Tema 5. EBAU. Austrias Mayores. Política exterior PDF

Title Tema 5. EBAU. Austrias Mayores. Política exterior
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Course Historia de España
Institution Bachillerato (España)
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Tema 5. A us trias Mayores : p olítica exterior Introducción Con Carlos I, conocido internacionalmente como Carlos V por su condición de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, subió al trono en las Coronas de Castilla y Aragón una nueva dinastía: la de los Habsburgo, también conocidos como los Austrias, por ser Austria el territorio patrimonial del que procedía el linaje del monarca por línea masculina. Carlos I, hijo de Felipe el Hermoso y Juana I de Castilla (la Loca), heredó un vasto imperio formado por un heterogéneo conglomerado de territorios, en el que no hubo una política económica común, ni su titular tenía los mismos derechos en cada uno de esos Estados, los cuales sólo tenían como denominador común la figura del soberano. Además de estos amplios territorios consiguió la dignidad imperial que le obligaba no sólo a mantener el orden en el caos alemán, sino a tutelar la Cristiandad entera. Por otra parte, las líneas maestras de la política de su hijo, Felipe II, se caracterizaron por la realización de dos objetivos políticos fundamentales: la lucha por la hegemonía en Europa y la defensa de los territorios que formaban su propia herencia. Felipe II sustituyó la política universalista de su padre por otra de carácter confesional, centrada en la defensa del Catolicismo. Aunque sus decisiones no se guiaron por motivos únicamente religiosos, intentó mantener la unidad de la Fe y de la política frente a las minorías.

DESARROLLO 1. La política exterior de Carlos V La política exterior de Carlos V estuvo marcada por la defensa de la herencia dinástica de los Austrias y la consolidación de su hegemonía en Europa. El emperador defendía la idea de una monarquía universal y cristiana. Estas pretensiones imperiales y religiosas configuraron las tres grandes líneas de actuación en su política exterior: el enfrentamiento con Francia, la defensa de la Cristiandad frente a la amenaza de los turcos y la lucha contra la expansión del Protestantismo 1.1. El enf rentamiento con Francia Entre 1519 y 1544, la lucha por la hegemonía en Europa llevó a Carlos V al enfrentamiento con Francisco I de Francia, la otra gran potencia europea. El reino francés se encontraba rodeado por las posesiones de los Austrias y buscó abrirse camino hacia el Mediterráneo. Durante el reinado del emperador ambos países se enfrentaron en el norte de Italia, en Flandes y en Borgoña. La superioridad militar española se mostró en la Batal l a de Pavía en 1525, en la cual cayó prisionero el rey francés. Gracias a esta victoria se incorporó el M il anesado a los dominios españoles.

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Pero el conflicto en tierras italianas prosiguió al aliarse Francisco I con el Papa en contra de los intereses de Carlos V. Ello provocó el “Saqueo Saqueo de Roma Roma”(El Saco de Roma) por las tropas imperiales en 1527. El conflicto no se solucionó completamente durante el reinado del emperador. De hecho, el monarca cedió Borgoña a Francia en la Paz de Cambrai (1529), a cambio de la renuncia francesa a Flandes e Italia. Sin embargo, el conflicto con Francia no terminaría hasta la firma de la Paz de Cateau Cateau-- Cambrésis , durante el reinado de su hijo, Felipe II, en 1559. 1.2. La def ensa de l a Cristiandad f rente a l os turcos El avance del Imperio Otomano por Europa Oriental iniciado en el siglo XV empezaba a amenazar las posesiones imperiales en Austria. Por otro lado, el Mediterráneo fue un escenario permanente de conflictos en el que los turcos apoyaban las acciones de los de los berberiscos en el Mediterráneo Occidental. Las acciones bélicas se saldaron con una continua sucesión de éxitos y fracasos, de plazas conquistadas y perdidas. Por ejemplo, se conquistó Túnez en 1535, pero se fracasó en el intento de la conquista de Argel. 1.3. La l ucha contra el Protestantismo. Este fue el conflicto más grave al que se enfrentó el emperador Carlos V. La Reforma protestante la inició Martín Lutero en 1517 en las tierras de Alemania. Esto iba a representar un problema para el emperador, ya que socavaría uno de los pilares de su “Monarquía universal”, la idea de la unidad de la Cristiandad. Los intentos de conciliación en la Dieta imperial de Worms , celebrada en 1520, fracasaron. En ella, Carlos V siguió condenando a Lutero y reclamó del Papa un concilio para la reforma de la Iglesia, por lo que algunos príncipes alemanes protestaron. La rápida expansión del Protestantismo en Alemania se vio favorecida porque estos príncipes adoptaron la doctrina de Lutero. Los motivos de esta conversión hay que buscarlos en el deseo de estos nobles de aumentar sus tierras y, sobre todo, de independizarse del emperador. Los protestantes alemanes formaron una alianza denominada la Lig a de Smal kal da da, que fue derrotada por las fuerzas del emperador en la Batal l a de Mül hberg en 1547 1547. Pero no fue una victoria definitiva debido al apoyo del rey francés a los rebeldes. De hecho, el acuerdo no llegó hasta la Paz de Aug sburg o en 1555 1555, que concedía la libertad religiosa a los territorios del Sacro Imperio. En la doctrina política de la época se estableció el principio “Cuius regio, eius religio”, que se podría traducir como “de tal rey, tal Religión”, lo que significaba que la confesión religiosa del monarca era la que debían profesar sus súbditos. Ésta era una solución de compromiso entre católicos y protestantes. Tras su fracaso en la lucha contra el Protestantismo, Carlos V decidió renunciar a la Corona. El emperador legó el núcleo central de su imperio, esto es,

