Tema 2 La dinastía Julio-Claudia PDF

Title Tema 2 La dinastía Julio-Claudia
Author Irene Oslé
Course Historia De La Roma Imperial
Institution Universidad Autónoma de Madrid
Pages 15
File Size 325.1 KB
File Type PDF
Total Downloads 5
Total Views 131

Summary

E.S.M...


Description

TEMA 2. LA DINASTÍA JULIO-CLAUDIA Historia del Imperio e historia de los emperadores. Si la historia de la República se identifica con la historia de la clase política dirigente (la aristocracia senatorial), la del Imperio no es idéntica a la de los emperadores. La evolución del Imperio romano, creado por Augusto, es producto de la vitalidad interna de los fundamentos en los que se apoya, y por tanto, independiente de las circunstancias personales de los sucesores de Augusto. Sin embargo, nuestras fuentes de documentación (Tácito, Suetonio y Dión Casio), al poner el énfasis en el destino de los emperadores, mientras pasar por alto la historia del Imperio, han contribuido a crear una tradición que, en la descripción del Imperio romano, parte y depende de los detentadores del poder imperial. La tradición historiográfica. Esta historiografía imperial surge o de los círculos senatoriales y por eso la imagen que nos ha sido transmitida de cada gobernante está en íntima relación con la correspondiente actitud frente al estamento senatorial. La historia del Imperio es una historia de “buenos” y “malos” emperadores, que la investigación moderna ha de sopesar para superar la parcialidad de estos autores. Los emperadores julio-claudios. Los problemas de interpretación son especialmente graves en los inmediatos sucesores de Augusto, los 4 miembros de la llamada dinastía julio-claudia. Ligados por lazos de sangre a la familia de Augusto y Livia (de ahí el nombre de julio-claudios), su subida al poder fue consecuencia de este parentesco, aunque el calificativo de “dinastía” no tenga justificación institucional. Si hacemos excepción a Tiberio, designado sucesor por el propio Augusto, los tres restantes miembros de la dinastía accedieron al poder entre la violencia de la guardia imperial, por una parte, y las intrigas y complots de palacio por otra. Pero, al lado de esta historia de corte, corre la historia del Imperio romano, la de un inmenso espacio que pacificado en su interior y protegido en sus fronteras, progresa y se desarrolla en los cauces de la administración romana.

TIBERIO (14-37 d.C.) EL GOBIERNO DE TIBERIO Tiberio Claudio Nerón, hijo de la segunda esposa de Augusto, Livia, y adoptado por el prínceps, es un eslabón clave en la historia del Imperio porque representa la transición de un poder personal, fundamentado en méritos propios, aun principio, a un poder dinástico. Personalidad. Tiberio era uno de los hombres más capacitados de la vieja aristocracia romana: sus dotes de estadista y militar habían sido probadas durante el reinado de Augusto. Pero su carácter, silencioso y huraño por naturaleza, y sus amargas experiencias y frustraciones (el obligado divorcio de su primera mujer, su desafortunado matrimonio con Julia, el exilio de Rodas, la conciencia de haber sido elegido como último recurso, etc.), hacían del nuevo príncipe de 57 años de edad, un hombre prematuramente viejo, amargado y desilusionado, incapaz de atraer la simpatía y comprensión de su entorno.

