Tema1 introduccion economica PDF

Title Tema1 introduccion economica
Course Gestión de Empresa
Institution Universidade de Vigo
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Apuntes- Beatriz Beloso Gómez 1.1.- Introducción La Historia Económica es una disciplina científica de frontera, situada en la divisoria de la Historia con la Economía. Al tiempo que ella nacía, hacia fines del siglo XVIII, estaba también surgiendo la Economía que, tras independizarse de otros saberes a los que estaba supeditada, pretendía convertirse en ciencia, con igual rango que las ciencias de la naturaleza. El encuentro entre un viejísimo saber como la Historia, habituado a describir y relatar cómo ocurrieron las cosas, y la Economía, que emergía con aspiraciones científicas de explicar el por qué de las mismas, no pudo menos de ser violento. A partir de entonces, las relaciones entre Historia y Economía en la configuración de nuestra disciplina han sido tensas y se han movido entre los extremos del encuentro y la ruptura. En la actualidad siguen existiendo discrepancias de enfoque sobre la manera de concebir y practicar la Historia Económica. Por ello, nuestro primer objetivo en este tema será el de aproximarnos a definir qué entendemos por Historia Económica, pero esto no lo haremos en abstracto sino de forma más bien funcional, señalando sus objetivos y cometidos específicos, comparándolos con los de otras disciplinas económicas. Los momentos de encuentro entre Economía e Historia han sido relativamente fructíferos y fértiles para la Historia Económica. De hecho, ésta ha ido superando la tradición narrativa de la Historia y transcendiendo hacia un método más analítico y explicativo, con el propósito en última instancia de alcanzar un estatuto más científico. Ello ha sido en parte posible mediante la incorporación en el análisis histórico del corpus teórico y la metodología de la Economía así como de otras ciencias sociales. El segundo cometido de este tema consistirá precisamente en dotarnos de un instrumental analítico mínimo, de unas herramientas conceptuales básicas con las que comenzar a hacer Historia Económica. Para cumplir este objetivo tomaremos de prestado algunos útiles sacados de la “caja de herramientas” de otras disciplinas, principalmente de la Economía. 1.2.- Cometido de la Historia Económica en el marco de las Ciencias Económicas Definir qué es la Historia Económica no es tarea fácil. Otro tanto puede decirse de la Economía. Sin embargo, no resulta tan difícil indicar qué tipo de cuestiones son las que aborda la Historia Económica y cómo lo hace. En esta dirección ensayaremos una aproximación intuitiva a nuestra disciplina.

Las cuestiones que puede afrontar la Historia Económica son múltiples y heterogéneas. Tantas y tan variadas como los problemas de que se ocupa la Economía. Abarcarlos todos es imposible. Por ello es imprescindible hacer una selección. En este sentido se dice que cada generación reescribe la historia representando su pasado en función de los problemas del presente. Tres son los problemas más destacables de nuestro presente histórico más o menos inmediato: el crecimiento económico, las desigualdades en general y el desarrollo desigual en particular y lo que se ha convenido en llamar globalización económica. Y estas tres cuestiones van a ser las ideas-fuerza que van a presidir y enhebrar el relato de nuestra historia de la economía. El crecimiento económico es un fenómeno histórico relativamente reciente. Hasta 1800, dicho crecimiento, cuando lo hubo, pues no siempre se mantenía, fue muy bajo y el nivel de vida de la población mejoró poco; con la Revolución Industrial se inició el crecimiento económico moderno, alto y sostenido, que ha ido progresando hasta nuestros días, al igual que los nivel de vida. Uno de los problemas actuales más acuciante es sin duda el del desarrollo desigual entre las distintas regiones del mundo; este hecho, bien conocido, contrasta con otros menos divulgados: en el pasado las diferencias en el desarrollo fueron menores, hasta tanto que en la prehistoria apenas eran perceptibles; desde entonces las crecientes diferencias no han sido sin embargo irreversibles, pues distintos regiones han experimentado “auges y decadencias” y países atrasados han sido recientemente capaces de recortar distancias con los países desarrollados. La globalización, la integración e interdependencia económica entre países, no es una dimensión exclusiva de nuestro mundo sino que tiene sus antecedentes en el pasado, el cual nos enseña que tal proceso puede venirse abajo, como ocurrió entre las dos guerras mundiales, cuando las relaciones económicas internacionales se desintegraron. Concluyendo, ninguno de los tres fenómenos enunciados es algo natural ni exclusivamente presente sino histórico y cambiante en tiempos pasados. Todas estas consideraciones no pueden menos que incitar la curiosidad intelectual, provocando preguntas: ¿cómo se ha producido la evolución económica de la humanidad desde el atraso de las hordas primitivas hasta los niveles de desarrollo de las actuales naciones ricas?, ¿qué resortes y mecanismos hicieron posible alcanzar el crecimiento económico moderno?, ¿por qué unas sociedades han sido más capaces que otras de desarrollarse, abriendo la brecha de la desigualdad?, ¿qué ha hecho posible que esta desigualdad no sea definitiva ni irreversible sino mutable?, ¿por qué la globalización se desintegró en el pasado?, ¿puede ocurrir lo mismo en el futuro?... Las preguntas podrían multiplicarse.