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la Monarquía Hispánica, a su hijo, Felipe II, y le añadió los territorios borgoñones en los Países Bajos y en Europa Occidental, además de Italia. Por otro lado, cedió sus derechos imperiales y los dominios austriacos a su hermano Fernando, retirándose al monasterio de Yuste, donde murió en 1558. 2. La Política exterior de felipe II La política exterior de Felipe II estaba inspirada, en lo esencial, en los mismos principios que la de Carlos I –hegemonía en Europa, lucha contra el Turco en el Mediterráneo y defensa del Catolicismo-. El problema del Imperio había pasado a la rama austríaca de los Habsburgo y en 1580 se produjo la incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica. 2.1. El enf rentamiento con Francia Con respecto a Francia, el conflicto se arrastraba desde el reinado de su padre, pero concluyó tras las victorias españolas en San Quintín (1557) y Gravel inas (1558) que resultaron definitivas. La firma de la Paz de Cateau Cateau-Cambrésis en 1559, que implicaba el matrimonio del monarca español con Isabel de Valois, hija del rey francés Enrique II, puso fin temporalmente a las hostilidades. Los nuevos problemas que surgieron en estos años fueron los de la sublevación de los Países Bajos y la rivalidad con Inglaterra. 2.2. La subl evación de l os Países Bajos (1568(1568-1648) 1648) En los territorios de Flandes (Países Bajos), especialmente en las provincias del Norte, se estaba extendiendo con rapidez el Cal vinismo , una corriente de la Reforma Protestante promovida por el teólogo suizo Cal vino . Felipe II trató de impedir el desarrollo del Protestantismo mediante la persecución de esta herejía, pero el resultado de su política fue el desencadenamiento de una rebelión abierta, que aglutinó a amplios sectores descontentos con la dominación española como los disidentes religiosos, muchos burgueses calvinistas hartos de la presión fiscal a la que se veían sometidos y ciertos sectores de la nobleza flamenca. Muchos protestantes fueron condenados por herejía y los calvinistas reaccionaron asaltando iglesias católicas en 1566. El rey decidió enviar al Duque de Al ba al frente de un ejército para someter a los rebeldes y éste creó el llamado Tribunal de l os Tumul tos tos, que dictó muchas sentencias de muerte, incluso de importantes nobles que habían servido a Carlos V. Por su parte, Guil l ermo de Orang ee, que se había convertido en el líder de los calvinistas, logró escapar al Sacro Imperio. La guerra contra los rebeldes holandeses se convirtió en uno de los mayores problemas de la Monarquía Hispánica y absorbió una gran cantidad de

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recursos militares y financieros. A pesar de los intentos de conciliación, no se pudo resolver el problema y, a finales del reinado de Felipe II, las siete provincias del Norte, bajo el nombre de Provincias Unidas , se independizaron de hecho de la Monarquía, aunque la Corona no reconoció su independencia. El conflicto se prolongó hasta 1648, cuando tras salir derrotada la Monarquía en la Guerra de los Treinta Años, en la Paz de Westf al ia acabó reconociendo la independencia de l as Provincias Unidas . 2.3. La l ucha contra l os turcos (1570(1570-1571) 1571) Los turcos otomanos controlaban el Mediterráneo Oriental y, con el apoyo de los piratas berberiscos norteafricanos, amenazaban las costas de Italia y España. Ante el enemigo común, Venecia y la Monarquía Hispánica se aliaron, bajo la inspiración del papa Pío V , formando una coalición conocida como Santa Lig aa. Se organizó una gran flota, bajo el mando de don Juan de Austria Austria, hermano bastardo del rey, que derrotó a los turcos en Lepanto en 1571 . Esta victoria frenó temporalmente el avance turco, pero no supuso una derrota definitiva del poder naval otomano ni el fin de la piratería berberisca en el Mediterráneo. 2.4. La Unión con Portug al . El rey portugués, don Sebastián, murió en la Batalla de Alcazarquivir (actual Marruecos) en 1578. Debido a que Felipe II era tío del monarca portugués, se convirtió en el principal candidato al trono de Portugal. Así lo reconocieron las Cortes de Tomar en 1581, dominadas por la nobleza y el alto clero, quienes veían con buenos ojos la unión con España. El otro pretendiente era don Antonio, hijo natural del infante Luis de Portugal, pero el hecho de que fuera de origen bastardo sólo le permitió contar con el apoyo de las clases populares y del bajo clero. Para evitar conflictos, Felipe II envió un ejército al frente del Duque de Alba, que puso fin fácilmente a la resistencia del otro pretendiente. En Portugal se mantuvo la independencia de sus instituciones para evitar futuros problemas con los nuevos súbditos de la Monarquía Hispánica. La unión de España con Portug al , que poseía amplios dominios ultramarinos, convirtió a Fel ipe II en el monarca más poderoso del Mundo Mundo, pues gobernaba un enorme imperio territorial que se extendía por varios continentes. 2.5. La g uerra con Ing l aterra (1585 - 1604) La alianza que Carlos V había mantenido con Inglaterra se prolongó durante los primeros años del reinado de Felipe II. Prueba de ello fue el matrimonio entre el monarca y María Tudor , reina de Inglaterra pero, a la muerte de ésta, la nueva reina, su hermana Isabel I , quiso distanciarse de la influencia española y empezó la rivalidad.