Concepto del poder. Republicano por convicción, Tiberio aspiraba a un poder descargado del carácter excepcional que había tenido con Augusto, y aceptó, entre dudas, el Principado con el tono de un aristócrata que asume una magistratura extraordinario en el contexto de la constitución republicana. Preocupado, sobre todo, por la definición jurídica de su poder, no aceptó ni los títulos excepcionales, como el de pater patriae, ni honores divinos. Es más, renunció al título de Imperator y prefirió ser llamado prínceps, para subrayar los aspectos civiles de su poder y su intención de gobernar con la estrecha colaboración del senado. Tiberio y el senado: la lex de maiestate. De acuerdo con esta política, Tiberio transfirió al senado la elección de los magistrados, solicitó su colaboración a través de los senataconsulta y lo convirtió en un alto organismo judicial, como tribunal para juzgar los crímenes de lesa majestad, cometidos por sus propios miembros o por el estamento ecuestre. La lex de maiestate, actualizada por Augusto, en la que se condenaban los delitos de conspiración contra el prínceps como crímenes de alta traición contra el Estado, contenía un buen número de aspectos negativos: la acusación estaba en manos de informadores de profesión (los delatores), cuyas denuncias eran objeto de recompensa, y el propio concepto de maiestas era tan impreciso que podía convertirse, en manos de un príncipe susceptible, en instrumento de terror. La filosofía política de Tiberio, empeñada en un programa de colaboración con el senado, se vio enfrentada a la realidad monárquica del Estado, apoyada necesariamente en el ejército. Por otra parte, el senado había perdido su capacidad de iniciativa, convertido en un estamento egoísta, preocupado sólo por preservar su posición, sin riesgos ni aventuras. Los deseos de colaboración del príncipe hubieron de convertirse en órdenes, y las órdenes generaron rencores e incomprensión por parte de los miembros del estamento, nacidos de su propia frustración e incapacidad. POLÍTICA INTERIOR El principado de Tiberio representa el desarrollo y consolidación de las instituciones creadas por Augusto, especialmente en la estructura burocrática, el sistema financiero y la organización provincial. Sin duda, el problema más crucial era el financiero, por los enormes gastos que exigía el pago de las fuerzas armadas. Ello obligó a Tiberio a emprender una política de ahorro, que al repercutir sobre la plebe urbana, le atrajo la impopularidad y el odio en Roma. Además, esta impopularidad se vio agravada por una serie de fatales acontecimientos, en el estrecho círculo del entorno imperial, que contribuyeron todavía más a la transmisión de la imagen de un Tiberio hipócrita, sanguinario y pérfido. Germánico. Tiberio había adoptado a su sobrino Germánico, hijo de su hermano Druso. Al frente del ejército estacionado en el Rin, emprendió dos campañas para intentar el sometimiento de toda la Germania hasta el Elba. Pero los modestos éxitos militares no parecían justificar los riesgos de esta conquista, y Tiberio hizo regresar a su sobrino a Roma con el pretexto de confiarle una misión diplomática en Oriente. Allí Germánico, en el desempeño de su misión, entró en conflicto con el gobernador de Siria, Cneo Calpurnio Pisón. Poco después, murió y Pisón fue acusado de haberle envenenado. El gobernador fue condenado pero la orgullosa viuda de Germánico, Agripina, hija de

