Rol del AT - El rol que realiza el acompañante terapéutico en su contexto PDF

Title Rol del AT - El rol que realiza el acompañante terapéutico en su contexto
Author Adriana Veronica Garcia
Course Neurociencias
Institution Universidad FASTA
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El rol que realiza el acompañante terapéutico en su contexto...


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ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO. Unidad Nº 01

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO (AT)

1) BREVE

HISTORIA

DEL

SURGIMIENTO

DEL

ACOMPAÑANTE

TERAPÉUTICO.

DEFINICIÓN DEL ROL ESPECÍFICO DEL AT. FUNCIONES DEL AT. EL ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO EN LA ESTRATEGIA DE UN TRATAMIENTO. EL APORTE DEL AT COMO MIEMBRO DEL EQUIPO TERAPÉUTICO. EL ESPACIO DE LA SUPERVISIÓN.

2) PERFIL, HABILIDADES DEL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO. 3) ESPECIFICIDAD DEL ENCUADRE DEL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO:

 Modalidades y áreas de inserción: en proceso psicodiagnóstico, internaciones, ambulatorio, internación hospitalaria e internación domiciliaria. Hospital de día. Hospital de noche.

 La demanda en el AT.  Momentos del vínculo en el AT. 4) RELEVANCIA DEL ROL DEL AT EN LA ACTUALIDAD EN ARGENTINA.

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ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO. Unidad Nº 01

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ROL Y FUNCIÓN DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO

“Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada individuo es una varieda su especie.” Don Quijote de la Manc

1. BREVE HISTORIA DEL SURGIMIENTO DEL AT. DEFINICIÓN DEL ROL ESPECÍFICO DEL AT. FUNCIONES DEL AT. EL ROL DEL AT EN LA ESTRATEGIA DE UN TRATAMIENTO. EL APORTE DEL AT COMO MIEMBRO DEL EQUIPO TERAPÉUTICO. DIFERENCIACIÓN DEL ROL DEL AT. EL ESPACIO DE LA SUPERVISIÓN. a) Breve historia del surgimiento del acompañante terapéutico (AT) En el presente apartado se realizara un recorrido por los principales acontecimientos y hechos que marcaron el surgimiento de la práctica del acompañamiento terapéutico (AT). Teniendo en cuenta la relevancia que este rol tiene en la actualidad. Diversos autores convergen en que el AT surge en la década del 60 en nuestro país, a partir de dicho momento esta práctica ha tenido un gran desarrollo en Latinoamérica, principalmente Argentina, Uruguay y Brasil, como así también en países Europeos como España. Para conceptualizar el surgimiento de esta práctica nos basaremos en las investigaciones y artículos escritos por Rossi y Pulice (1994). Dichos autores señalan que no existen actualmente precisiones sobre el comienzo de esta práctica en la Argentina, dándose distintas versiones acerca de su surgimiento, de los motivos y de las conceptualizaciones en las cuales pudo haberse orientado. Existen versiones que ligan su comienzo estrechamente a la práctica psiquiátrica, pero ha estado vinculado de una manera muy poco rígida a la psiquiatría tradicional, debido a la especificidad del rol. Lo que si podemos señalar, en un principio, es que esta función surge a partir del marco conceptual y del trabajo terapéutico que produce, a nivel mundial, el desarrollo del Hospital de Día en Salud Mental. Tal hito puede ubicarse luego de la Segunda Guerra Mundial, y que en nuestro país tiene un gran auge a partir de la década del 60´. Además, como marco general del surgimiento del AT, tenemos que agregar la influencia que tuvo en nuestro país la anti psiquiatría, en distintas corrientes, y la importancia que adquiere aquí el psicoanálisis para el tratamiento y la teorización del campo psicopatológico. Según lo planteado por Kuras (2002), se asocia el surgimiento de esta práctica al Dr. Eduardo Kalina. A finales de la década del 60´ surge un agente dentro de la práctica clínica psiquiátrica al que Kalina llamaba, en un primer momento, amigo calificado. Poco tiempo después este primer nombre habría sido sustituido por el de acompañante terapéutico (a.t.). Ya que este cambio de denominación, implicaba un cambio de rol: “con esto se acentúa el aspecto terapéutico por sobre la amistad, y se establece un vinculo con el paciente desde un rol establecido y no desde el rol que el paciente quiera” (Kuras de Mauer y Resnizky, pág. 110). 2|Página

