Tema 3 - Apuntes 3 PDF

Title Tema 3 - Apuntes 3
Author Alfonso Mendez
Course Historia de las Relaciones Internacionales
Institution Universidad Pontificia Comillas
Pages 5
File Size 99.1 KB
File Type PDF
Total Downloads 68
Total Views 191

Summary

Download Tema 3 - Apuntes 3 PDF


Description

Tema 3 – Las revoluciones de 1830 y 1848 Tema 3 – Las revoluciones de 1830 y 1848 El orden establecido en Viena, tras los grandes disturbios originados por la Revolución Francesa, fue puesto a prueba. Mirando desde la actualidad podemos decir que el liberalismo ha triunfado, pero dicho triunfo es gradual y requiere varias victorias que se van produciendo a lo largo de la historia. El liberalismo aparece por oleadas en lugares distintos en 1820, 1830 y 1848. Sin embargo, el sistema de Viena se mantiene. La revolución liberal para Metternich era una vuelta al caos y a la guerra, contraria al desarrollo. Las distintas revoluciones que se produjeron tienen caracteres distintos. En algunos casos, estuvieron motivadas por el liberalismo que luchaba contra el absolutismo. En otros, los nacionalismos buscaban sobreponerse al dominio extranjero. En cuento al contexto de las revoluciones, la crisis de la industria y las malas cosechas dieron lugar a un aumento de la tensión en los años precedentes a los primeros movimientos En 1830 encontramos revoluciones liberales en Francia, Italia y Alemania. Las revoluciones de corte nacionalista tuvieron su modelo en la independencia de Iberoamérica, que apoyaba los ideales liberales. Por otra parte, la independencia de Grecia del Imperio Otomano (con el apoyo de Inglaterra, Rusia y Francia) significó un importante precedente. Los griegos no contaban con numerosas libertades dentro del Imperio. Por esto y otras razones, se rebelaron contra el Sultán de Constantinopla, algo antinatural según el Congreso de Viena porque iba contra el orden establecido. Sin embargo, las principales potencias europeas fueron las que permitieron la independencia de Grecia. Aunque suene contradictorio, los países solo siguieron sus propios intereses, argumentando como excusa que el Imperio Otomano no formaba parte del Concierto Europeo. Rusia, por ejemplo, quería debilitar a los turcos para abrirse al mar mediterráneo y expandir la religión ortodoxa. Este hecho era desfavorable para el Reino Unido, que se convertiría en el galante del Imperio Otomano durante todo el siglo XIX, para que Rusia no se hiciera con la región. Sin embargo, ¿cómo podían los británicos defender apoyar al Sultán tras conocerse las atrocidades que cometía? Ante la imposibilidad de apoyar a los turcos, Reino Unido decidió apoyar la independencia griega y ponerse del lado de Rusia. El objetivo de esto era repartir las ganancias y que no fueran todas para los rusos. Estos son los elementos que ayudaron a otros enfrentarse al poder, pues quienes lo habían intentado habían salido victoriosos (Grecia e Iberoamérica) y además habían sido apoyados. En Francia, devuelto el poder a los Borbones, Luis XVIII desarrolló una política de pactos con distintos bandos políticos. Su sucesor, Carlos X no consideraba estas acciones correctas y la situación degeneró hasta llegar a un ambiente prerrevolucionario. En este contexto, en el verano de 1830 se produjo la Revolución de París, en la que se obligó al monarca a abandonar el trono. Se estableció una monarquía parlamentaria, parecido a la británica, donde el rey estaba al servicio del pueblo. Asimismo, se creó una Constitución liberal y Luis Felipe de Borbón-Orleáns fue coronado como Rey de los Franceses. Aquí se establece un cambio de paradigma fundamental pues el rey está al servicio del pueblo y no al contrario.