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Desde Ing l aterra se f omentaba l a piratería y se apoyaba a l os r ebel des f l amencos. De hecho, los corsarios ingleses empezaron a obstaculizar el comercio entre España y América, mientras que los holandeses interferían las comunicaciones entre España y Flandes. Por su parte, Felipe II decidió apoyar a la reina de Escocia, la católica María Estuardo Estuardo, en sus aspiraciones al trono inglés. Sin embargo, Isabel I mandó ejecutarla y esto supuso el fin de las relaciones diplomáticas entre España e Inglaterra. Ante esta situación, el monarca español planeó la invasión de l as Isl as Británicas con l a creación en 1588 de una g ran f l ota compuesta por barcos españoles y portugueses, que fue conocida como l a “Armada Invencibl ee”” . Sin embargo, esta operación militar fracasó por completo debido a la conjunción de varios factores. Por un lado, hay que señalar las def iciencias en l a capacidad de mando del Duque de MedinaMedina-Sidonia Sidonia Sidonia, que era el almirante al mando de la flota. Además, los puertos f l amencos fueron bl oqueados por los ingleses y los holandeses y no se pudo abastecer de municiones ni embarcar a los refuerzos que esperaban en Flandes. Por otro lado, l as tempestades dispersaron una parte de la flota y estas naves fueron atacadas y hundidas por los buques ingleses. El resto de la flota regresó a la Península. La consecuencia inmediata de esta derrota fue que España dejó de ser l a principal potencia marítima en Europa Europa. A partir de este momento se intensificaron los ataques de los piratas ingleses en la Península y en diversos puertos americanos. La paz con Inglaterra la firmaría Felipe III en 1604.

Conclusión Con Carlos V se instauraba una nueva dinastía en los reinos de Castilla y Aragón, la de los Austrias o Habsburgo, que iba a mantenerse en el trono casi dos siglos. Durante todo su reinado la política giró en torno al conjunto de obligaciones que implicaba el título de Emperador del Sacro Imperio: defender una Monarquía universal; ser la máxima autoridad política de la Cristiandad y mantener una posición hegemónica en el continente europeo. Sin embargo, los resultados de su política exterior están llenos de luces y sombras. Por un lado, amplió los territorios de la Monarquía Hispánica con la incorporación del Milanesado. Por otro lado, los objetivos imperiales no se cumplieron y el esfuerzo que se hizo por mantener el Imperio fue muy grande. Por ejemplo, los gastos de las guerras contra los franceses, los protestantes alemanes y los turcos fueron tan cuantiosos que se endeudó la Hacienda regia hasta el punto de quebrar en la bancarrota de 1557. Tampoco fue incapaz de solucionar el problema protestante en sus territorios. En Alemania, la Paz de Augsburgo reconocía la libertad religiosa de los príncipes y de sus súbditos, lo cual representaba un completo fracaso del emperador. Por su parte, en las posesiones de Flandes el Protestantismo no dejaba de avanzar. Éste fue el principal problema con el que se encontró su hijo, Felipe II.

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Con el reinado de Felipe II se pone fin a la etapa que la historiografía tradicional ha denominado de los Austrias Mayores. No cabe duda de que durante estos años, gracias a la incorporación de Portugal, se alcanzó la mayor extensión territorial de la Monarquía Hispánica. Pero al mismo tiempo, estos éxitos llevaban consigo el germen de los futuros fracasos, ya que los enormes gastos que suponían las campañas militares para mantener la hegemonía de los Habsburgo provocaron una sangría económica incesante en las arcas públicas, que precipitó la bancarrota del fisco regio en tres ocasiones. Este sistema se reactivaba convirtiendo la deuda flotante en consolidada por medio de los juros, pero lo que se consiguió fue aplazar la gigantesca deuda y dejarla en herencia para sus sucesores, quienes tuvieron que hacer frente a una etapa de decadencia de la Monarquía Hispánica a lo largo del siglo XVII.

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