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Al manifestar la necesidad de trabajar desde un abordaje múltiple, incluye esta función para la atención de pacientes en crisis, o en casos que presentan una interrupción de tratamientos, y su fracaso, de manera recurrente. Cabe señalar que a la práctica clínica que el Dr. Kalina se refería y a la cual se dedicaba en ese momento, era el trabajo con adolescentes con problema. Por lo tanto el rol del a.t. “no agotaba su campo en las acciones recíprocas propias de la amistad, sino que se fundaba en la asimetría” (Kuras de Mauer y Resnizky, pág. 110). Otra de las versiones que puede ser tenida en cuenta, sitúa los orígenes de esta función dentro de la clínica psiquiátrica, y de una apertura en el interior de esta. Según el Dr. Jorge García Badaracco, desde 1960 trabajaba con a.t., siendo Jefe de Servicio del Hospital Borda. Badaracco manifiesta que “es una técnica usada desde hace muchos años en países como los EEUU porque no es intrusiva, ni invasiva, y resulta altamente continente”. También el Dr. Julio Moizeszowicz, especialista en psicofarmacología, comenzó a trabajar hacia finales de la década del 70 con este recurso, en paciente severamente perturbados, para “tratar de encarar su enfermedad en el quehacer cotidiano”, mediante el trabajo interdisciplinario, en red. Reconoce entre sus precursores a los Dres. Badaracco y Kalina, y conceptualmente toma el modelo de Comunidad Terapéutica Diurna. Otra de las explicaciones posibles al surgimiento del a. t. la vincula con profesionales que trabajaron en esta práctica desde principios de los años 70. Desde esta posición, el a.t. habría comenzado como una alternativa frente a la internación psiquiátrica. Dicha posibilidad se les planteaba a algunos terapeutas, en su mayoría psicólogos y psicoanalistas jóvenes, a los que se les solicitaba - desde algunas familias- un tratamiento de emergencia, para pacientes en crisis para quienes se quería evitar la internación psiquiátrica. Recurrían entonces a la utilización del a.t. como recurso que permitía sostener una internación domiciliaria. Por lo que en ese momento la posición del a.t.- al ser un rol en construcción- se encontraba bastante indiferenciada a la del terapeuta. En el presente Curso se utilizará AT para referirnos a acompañamiento terapéutico y at para acompañante terapéutico. También cabe mencionar la experiencia relatada por el Dr. Juan Carlos Stagnaro, quien manifiesta que como terapeuta necesitaba en ocasiones recurrir a otras personas, debido a las dificultades que se le presentaban para sostener un tratamiento, y utilizaba para esto recursos cercanos a la familia, o de la realidad social inmediata. Ligaba al Acompañamiento terapéutico a un trabajo extra muros, realizando los a.t. actividades relacionadas con la contención en momentos de crisis, o el uso de tiempo libre, o actividades de animación grupal o socialización. A partir de lo mencionado anteriormente, se vislumbra que el trabajo clínico con a.t. fue respondiendo a diferentes necesidades clínicas, y orientándose de manera diversa. La complejidad en establecer de manera precisa el surgimiento de esta práctica, se refleja en las características del rol y de su función, ya que de acuerdo a cada explicación posible de comienzo del AT se explica y se define de manera diferente el campo de acción de este agente. Por lo que aparecerán- posteriormente- dificultades al momento de intentar definir y darle una articulación teórico-clínica precisa a esta función. Es necesario señalar, además, una serie de elementos que determinaron el desarrollo del AT, ya que constituyen variables a tener en cuenta al desarrollar su historia en la Argentina, y al comenzar a configurar su función. En primer lugar, señalamos la carencia en nuestro país de instituciones intermedias en el ámbito de la Salud Mental; es decir, instituciones que permitan alojar, contener, y tratar a pacientes que egresan de una internación psiquiátrica, o aquellos pacientes de menor 3|Página

