema teórico, se limitan a destacar algunos aspectos de los fenómenos psicopatológicos, por ejemplo el psicodinámico. Otros enfoques, como los sociales o humanistas, consisten en un conjunto de críticas sobre los grandes modelos, como el médico, o en enfatizar otros aspectos de la realidad humana, señalando cuestiones de relevancia para la psicopatología. Por eso vamos a centrarnos en tres grandes orientaciones teóricas que cubren adecuadamente el panorama de la psicopatología: la perspectiva biomédica, conductual y cognitiva. (ver tabla 2.1 en las pag. 42-43 del libro)

4. EL MODELO BIOLÓGICO La perspectiva biológica, denominada también biomédica (o médica), fisiológica o neurofisiológica (neurociencia), asume como principio fundamental que el trastorno mental es una enfermedad, al igual que cualquier otra enfermedad física. En consecuencia, las alteraciones psicopatológicas se producen porque existen anormalidades biológicas subyacentes (genéticas, bioquímicas, neurológicas, etc.). Por tanto, según este modelo el tratamiento deberá centrarse en corregir tales anormalidades orgánicas. A. Bases biológicas de la conducta anormal El comportamiento anormal es una enfermedad producida por el funcionamiento patológico de alguna parte del organismo. Los trastornos mentales están relacionados por tanto con alteraciones celulares del cerebro. Estas alteraciones pueden ser anatómicas (tamaño o forma de las regiones) o bioquímicas (del funcionamiento neuronal, por exceso o defecto de elementos químicos). Dichas alteraciones pueden ser resultado de factores genéticos, trastornos cardiovasculares, traumas físicos, estrés, etc.

Psicopatología 14/15

Cristina Gil

Según Buss pueden distinguirse hasta tres tipos diferentes de enfermedad:  Enfermedad infecciosa: cuando un microorganismo ataca a un órgano o sistema orgánico, como la gripe o la hepatitis  Enfermedad sistémica: causada por un mal funcionamiento, como la diabetes  Enfermedad traumática: como la fractura de un brazo o el producto de ingerir una sustancia tóxica. A partir de los años 50 se intensificó por aplicar el modelo sistémico a la conducta anormal. Se empezó a considerar que algunas formas de conducta anormal podían deberse a desequilibrios de la química del sistema nervioso, cosa que actualmente está confirmada por abundante evidencia empírica para muchos trastornos del comportamiento. Tradicionalmente, los denominados trastornos mentales orgánicos se han diferenciado de los trastornos mentales funcionales, éstos son patrones de conducta anormales sin claros indicios de alteraciones orgánicas cerebrales. Sin embargo, los defensores a ultranza del modelo biológico, y por ende del papel jugado por las variables fisiológicas, sostienen que en muchos trastornos denominados funcionales, como los trastornos de ansiedad, depresión y esquizofrenia, se han descubierto disfunciones orgánicas en el cerebro. Gracias a los estudios de psicotrópicos en el cerebro sabemos que las alteraciones en la actividad de los diversos neurotransmisores pueden asociarse a diferentes trastornos mentales. También se plantea que si un determinado trastorno ocurre con una relativa frecuencia en una familia en relación a la población general, quizás es porque alguno de los miembros de esa familia ha heredado una predisposición genética a padecerlo. Se habla así de las bases genéticas de la esquizo...


Similar Free PDFs