Este es el tipo de cuestiones a las que la Historia Económica trata de dar respuesta. Pero ella no es la única disciplina económica que trata de hacerlo. Otras también lo pretenden, aunque lo llevan a cabo de forma diferente. Esta forma, el cómo, marca gran parte de las distinciones entre las disciplinas económicas, aunque no las agota del todo, pues también el contenido de las preguntas, el qué, cuenta. Partiendo de esta proposición y de que todas esas ciencias buscan explicaciones racionales, o razonables, destacaremos tres formas relevantes y cuasi privativas de la Historia Económica en su forma de razonamiento económico. La primera se relaciona con la concreción y complejidad de la realidad económica. Con ello se quiere contrastar la forma de razonamiento de la Teoría Económica, que por definición tiende a la abstracción generalizadora y la simplificación —en el límite a la formalización matemática— con la de la Historia Económica que propende hacia la concreción y la complejización, por su afán totalizador. La Economía construye modelos idealizados en los que las múltiples variables de la vida real son reducidas a las que se consideran más relevantes y son estilizadas hasta lo más fundamental, iluminándose así potentemente lo que se estima esencial en la realidad compleja. La Historia Económica, sin embargo, trata de encarnar y materializar, en suma historiar, esas variables abstractas en toda su riqueza posible y de ampliar el espectro de las mismas hasta introducir, como veremos, a las no económicas. Otra forma, ésta muy privativa de la Historia Económica, es la de comprender la dinámica de las economías a largo plazo. Este plazo es el ámbito en que normalmente se mueve la Historia Económica porque es el único desde el que se pueden captar la dimensión histórica, procesual, de los fenómenos económicos para apreciar el cambio económico. A medio y sobre todo a corto plazo, lo único que es visible, o al menos más evidente, es la estabilidad y la permanencia, a lo más los pequeñas mutaciones, pero no los grande cambios. Esta perspectiva contrasta más claramente con la que asumen tanto la Teoría Económica, cuyos modelos son además de abstractos generalmente estáticos, como también la Economía Aplicada, cuyo campo de observación se dirige más al corto o medio plazo. En este punto las diferencias no sólo hacen relación al cómo sino también al qué. Hay temas que son exclusivamente tratados por la Historia Económica, lo que no quiere decir que no reciban luz de otras disciplinas económicas. La tercera y última forma sería la integración de factores no económicos en las explicaciones de hechos y comportamientos estrictamente económicos. Otro ámbito en el que la Historia se mueve es el

de la totalidad social, por ello, para desentrañar la dinámica de una parte de la realidad, la económica, incrustada en un conjunto más amplio, la Historia se exige a sí misma salirse de la esfera estrictamente económica e incorporar variables procedentes de otras instancias —política, social, ideológica, etc. — para integrarlas con las económicas a fin de dar razón suficiente de la propia realidad económica. Esta forma de razonamiento también va siendo paulatinamente asumida por otras disciplinas económicas Una justa comprensión de lo dicho hasta ahora sobre las formas de razonamiento en la Historia Económica obliga a subrayar, por un lado, que tales procedimientos no son exclusivos de ella, aunque sí predominantes, y a reconocer, por otro, que dichas formas no son ni mejores ni superiores que otras, sino distintas y complementarias a las que hacen uso preferente otras “ciencias económicas”. El cruce de luces de todas ellas permite iluminar mejor la dinámica de una práctica social compleja como es la económica. Después de esta aproximación intuitiva a lo que sea la Historia Económica estamos en condiciones de ofrecer una definición más abstracta, pero funcional y operativa, pues sólo pretende proponer las funciones que cumple y los cometidos que persigue. Nos amparamos en la autoridad de Douglas C. North, para quien "el cometido de la Historia Económica es explicar la estructura, el funcionamiento y los resultados de las economías a lo largo del tiempo". • Resultados equivale a lo que se produce, la producción total, su composición, su distribución, etc. • Funcionamiento se corresponde con los mecanismos económicos que posibilitan los resultados. • Estructura se refiere a las características propias del entorno social, de la sociedad, que genera los estímulos y dispositivos sociales que conducen a tales resultados; en ellas se incluyen "las instituciones económicas, la tecnología, la población y la ideología de una sociedad", que, aunque no sean estrictamente económicas, se contemplan como "determinantes básicos de los resultados". • A lo largo del tiempo significa "que la Historia Económica tiene que explicar los cambios temporales en la estructura y en los resultados". Ello obliga a situarse en el largo plazo y a advertir desde él la dinámica del cambio a lo largo del tiempo. • Nuestra disciplina no se limita a describir estos cambios y resultados sino a explicarlos. Tras lo dicho hasta aquí no pueden caber dudas de que las tareas de la Historia Económica son bastante vastas y nada fáciles. Esto es muy propio de toda ciencia de frontera. Y la Historia Económica, situada entre la Historia y la Economía, lo es. Practicarla supone no sólo dominar ambas disciplinas sino además