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO. Unidad Nº 01 gravedad, que no reúnen los criterios actuales de internación, pero que requieren un tratamiento especifico, en muchos casos sin apoyo socio-familiar. Por lo que el a.t. fue solicitado así en muchas ocasiones, para favorecer la inserción social del paciente, permitiendo suplir en algunos casos falencias institucionales de una contención adecuada. Por otro lado, Rossi y Pulice (1994) señalan que si el recurso del AT es utilizado con precisión, representa costos accesibles para una franja de pacientes a los que les puede resultar inaccesible el tratamiento en una institución privada adecuada. Por último, otro elemento de incidencia en relación a este desarrollo fue lo que ocurrió con el aumento de estudiantes y egresados de la carrera de Psicología a partir del año 1983, ya que se modifico el acceso convirtiéndose en ingreso irrestricto. Los autores señalan que dicho acontecimiento ha tenido gran incidencia en la expansión de la práctica del AT, ya que se presento como una posibilidad de salida laboral, permitiendo el contacto y aproximación a los primeros pacientes. Los hechos mencionados anteriormente, junto con los primeros intentos en la difusión y formación del rol del a.t. dieron lugar a una mayor institucionalización del acompañante como un “agente” más de la Salud Mental. En diversas oportunidades, se presento el AT, como una alternativa más en el abanico de ofertas de tratamiento de una institución, sin tener en cuenta la valorización real y clínica de la incorporación de este agente al equipo de trabajo. Lo que perjudicó a la práctica misma del acompañante ya que, en ocasiones, no estaba definido el lugar propio del at en la estrategia de abordaje específico del paciente en cuestión. Por lo que fue contraproducente para el desarrollo de la práctica y a su vez conllevó una desvalorización de su eficacia terapéutica, debido a su utilización inadecuada e indiscriminada. Dicha situación, produjo confusiones con respecto al rol, exigiendo a los acompañantes tareas que son propias de otros roles: enfermeros, cuidadores, terapeutas, etc.; exponiendo al a.t. a situaciones de maltrato en esta práctica. En el recorrido del surgimiento y el posterior desarrollo de la práctica del AT, se fue consolidando como una oferta válida para:  El terapeuta, como una opción para sostener esquemas de tratamientos ambulatorios con un paciente en crisis, para la reinserción en la familia luego de una internación, y que se da con un recurso humano que permite un trato más personalizado, y acotado a una estrategia EL AT ES UNA OFERTA VÁLIDA PARA: específica, en la medida en que se cuente con una formación técnica o profesional.  Para la familia , como otro que acompaña y  El terapeuta. sostiene a este sistema en la situación de crisis en la que se encuentran, y que permite  La familia. una nueva mirada sobre “el enfermo” posibilitando nuevas formas de vinculación.  El paciente.  Para el paciente , como una presencia significativa, estable, que permita alojar su sufrimiento, que lo acompaña sin juzgar. A partir de este encuentro con un otro puede construir un vinculo que favorezca la concreción de los objetivos terapéuticos, como así también dar lugar a la expresión y reconocimiento de su singularidad, posibilitando el desarrollo de sus potencialidades desde una mirada que rescate la persona de posibles “rótulos” que lo “patologizan” aún más. b) Definición del rol específico del acompañante terapéutico Luego de haber realizado un recorrido por la historia del surgimiento del AT, se intentará dar cuenta de las características propias del rol del a.t. En primer lugar, haciendo referencia a la etimología del término y en segundo lugar, trazando aquellas características generales que se tienen en cuenta al hablar del rol del Acompañante Terapéutico.

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ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO. Unidad Nº 01 Cabe aclarar que en el presente apartado se tomarán aspectos generales que, luego, en cada unidad se profundizarán de acuerdo a las modalidades de intervención del a.t., su área de inserción, etc. Ahora bien, ¿qué decimos cuando hablamos de acompañar? , más aún, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de Acompañamiento Terapéutico?.