1

Tema 3 – Las revoluciones de 1830 y 1848 Las potencias europeas vieron esta revolución como una amenaza potencial. Sin embargo, por su interés de mantenerse en el trono, el nuevo monarca consideró primordial mantener el orden internacional. Por ello, Francia prometió no buscar territorios, lo que tranquilizó al resto de países europeos. De esta manera, mientras Francia no desarrollara una política exterior agresiva, los demás países respetarían su régimen interno. A pesar de las buenas intenciones de Francia, los ideales revolucionaros se extendieron, al igual que los de la Revolución Francesa. Así, Francia se convirtió en un ejemplo para países como Bélgica. Este país no existía como tal, sino que era parte de los Países Bajos, un estado artificial creado para contener a Francia. Este estaba formado por distintos pueblos con idiomas y religiones diferentes. Los flamencos tenían un régimen fiscal más duro, estaban excluidos de los altos cargos y, en general, eran más pobres. La revolución en Bélgica, de esta forma, tenía un doble componente: nacionalista, contrario al dominio holandés, y liberal, en contra de los escasos derechos. El movimiento comenzó en agosto de 1830 con una protesta social, que reclamaba más libertades, ignorada por el rey de Holanda. Este hecho llevó a los belgas a la lucha. Curiosamente, consiguieron expulsar al ejército holandés de Bélgica y, a continuación, declararon la independencia. La ruptura de los Países Bajos, estado creado por el Congreso de Viena, habilitó la activación de los mecanismos de intervención de las potencias europeas para restablecer el orden. Así lo entendieron todos los estados, excepto Francia. Prusia y Rusia estaban dispuestos a intervenir en nombre de la Alianza. Austria, por su parte, presentó su apoyo moral, al no disponer del capital necesario para embarcarse en la guerra. Mientras tanto, Reino Unido llevó a cabo una política de neutralización que buscaba evitar que Bélgica quede en manos prusas, rusas o francesas. Los franceses querían que Luis Felipe interviniera en el conflicto a favor de la independencia belga. Sin embargo, el monarca valoró que la situación llevaría a una guerra nefasta para él y para y para Francia. Por eso, Francia llevó a cabo una política de no intervención que abogaba por que Rusia y Prusia no intervinieran. Las distintas potencias buscaron la resolución del problema a través de la negociación, siguiendo los principios del Congreso de Viena. Finalmente, en la Conferencia de Londres se reconoció la independencia de Bélgica bajo dos condicionantes: el nuevo Estado será neutral y su régimen será una monarquía constitucional bajo la casa de Sajonia-Coburgo. En cualquier caso, consiguió evitarse la guerra milagrosamente mediante el acuerdo. Asimismo, se produjo un alineamiento1 entre Francia y Reino Unido que compartían regímenes políticos similares. Por otra parte, Polonia era parte del Imperio Ruso, pero gozaba de un régimen propio con un mayor grado de libertad que los rusos, sometidos a un sistema retrógrado. Después de lo ocurrido en Grecia, Bélgica y Francia, los polacos reclamaban la unificación, la independencia frente al dominio ruso y el respeto a su constitución. En un principio, se trató de un

1 Alineamiento: adopción de posturas compatibles que posibilita el comercio y acuerdos. Alianza: acuerdo forma que nos obliga a determinados comportamientos. 2