Agripa y Julia, acusó del complot también a Tiberio y concentró en torno a su persona un partido de oposición contra el príncipe. Las ambiciones de Seyano. En este contexto, iba a intervenir un personaje, que la tradición considera como una de las figuras más siniestras de la historia romana, el prefecto del pretorio, Lucio Elio Seyano. Seyano concentró en un acuartelamiento dentro de Roma ( los castra praetoria) a las 9 cohortes pretorianas y con ello convirtió el cargo en uno de los factores de poder más decisivos e imprevisibles del Principado. Gracias a la confianza con que le honraba Tiberio, puso este poder, ilimitado e irresponsable, al servicio de su propio interés, con la meta final de conseguir el trono. Desaparecido Germánico, el más cualificado aspirante a la sucesión era Druso, el propio hijo de Tiberio, pero murió. Druso dejaba un hijo de corta edad (Tiberio Gemelo), por lo que Tiberio hubo de tener en cuenta a los dos hijos mayores de Germánico, Nerón y Druso, a los que recomendó ante el senado. Retiro de Tiberio a Capri. El ambicioso prefecto, obstaculizado así en sus planes, trató de profundizar al máximo el abismo entre el emperador y Agripina y sus hijos, con el círculo que los apoyaban. Para ello se sirvió de la ley de maiestate y de una tupida red de delatores, que involucraron en procesos de alta traición a los principales sostenedores del partido de Agripina. Tiberio, misántropo y amargado, decidió abandonar Roma y retirarse a la isla de Capri, donde, aunque siguió cumpliendo con sus deberes de gobierno, acabó por perder su escasa popularidad. El retiro voluntario significó un mayor alejamiento entre el senado y el emperador, mientras su favorito desplegaba sin limitaciones su influencia sobre la capital. Seyano logró comprometer con documentos a Agripina y a Nerón, su hijo mayor, hasta lograr que fueron enviados al exilio, donde murieron; también Druso, el hijo menor, acusado de complot fue retenido prisionero en el palacio imperial. La caída de Seyano. Pero la excesiva prisa de Seyano en su camino hacia el poder terminó por despertar las sospechas de Tiberio. En el año 31, puesto en guardia por Antonio la Menor, la madre de Germánico, preparó a su antiguo favorito una trampa fatal: tras nombrar a Sertorio Macrón nuevo prefecto del pretorio, lo envió a Roma con su despacho, dirigido al senado, en el que denunciaba los manejos de Seyano. LA alta cámara reaccionó de inmediato con el encarcelamiento y posterior muerte del odiado prefecto. La persecución de los partidarios de Seyano fue despiadada y desató una ola de terror, en la que pereció el propio Druso, hecho morir de hambre en el palacio, donde se encontraba prisionera. LA anterior desaparición de Nerón dejaba como únicos miembros de la familia imperial susceptibles de acceder al trono al tercer hijo de Agripina, Cayo, y al nieto de Tiberio, Tiberio Gemelo. Tiberio aún encontró fuerzas suficientes para continuar dirigiendo el Imperio con mano firme desde su retiro, hasta su muerte en el año 37. Aunque no designaba sucesor, instituía a Cayo y Gemelo como herederos a partes iguales de su fortuna privada. Al margen del trágico destino del emperador, su obra de gobierno permaneció fiel a los principios de Augusto, y sus decisiones, conservadores y prudentes, fueron beneficiosas para la estabilidad y desarrollo del Imperio como sistema político-social, en el marco de las estructuras romanas.

LAS PROVINCIAS Y LA DEFENSA DEL IMPERIO La frontera renano-danubiana. En la frontera ( limes) septentrional del Imperio, a la muerte de Augusto, estallaron motines en las legiones estacionadas en el Rin y Panonia, por la dureza del servicio y el escaso sueldo. Sus respectivos comandantes, Germánico y Druso, el hijo de Tiberio, lograron reconducir la situación con severidad y tacto. Como sabemos, Germánico condujo dos expediciones en el interior de Germania, mientras que Tiberio decidió interrumpir las acciones militares y prefirió utilizar los recursos de la diplomacia. El enfrentamiento entre los dos grandes jefes germanos, Arminio y Marbod, desvaneció el peligro de una Germania unida, enfrentada a Roma, y permitió organizar, tras las líneas del rin y el Danubio, la administración de los territorios bajo dominio romano: los distritos militares de Germania Superior e Inferior y las provincias de Dalmacia, Panonia y Mesia. Sólo en el reino cliente de Tracia, hubo que reprimir la sublevación de las tribus indígenas. Política oriental. En el largo confín oriental, el problema principal continuaba siendo la relación con los partos que Tiberio trató también de resolver a través de la diplomacia. La desaparición de varios reyes clientes de roma en las fronteras entre Roma y Partia, decidieron a Tiberio a transformar Capadocia en provincia y anexionar Comagene a la provincia de Siria. Pero el problema más grave seguía siendo el reino de Armenia, donde, tras varias vicisitudes, fue entronizado un candidato de los romanos. Sublevaciones en Galia y África. Sólo conflictos secundarios, en otros ámbitos del Imperio, exigieron la utilización de fuerzas armadas. En las provincias de la Galia, estalló una sublevación provocada por la avidez de los gobernadores en la recaudación de tributos. Dirigida por dos galoromanos, pertenecientes a la aristocracia indígena, Julio Floro y Julio Sacrovir, al frente de sus respectivas tribus, los eduos y los tréveros, pudo ser reprimida sin dificultad excesiva. También, en África, se rebelaron las tribus nómadas de mauritanos y musulamios, dirigidas por Tacfarinas, quién fue derrotado y muerto. Los musulamios son un pueblo situado en Argelia (Numidia romana), que están acostumbrados a colaborar con el ejército romano, estaban integrados. El descontento por los salarios y por el control de los recursos va a provocar que se declare una guerra liderada por Tacfarinas. La guerra durará siete años. En un primer momento la sublevación parece algo menor, no creen que vayan a tener un conflicto largo en África. Va a consumir muchísimos recursos. Se envía a dos legiones que van a ser derrotadas y castigadas duramente por Roma ( decimatio, proceso a través del cual se elimina a uno de cada diez soldados). El impacto psicológico que significa castigar a tus propios hombres es enorme. Tacfarinas vence a las legiones porque utiliza una táctica muy útil. Sabe que no tiene la fuerza de la legión, por lo que desarrolla una guerra de guerrillas. La legión era muy eficaz pero a la par era un ejército lento y compacto. Una vez que se producen las grandes derrotas, Tacfarinas envía una embajada diplomática a Tiberio solicitando una serie de beneficios, se pone de igual a igual con el emperador. Tiberio se lo toma fatal, lo considera un insulto. Va a llevar a cabo una serie de grandes acciones en África que van a llevar a la consolidación de África como provincia. Establece una serie de fortificaciones por el territorio para frenar el avance de los territorios rebelados.