Para responder dichas preguntas recurriremos a l a etimología del término:  La palabra acompañamiento tiene la misma raíz que la palabra compañero y deriva del latín “comedere” (comer) y panis (pan) que significa comer del mismo pan, es decir, compartir.  La palabra terapéutico fue tomada del latín therapeutica que significa tratados de medicina. Y esta a su vez fue tomada del griego therapeutikós que significa el trabajo del sirviente encargado de cuidar a alguien. Muchos autores han analizado la práctica del AT en a partir de su definición etimológica. Podemos decir, entonces, que el acompañamiento terapéutico se basa en un compartir con un otro, en un vinculo que se encuentra escrito dentro del marco del cuidado, en otras palabras en el marco de la cura. Entendiendo a esta no como una meta a alcanzar sino como un camino posible, un sendero por el cual pueden transitar dos personas a partir de un encuentro, de un modo de vinculación único y saludable. Cavanga (1996) define al at como un agente de salud entrenado para realizar, básicamente, una tarea de contención a pacientes crónicos y agudos, en un nivel vivencial no interpretativo, y para el cual debe poner el cuerpo y constituir una presencia receptiva, cálida y confiable. La autora señala que el a.t. trabaja inserto en un equipo terapéutico interdisciplinario, siguiendo la consigna del terapeuta de cabecera, o del coordinador del equipo. La importancia de esta característica, ya la señalaban Susana Mauer y Silvia Resniky (1985): El acompañamiento Terapéutico, al trabajar en un nivel dramático-vivencial, no interpretativo, muestra al paciente, in situ, modos diferentes de actuar y reaccionar frente a las vicisitudes de la vida cotidiana. Esto resulta altamente terapéutico. Primeramente, porque rompe con los modelos estereotipados de vinculación que lo llevaron a la enfermedad. En segundo lugar, porque ayuda al paciente a aprender, a esperar y a postergar. Y, finalmente, porque le ofrece la posibilidad de adquirir, por identificación, mecanismos de defensa más adaptables. (pág 40) Al decir que el a.t. trabaja en un nivel vivencial, se hace referencia al espacio de la cotidianeidad del paciente en el cual se inserta y desarrolla su función. Este enfoque de mínima distancia y gran disponibilidad afectiva favorece una mayor eficiencia terapéutica. En el apartado anterior hemos observado cómo se fue gestando el rol a partir de la necesidad de contar con más posibilidades para tratar pacientes de difícil abordaje y debido, en parte, a la insuficiencia de los tratamientos convencionales. Hoy la perspectiva laboral para el AT amplía el abanico de posibilidades, y es llamado para acompañar situaciones que presentan dificultades de mayor o menor complejidad. En la actualidad, el acompañamiento terapéutico constituye un rol de múltiples funciones, compartir, escuchar, observar, ayudar a hacer cosas, frenar impulsos, contener, estimular pero no interpretar; son las funciones en las que diversos autores convergen. 5|Página