Tema 3 – Las revoluciones de 1830 y 1848 movimiento minoritario fácilmente oprimido por el zar. Sin embargo, en noviembre de 1830 una rebelión más forma reclamaba la independencia y la aceptación de la Constitución de 1815. Ante esta situación, las potencias presentaron distintas posturas. Prusia y Austria, con territorios polacos, eran contrarios a un levantamiento, pues, tras liberarse del dominio ruso, Polonia podría ir en contra de las dos potencias. Reino Unido buscaba evitar un aumento de la influencia francesa en el terreno y, por lo tanto, el debilitamiento de Rusia. En Francia, la opinión pública invitaba a la intervención, pero Luis Felipe de nuevo rechazó la idea acogiéndose al principio de no intervención. Finalmente, los polacos no recibieron ningún apoyo, por lo que el zar aniquiló la oposición de forma eficaz y eliminó la Constitución de 1815. En consecuencia, Polonia se mantendrá inactiva hasta 1848. Por otra parte, lo que ahora conocemos como Italia no existía, sino que era un conjunto de distintos estados con características culturales comunes. Las revoluciones en Italia son de corte liberal, en contra de los monarcas absolutos de cada uno de los territorios. Sin embargo, esa idea empezó a mezclarse con el nacionalismo que pretendía la unificación, aunque las ideas nacionalistas no estarían en el sentir para ser motor de la revolución hasta la generación siguiente. Los distintos reyes absolutistas, incluido el Papa, rechazaron estos movimientos, para no perder su trono. En este contexto, Francia temía una creciente influencia de Austria, que fue reponiendo los gobernantes conforme los monarcas legítimos iban cayendo. En cualquier caso, el resultado de la revolución italiana fue un fracaso, que solo sirvió para que comenzara a expandirse la idea de la unificación. Por último, en Alemania estallaron manifestaciones y revueltas no coordinadas que no contaron con el apoyo popular. Estos movimientos de carácter liberal fueron sofocados por Metternich, medida que contó con el beneplácito de Prusia. Como consecuencia, en 1832 se proclamó el Protocolo de seis artículos, que establecía el control de las asambleas legislativas y de los movimientos liberales en general. En términos de 1815, el sistema seguía funcionando sin que se hubieran enfrentado los estados europeos más poderosos. Las principales consecuencias de las revoluciones de 1830 fueron: el Tratado de Münchengrätz y un acercamiento entre Francia y Gran Bretaña. En el Tratado de Münchengrätz (1833) se compuso la “nueva Santa Alianza”. Este acuerdo supuso una renovación de la Santa Alianza que buscaba mantener el orden establecido. Fue suscrito por Rusia, Prusia y Austria y se estableció el apoyo de Rusia a Austria contra insurgencia, a cambio de renuncia a sus aspiraciones en Imperio otomano El acercamiento entre Francia y Gran Bretaña se produjo a raíz de la cuestión de Bélgica y constituyó un proyecto de acuerdo defensivo. De esta manera los Estados libres supusieron un contrapeso a la llamada Liga de Estados absolutistas. La revolución continuó en 1848, pues tras casi dos décadas las ideas revolucionarias se encontraban mucho más extendidas y arraigadas. Otros factores que influyen son los económicos: malas cosechas, crisis financiera… Paralelamente, surgió una nueva corriente