Tacfarinas se suicida al ser derrotado, pero va a acabar especialmente mal para los africanos, ya que Numidia va acabar de facto en la nómica imperial y van a ser provincializada, sin reyes clientes ni leyes propias. Así, con un gobierno firme y una honesta administración, Tiberio logró conservar intacta la obra del fundador del Imperio y aseguró la continuidad de gobierno en el ámbito provincial, al margen de las luchas por la conquista del Principado en el centro del poder, Roma.

CALÍGULA (37-41) LOS COMIENZOS DEL REINADO. La indecisión de Tiberio en la elección de sucesor fue muy pronto resuelta en favor del último hijo de Germánico, Cayo, conocido como “Calígula”, sobrenombres que los soldados de su padre cariñosamente le daban, cuando siendo niño, paseaba por los campamentos con sus pequeñas botas reglamentarias de militar (caligae). En esta elección fue decisiva la intervención de Macrón, el prefecto del pretorio, que, tras hacer jurar a los pretorianos fidelidad al nuevo príncipe, consiguió del senado la investidura de Cayo. De este modo, el Principado, pacientemente construido por Augusto como lenta consagración personal, se transforma en una entidad constitucional, una institución monárquica dependiente de los soldados de Roma y de la investidura formal del senado. A su subida al trono, Cayo expresó su intención de colaborar con el senado, se preocupó de acumular honores y privilegios en los miembros de su familia, distribuyó donativos entre las fuerzas del ejército y la plebe, reclamó a los exiliados políticos y adoptó a Gemelo, el nieto de Tiberio. Tendencias despóticas. Pero estos comienzos moderados iban a dar muy pronto paso a un despotismo de corte oriental, arbitrario y cruel, que la tradición achaca a una enfermedad mental, sufrida por Cayo el mismo año de su subida al poder. Tras desembarazarse de Gemelo y de Macrón, el absolutismo del príncipe se volvió contra el senado, cuyos miembros sufrieron el terror de los procesos de la lex de maiestate. Empujados al suicidio o ajusticiados, las fortunas de las víctimas senatoriales sirvieron a Calígula para emprender una política de extravagante y caprichosa: espectáculos, fiestas, donativos y construcciones inútiles rompieron el equilibrio financiero y agotaron los recursos del Estado. Así pues, junto a todos estos crímenes, lleva a cabo una política pro-plebeya, panem et circenses. Para mantener a la plebe contenta y de su lado realiza espectáculo con animales exóticos, con mucha violencia, etc. Esto movía enormes masas de población. Además, va a realizar edificaciones portuarias, puesto que las rutas marítimas son más rápidas, más baratas y se puede mover más volumen, aunque conlleva más riesgo. También construye acueductos y mejora la calidad higiénica de las ciudades. En este periodo se construyen murallas para delimitar el territorio romano y así poder cobrar los impuestos, aunque también se produce un amurallamiento de ciudades por prestigio.

