Bloque 1 - Tema 5 - DE LA INVASIÓN GUTI AL RENACIMIENTO NEOSUMERIO PDF

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Tema 5. DE LA INVASIÓN GUTI AL RENACIMIENTO NEOSUMERIO La invasión de los Guti Los Guti era un pueblo que habitaba en los Montes Zagros, constituyendo una amenaza para el imperio acadio ya desde el reinado de Naram-Sin. La decadencia de Akkad empuja a los Guti a destruir la ciudad de Akkadé y ocupar el vacío dejado por ésta. En sus incursiones devastadoras, los Guti alcanzaron el sur sumerio y saquearon algunas de sus ciudades más importantes. La violencia de estas actuaciones dejo un amargo recuerdo en la mentalidad colectiva mesopotámica. Sin embargo, los Guti eran totalmente incapaces de asumir la sucesión del imperio, y solo lograron imponer su dominio en la Mesopotamia central, mientras que el sur sumerio regreso a su tradicional sistema de ciudades autónomas. A este respecto no deja de ser significativo el hecho de que en la ciudad sumeria de Umma los años se contasen según el monarca Guti reinante en esos momentos. Aun así, el dominio de los Guti, según aparece en la Lista Real, se mantuvo durante más de cien años. Por otro lado, en el norte de Mesopotamia, contemporáneamente en la zona de Khabur y el Tigris medio se constituyen formaciones políticas hurritas, Es muy probable que este pueblo estuviese ya asentado aquí antes de que los guteos irrumpieran en escena. También se tiene la noción de la existencia de unos reyes semitas de los que se dice que son reyes nómadas que viven en tiendas, y que se han identificado como los primeros asirios. Es un territorio que no tiene nada que ver geográficamente con el sur de Mesopotamia. Este pueblo se dedicaba al comercio de caravana. Ambos pueblos desempeñarían posteriormente un papel muy importante en la historia de Mesopotamia. Lo cierto es que los Guti no supieron heredar la idea imperial e impedir que las ciudades sumerias recuperaran su independencia y actividad. Finalmente una de estas ciudades, Uruk, con su rey Utukhegal a la cabeza, venció al último monarca de los guteos, con lo que este pueblo desaparece prácticamente sin dejar rastro.

Gudea de Lagash y el Renacimiento Neosumerio: la tercera dinastía de Ur Inmediatamente después de la muerte de Sharkalisharri, el sur de Mesopotamia se independizo por completo de Akkad, reiniciando la tradición de las ciudades-estado gobernadas por dinastas locales con el título de ensi. Según la Lista Real, Uruk, gozo de cierta preponderancia sobre el resto de las ciudades sumerias. Sin embargo, la ciudad de Lagash y sobre todo Gudea, el cual se consideraba a sí mismo como ensi o príncipe en vez de rey o lugal, se piensa que también pudo haber tenido una posición de hegemonía sobre el país de Sumer, pero ello es debido a que disponemos de gran cantidad de documentacion y además se observa que el radio de acción política y 19

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militar de Lagash apenas rebasaba el ámbito local. Pero Gudea destaca sobre todo por su actividad reconstructora y administrativa y los sucesivos reyes de Lagash pudieron gozar de una etapa de prosperidad económica y estabilidad política, pero no pudieron evitar que la ciudad sucumbiera a la larga ante la mayor fuerza de sus competidores, Uruk y Ur. En el caso de la ciudad de Uruk, cuyo único representante, Utukhegal adquirió gran protagonismo en sus luchas contra los Guti a los que consiguió derrotar y expulsar del país, recogió la herencia del imperio de Akkad, como se refleja en la titulatura adoptada por Utukhegal. Sin embargo no muchos después el ensi que el mismo había colocado al frente del gobierno de Ur, Ur- Nammu, se rebeló contra su señor y lo despojo del poder.