3

Tema 3 – Las revoluciones de 1830 y 1848 intelectual, cuyos ideales se recogen en El Manifiesto Comunista de Marx y Engels (1848), que se integrará en un movimiento social organizado: el socialismo. Las revoluciones de 1848 tuvieron éxito, pero inmediatamente llegó una contrarrevolución que restableció el orden de Viena. Una de las grandes diferencias entre los movimientos de 1830 y los de 1848, es que en este último año el status quo se mantuvo. En Francia, Luis Felipe adoptó tendencias autoritarias y antiliberales. Por ello, estallaron protestas en la calle que exigían el sufragio universal y la reforma del Parlamento. El monarca no se atrevía a usar la violencia contra el pueblo que lo había llevado al poder, por lo que decidió abdicar. De esta forma, tras la revuelta de febrero se constituyó la Segunda República Francesa, hecho que despertó la preocupación de los líderes europeos. Para tranquilizarlos, Francia efectuó el Manifiesto a Europa, donde reafirma los principios republicanos, pero se comprometía a mantener la paz del Congreso de Viena. Este hecho permitió que el cambio de régimen fuese nuevamente aceptado. En consecuencia, se despertaron otras revoluciones, pero con diferencia a 1830 no se produjo un contagio de los ideales revolucionarios. En Austria se desató una revolución muy compleja. El imperio era muy complejo, pues aglutinaba distintas nacionalidades, y los Habsburgo eran el único elemento que mantenían unidos los territorios. Sin embargo, las distintas comunidades reclamaron sus intereses nacionalistas. De esta manera, la revolución en Austria tuvo una doble dimensión: liberal, contraria al gobierno de los Habsburgo, y nacionalista, pues, por ejemplo, los húngaros querían ser gobernados por uno de los suyos y no desde Budapest. Como consecuencia, Hungría proclamó unilateralmente su independencia el 14 de abril de 1849, mientras los Habsburgo eran sometidos al ataque de los liberales. En este contexto, Metternich dimitió y a los húngaros les fue prometida una constitución. A petición de Austria, Rusia intervino en Hungría y pacificó la revolución, lo que permitió el restablecimiento del orden absolutista. Finalmente, la constitución prometida no se implantó, pues si Hungría se convertía en un país independiente, otros como Polonia podrían hacer lo mismo. Los húngaros pidieron ayuda a Reino Unido y Francia, pero no la recibieron. Los británicos no apoyaron a Hungría porque consideraban que Austria contenía a Rusia. Por su parte, Francia no intervino ya que se había comprometido a ello. Por otra parte, Alemania era un conjunto de estados de distintos tamaños con características absolutistas, en general. Debido a las revueltas de los años anteriores, entre los alemanes proliferaron dos ideas: acabar con el absolutismo y crear un gran Estado. De acuerdo con estos planteamientos, representantes autoproclamados de los pueblos se reunieron en mayo de 1848 en el Parlamento Nacional de Fráncfort. Allí reclamaron la soberanía nacional y la creación de un gobierno provisional. Para la creación de un Estado, el Parlamento se planteó distintos métodos: confederación, república federal, monarquía constitucional… Asimismo, era necesario elegir entre una Gran Alemania, que incluyera Austria, o una Pequeña Alemania, sin los austríacos.

4

Tema 3 – Las revoluciones de 1830 y 1848 Al final, se estableció una Pequeña Alemania monárquica por voluntad popular, de forma que sería el pueblo quien eligiera al rey. En marzo de 1849 se redactó la Constitución imperial y se ofreció la corona a Federico Guillermo IV, rey de Prusia, que la rechazó. Ante esto, la Asamblea fue disuelta por un acuerdo entre Austria y Prusia. Por ello, finalmente, no se consiguió nada, aunque el germen de la unificación ya estaba ahí. Paralelamente, en Italia apareció la misma idea de unificación, pero esta se mezcló con la liberación del dominio austríaco. En este momento histórico, Italia estaba divida en países diferentes con sentimientos distintos y, a veces, enfrentados y lenguas similares, aunque también diferentes. En primer lugar, se produjo una sublevación en el norte, concretamente en Venecia y Milán, territorios gobernados por Austria. La rebelión contra la autoridad monárquica y los austríacos permitió acabar con los monarcas de Lombardía y el Véneto. La idea que se publicitó fue la de liberarse del dominio austríaco, aunque el interés real del reino de Piamonte-Cerdeña era expandirse. La unificación italiana, comenzó aquí, en esta guerra entre Austria y Piamonte. Aunque a nivel militar los piamonteses perdieron la guerra, a nivel ideológico fue un triunfo absoluto, pues la idea de la unificación comenzó a expandirse. El Papa, Toscana y Nápoles apoyaron en un principio a Piamonte. Sin embargo, Pío IX y Nápoles acabaron desmarcándose de la conquista al juzgar que Piamonte solo quería expandirse. Por otra parte, Francia, Reino Unido y Rusia no intervinieron en el conflicto. En cualquier caso, el conflicto concluyó en la batalla de Custozza (24 de julio), con la firma de un armisticio. Austria fue capaz de rechazar las aspiraciones italianas, al no recibir estos apoyo. Todo esto supuso el primer intento de Piamonte de unificar Italia. Aunque no puedo conseguirlo, será una base que permitiría al citado reino darse cuenta de la necesidad de apoyos. La idea principal es que en Italia se aprovechó la lucha contra el dominio extranjero para unir a todos los italianos.

5...


Similar Free PDFs