Política religiosa. La profunda diferencia entre Calígula y Tiberio, manifestada en ls relaciones con el senado y en la política económica, se mostró también en materia religiosa. La política religiosa de Tiberio fue tradicionalista y prudente, y mantuvo en cauces de moderación el culto imperial y las manifestaciones de lealtad de los provinciales. En cambio, Cayo procuró implantar un culto imperial, no sólo limitado a la apoteosis del soberano difunto, sino también a la divinización del príncipe reinante. Esta autodeificación, con actos extravagante como la aparición en público con vestiduras e insignias de distintos dioses y diosas, o la erección de templos con su estatua, se conecta con la intención de convertir el Principado en una monarquía absoluta al estilo oriental o helenístico, sobre la base de un poder real (el ejército y la guardia pretoriana) y la ruptura con las formas republicanas. Política exterior. El reinado de Calígula sería una antítesis del anterior. En Oriente, frente a la política de Tiberio a abolir los estados-clientes en las fronteras del Éufrates, Calígula devolvió la independencia a territorios de vital importancia estratégica como Comagene. En el sector germánico, dirigió personalmente una campaña sin resultados dignos de mención. Además, manifestó su intención de invadir Britania, pero la expedición no llegó a realizarse. Si hacemos excepción de las medidas militares y diplomáticas llevadas a cabo respectivamente en Germania y en el Oriente, la evolución del mundo provincial siguió su curso sin interferencias. Sólo en Judea, los intentos de imponer a los judíos la veneración cultual a su persona abrirían una fuente de malestar, con dramáticas consecuencias para el futuro. Asesinato de Calígula. Las ofensas y humillaciones a la clase senatorial, el gratuito desprecio hacia sus más cercanos colaboradores, las dementes medidas de política fiscal (con la creación de nuevas tasas e impuestos), fueron el caldo de cultivo de conspiraciones contra su persona. Una primera conjura, de senadores y miembros de la propia familia imperial, fue frustrada en el 39, pero en el 41, una vasta conspiración con la participación de senadores, caballeros, colaboradores íntimos y el propio pretorio, logró finalmente su propósito. Calígula fue asesinado. Más allá del imposible intento de un análisis clínico-patológico sobre la personalidad de Cayo, su actitud descubre la dinámica del nuevo poder imperial, tendente a renunciar al formalismo augústeo y a su compromiso con la aristocracia, para llegar a la afirmación de un poder absoluto, de un despotismo oriental, para el que los tiempos aún no estaban maduros.

CLAUDIO (41-54) La muerte de Cayo no podía significar ya la restauración dela República. Las dudas del senado en la elección de un sucesor quedaron resueltas por la guardia pretoriana con la aclamación como imperator de Claudio, el hermano de Germánico. Personalidad de Claudio. Era tío de Calígula, tenía 52 años y era poco agraciado físicamente. Tolerado como inválido e imbécil había sido excluido de los asuntos públicos, por lo que había vivido en el palacio imperial dedicado al estudio, llegando a convertirse en uno de los hombres más eruditos de su tiempo. Pero su falta de experiencia en la administración no significaba que el nuevo príncipe desconociera los deberes de un hombre de Estado, que asumió con honradez y sentido de la responsabilidad.

Augusto y Tiberio trataron de esconder la esencia monárquica del poder con la apariencia de un principado civil bajo formas republicanas. Claudio, sin embargo, acentuó la imagen del príncipe como cabeza del ejército y de la administración, y como supremo protector del Imperio. Así, dentro del respeto legal y formal a la tradición, Claudio haría un uso más abierto del poder monárquico, por lo que chocó con la vieja aristocracia senatorial.

GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN Claudio era un conservador y un innovador al mismo tiempo. Administración central. ...


Similar Free PDFs