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO. Unidad Nº 01 Es importante destacar que el a.t. es un agente de salud capacitado para sostener, cuidar, aliviar y compartir las ansiedades, angustias y desequilibrios de enfermos con perturbaciones emocionales que se encuentran en crisis y se ven imposibilitados para generar respuestas adaptativas antes situaciones internas y externas que se presentan en la vida de la persona. Un aspecto fundamental se desprende de lo anteriormente señalado, a saber qué: la relación entre acompañado y a acompañante no es una relación simétrica, de igualdad ni de amistad. “Sino que el acompañante se inserta en una estrategia, una estrategia dirigida a una cura y esto es lo que lo diferencia de una situación no terapéutica en la que solo se comparte algo con el otro” (Cavagna, 2008, pág. 2 ). Este aspecto es esencial al momento de definir qué es el Acompañamiento Terapéutico A partir de lo desarrollado, surge entonces la pregunta: ¿qué es entonces lo distintivo del Acompañamiento Terapéutico? ¿Cuál es su principal herramienta de trabajo? La respuesta es simple, y a la vez compleja: lo característico del rol del acompañante terapéutico está dad o en el vínculo… Dicho aspecto particular del rol del AT se desprende del origen mismo del término, mencionado anteriormente. En este “compartir“ tan singular, se producen ROL modificaciones, cambios que son posibles en tanto y en cuanto se produzca un encuentro, un El acompañante vínculo. Vinculo que se posibilita a partir del terapéutico es un agente reconocimiento de un otro, un otro de salud capacitado q significativo con el cual puedo construir, armar, trabaja dentro de un desarmar, y volver a armar ese camino de a dos equipo multidisciplina que solo puede desplegarse a partir de una presencia comprometida. Y es allí donde emerge el sentido de lo terapéutico, en relación a la posibilidad de que este vínculo se encuentre escrito dentro del marco del cuidado, del cuidado por el otro, del cuidado de sus deseos, intereses, de su sufrimiento. Por lo que, en este caso, lo terapéutico está inscripto en el vínculo. Durante medio siglo, la psiquiatría ha tratado de interpretar la mente humana como un simple mecanismo, y en consecuencia, la terapia de la enfermedad mental como una simple técnica. En algunos sectores esta situación ha ido abriendo caminos distintos y ha dado lugar, a poder vislumbrar en el horizonte destellos de humanización. Es allí donde el rol del AT encuentra tierra fértil para poder desplegarse. A partir de una concepción psiquiátrica dinámica opuesta a los planteos que excluyen al enfermo mental aislándolo de su familia, de su entorno, de la comunidad. Por lo que el a.t. como agente auxiliar de salud comienza a escribir la historia en la corriente que buscar restituir la posibilidad de dialogo a partir de un encuentro. Es justamente este vinculo con el otro, el objetivo y a su vez el medio, el instrumento en el que radica la eficacia del acompañamiento terapéutico. En tanto se construye un vínculo, una relación estable, donde la presencia de la contención es insustituible. En el intento de la consolidación de esta relación es donde se evidencia la necesidad de una postura ética. Retomando el campo del acompañamiento terapéutico se advierte que en el centro mismo de su devenir se encuentra la posibilidad de crear un nuevo ritmo de a dos, con dos, en un solo espacio, no solo físico sino subjetivo, en donde ambos desplieguen las alas de la creatividad y puedan reconocerse como semejantes, y diferentes a la vez, respetándose y acompañándose en sus tiempos. Es decir, otro humano que no me es indiferente, sino que su presencia, así como la mía transforma, libera, tensiona, alivia. Dejar a un lado su propia subjetividad (entendiendo por ella los propios deseos, intereses, juicios, etc.) y prepara el terreno para que pueda florecer la subjetividad de ese otro, y poder juntos cuidarla a partir de la presencia estable, atenta, activa, disponible, significativa. En esto radica la eficacia del acompañante terapéutico.

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ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO. Unidad Nº 01 c) Funciones del at Anteriormente se ha hecho referencia a que el rol del a.t. es un rol de múltiples funciones. Dichas funciones se relacionan con la posibilidad- que brinda el acompañamiento terapéutico- de pensar y diseñar la estrategia de tratamiento en función a la singularidad del paciente. Por lo que, las funciones que desarrolla el at dependen- en gran parte-de los objetivos particulares que se planteen en el caso concreto. Sin embargo, algunos autores plantean ciertas funciones “generales” del rol del acompañante, que se presentan sintetizadas a los fines didácticos. Según Kuras de Mauer y Resnizky (2003), pioneras en la práctica del Acompañamiento Terapéutico, el a.t. tiene las siguientes funciones: 

Contener al paciente: La contención es fundamental y constituye la primera función del Acompañante Terapéutico, cualquiera sea el momento del proceso en que se hallen los pacientes. El Acompañante Terapéutico se ofrece como sostén, auxiliando al paciente en su imposibilidad de delimitarse a si mismo. Acompa...


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