integrarlas. Y si al propio tiempo es preciso incorporar en la explicación a otras disciplinas sociales especializadas en factores no convencionalmente económicos, las dificultades crecen. Compaginar todos estos saberes es tarea verdaderamente ingente, que hace de la Historia Económica una "ciencia dura". 1.3.- Instrumentos básicos para el análisis histórico-económico Si la Historia Económica pretende superar la narración con el objetivo puesto en alcanzar una forma de conocimiento explicativo global -de todos los componentes- y sintético o integrador de la realidad económica en su dinámica a largo plazo, es imprescindible desarrollar un conocimiento analítico, que descomponga primero la realidad en sus diferentes partes o elementos y establezca luego las relaciones entre las mismas. Para llevar a cabo estas operaciones intelectuales es preciso disponer del instrumental apropiado de “disección”. Como hemos adelantado, este instrumental vamos a tomarlo de prestado de otras ciencias sociales, principalmente de la Economía. Pero antes conviene hacer alguna consideración sobre lo que constituye el problema económico, punto de partida ineludible para entender mejor los instrumentos analíticos a emplear al hacer Historia Económica. 1.3.1.- El problema económico La Economía se relaciona con el bienestar material de la sociedad y la supervivencia de ésta. Específicamente tiene que ver con unas determinadas prácticas sociales de provisión de bienes materiales, en concreto con las actividades de producción y distribución de dichos bienes. Ninguna sociedad sobrevive en el tiempo si no reproduce las condiciones materiales, y también sociales, de su existencia, para lo que precisa producir y distribuir lo producido. La Economía, sin embargo, no tiene la exclusiva en el tratamiento de este tipo de actividades. Estas pueden también ser atendidas por otras disciplinas —la Ingeniería, que estudia los procedimientos técnicos de la producción, o el Derecho, que salvaguarda las reglas de distribución—, pero la Economía las contempla de una manera especial. Esta perspectiva no es otra que la que deriva del hecho de la existencia de múltiples necesidades que han de ser satisfechas con recursos escasos y susceptibles además de usos alternativos, lo que fuerza a elegir y a dar una asignación concreta, entre otras posibles, a dichos recursos, incurriendo en los costes de oportunidad correspondientes. Escasez y elección constituyen en esencia el núcleo del problema económico. El economista, se dice, es un experto en la escasez y un científico de la elección. La solución a este problema económico pasa, como hemos visto, por que la sociedad cumpla con las dos

tareas económicas fundamentales: producir y distribuir. Diciéndolo con una fórmula consagrada, la sociedad tiene que dar respuesta específica a las preguntas sobre: qué, cuánto, cómo y para quién producir. El problema de la producción es obviamente primero. Pero este problema no es sólo técnico. Previamente es un problema social. La sociedad debe movilizar las capacidades productivas de que disponen sus miembros y además coordinarlas en orden, negativamente, a evitar una anarquía productiva que ponga en peligro la supervivencia de la sociedad y, positivamente, a generar la cantidad y calidad de bienes que posibilite dicha supervivencia. Se trata, en suma, de organizar y organizarse, de establecer una organización social y económica, un mecanismo de cooperación social con el fin de coordinar las decisiones individuales y descentralizadas (microeconómicas) de múltiples y diferentes unidades Y agentes económicos (individuos, familias, empresas y Estado) que integran esa sociedad. El problema de la distribución viene lógicamente en segundo lugar pero con igual nivel de importancia que el de la producción. La organización económica implica también el establecer reglas de distribución que aseguren suficientemente la reproducción de los individuos y elementos que conforman la sociedad en cuestión. 1.3.2.- Sistemas Económicos, soluciones distintas al problema económico Las formas de resolver el problema económico han sido históricamente muy variadas. A esas formas diferentes se las denomina sistemas económicos, que podrían definirse como modos de organizar las actividades económicas de producción y de reglar la distribución de lo producido según diferentes mecanismos de coordinación y regulación. De los múltiples sistemas económicos que han existido –tantos como sociedades– pueden inducirse rasgos comunes que permiten establecer prototipos ideales, que no son sino construcciones mentales, desde los cuales se pueden analizar los sistemas económicos concretos. Cuatro criterios básicos permiten definir estos prototipos: mecanismo de coordinación, tecnología, relaciones sociales e instituciones, cada uno de ellos conformando una parte, un subsistema del sistema global. Atendiendo al criterio principal del mecanismo de coordinación se distinguen tres sistemas tipo: los de tradición, mandato y mercado. En los sistemas consuetudinarios o de tradición, es la costumbre –lo más próximo al instinto gregario animal– el mecanismo que impulsa a los individuos a tomar decisiones,

que no consisten sino en seguir las pautas económicas de sus progenitores. Se trata de conductas puramente inerciales que aseguran la supervivencia de la sociedad al mismo nivel que en el pasado. En el sistema autoritario o de mandato, es una autoridad la que toma y dicta decisiones a los individuos, los cuales se limitan prácticamente a ejecutarlas. Es la autoridad central la que distribuye las tareas económicas a realizar y establece las reglas de distribución, sin que apenas quepa lugar para decisiones individuales libres. Este sistema es potencialmente más eficaz que el anterior. La autoridad puede romper con rutinas, innovando y generando con ello más bienestar En el sistema de mercado es el mecanismo de los precios el que ejerce funciones de coordinación de decisiones individuales, múltiples, descentralizadas y libres. Este tipo de decisiones, de las que cabría pensar que entraran en colisión dado que cada agente persigue su propio interés, logra sin embargo conjugar el interés individual con las necesidades colectivas de la sociedad espontáneamente. Pero a condición de que todos y cada uno de los agentes se atengan a una regla de conducta básica: que actúen de acuerdo con el principio de máxima ganancia, siguiendo puntualmente las señales emitidas por los precios en el mercado. Los precios señalan cuándo se está utilizando correcta o indebidamente los recursos escasos e inducen a utilizarlos de otra manera. Los recursos productivos se ha de asignar donde su uso sea más valorado y los bienes producidos se han de vender al comprador dispuesto a pagarlos más caros. Este sistema es el más eficiente de los históricamente conocidos en el orden productivo, lo que no quiere decir que esté libre de fallos. El sistema de mercado no debe identificarse con la mera existencia de mercados. Los mercados son anteriores a las sociedades regidas económicamente por el sistema de mercado. Transacciones comerciales y mercados han existido desde antiguo. Pero el mercado que entonces se desarrolló era reducido y superficial, se limitaba a regular la oferta y demanda de un modo muy imperfecto, de unos pocos bienes exóticos y de lujo que circulaban en el comercio a larga distancia. En modo alguno resolvía el problema económico. Esto se lograba mediante mecanismos distintos al de mercado. Por ello conviene distinguir las sociedades con mercado de las sociedades de mercado (Heilbroner) o “economías de mercados generalizados” (Polanyi). Éstas están regidas enteramente por el mercado. En aquellas, el mercado existe, pero no cumple con la función de resolver el problema económico. Entre los sistemas de mercado es prevalente el denominado sistema capitalista. Pero éste no es el único sistema de mercado real y posible. El sistema capitalista incorpora además de un mercado generalizado otra serie de propiedades que le especifican como tal. Además del mecanismo de coordinación existen otros criterios que conforman un sistema económico. Hay

pocas dudas de que producir es un hecho técnico para el que se precisa de competencia técnica. Pero producir y distribuir son además actividades necesariamente sociales y socializadoras, puesto que los miembros de una sociedad dada, en el momento de participar o contribuir —de forma activa e inmediata o indirectamente— al proceso productivo, establecen entre ellos vínculos, relaciones sociales. Tales relaciones son necesarias, en el sentido de independientes de la voluntad de cada uno. En el desempeño, finalmente, de las actividades productivas y distributivas se establecen reglas de juego y conducta que minimizan los costes que se derivan de toda cooperación social y generan estímulos y expectativas de beneficios para dicha colaboración. Son las instituciones. Un mismo mecanismo de coordinación puede incorporar y puede ser compatible con distintos sistemas técnicos, de relaciones sociales e institucionales. Se puede establecer que un sistema económico es un conjunto articulado de subsistemas, el de coordinación, que es nuclear, el técnico, el social, y el institucional. Los sistemas económicos, aquí descritos en abstracto, son sistemas históricos y por ello evolucionan y se trasforman en el tiempo, incluso pueden desmantelarse y desaparecer. La persistencia y estabilidad de los sistemas requiere que entre sus componentes, los subsistemas, rija una lógica de correspondencia, ajuste y armonía. Si se produc...


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