La tercera dinastía de Ur Tras su victoria sobre Utukhegal, Ur-Nammu, inaugura una nueva fase imperial en Mesopotamia, dominada por la III dinastía de Ur y heredera del anterior imperio acadio y con un territorio que comprendía Sumer y Akkad. UR-NAMMU (2111-2094) La acción de gobierno de Ur-Nammu se centró en una intensa obra de organización y reconstrucción internas que afecto fundamentalmente al antiguo país de Sumer. En este sentido excavo nuevos canales de riego y los principales templos fueron reconstruidos y edificados nuevos santuarios, principalmente en la capital del reino, Ur. Destaca la publicación y promulgación durante su reinado de un código de leyes, que regulaba todos los aspectos, y del que seguramente existía algún precedente. SHULGI (2094-2047) Shulgi sucedió a su padre sin ninguna dificultad adoptando el título de rey de las cuatro regiones y la divinización real. La duración de su reinado, muy poco frecuente en la época, nos hace suponer que comenzó a reinar muy joven. En el reinado de Shulgi se diferencian dos fases, la primera de consolidación política y administrativa, y la segunda señalada por las campañas militares de carácter expansionista. Durante la primera fase de su reinado, se procedió a la restauración de diversos santuarios, templos y ciudades, la reforma del sistema de pesos y medidas, la mejora de la infraestructura viaria e hidráulica, la elaboración de un nuevo catastro y la reorganización del ejército.

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En la segunda parte de su reinado, Shulgi llevo a cabo gran número de expediciones que extendieron sus dominios y universalizaron el imperio, incluyendo de nuevo el espacio asirio y hurrita en el área de influencia sur-mesopotámica y en dirección oriental al Elam. Con todas estas expediciones, Shukgi protegió el reino contra los posibles ataques de las siempre amenazantes poblaciones de la montaña y los nómadas del desierto, al tiempo que adquirió el control de las principales vías y circuitos comerciales. AMAR-SIN (2047-2038) Y SHU-SIN (2038-2029) Durante los reinados de sus dos sucesores inmediatos, Amar-Sin y Shu-Sin, disfrutaron en general de una situación de estabilidad. IBBI-SIN (2029-2004) El reino todavía se mantenía intacto durante los primeros años del reinado de Ibi-Sin, pero la crisis sobrevino inmediatamente, iniciándose una rápida decadencia que culminaría con la desaparición del imperio y de la dinastía. A este contribuyeron principalmente tres factores: el tradicional particularismo sumerio, de modo que se fueron declarando independientes varias ciudades sumerias; una crisis alimenticia y una fuerte subida de precios, lo cual provoca un creciente descontento social en las ciudades e incrementa su deseo de independencia. Para paliar los efectos del hambre, Ibbi-Sin envía al norte a un alto funcionario, Ishbi-Erra, con la misión de conseguir grano para la capital, pero este no puede cumplir su objetivo ante las incursiones invasoras de los amorreos. El rey incrementa los poderes de Ishbi-Erra confiándole la defensa militar de Isin y Nippur, pero este aprovecha la situación para hacerse independiente. La creación de este nuevo reino en el norte, con capital en Isin, y la ocupación elamita de las provincias orientales convierten al imperio en una agonizante unidad política. Durante el reinado de Ibbi-Sin los amorreos franquearon la línea fortificada que se había interpuesto frente a ellos y se esparcieron por el sur de Mesopotamia. A pesar de ello, Ibbi-Sin continúo reinando algunos años más. No obstante el golpe definitivo vino del Elam, que penetro en Sumer y destruyo la ciudad de Ur, llevándose por prisionero al destronado Ibbi-Sin.

Rasgos generales del Renacimiento Neosumerio La característica más destacada del imperio de la III dinastía de Ur es la fuerte centralización de todos los resortes del poder. La posición suprema y la función centralizadora del monarca encuentran su máxima expresión en la divinización real.

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En cuanto a la administración provincial, las funciones de gobierno eran ejercidas por dos funcionarios, el ensi y el shagin, que se encargaban de los aspectos civiles el primero y de los militares el segundo. Por otra parte, estos altos funcionarios eran frecuentemente trasladados de una provincia a otra por razones de seguridad y para evitar la corrupción, que era muy frecuente. Las obligaciones de estos funcionarios eran: por un lado recaudar impuestos y ofrendas de carácter obligatorio para el palacio real y los templos, asi como la de mantener la administración local con una red de funcionarios y supervisar los negocios y ejercer justicia. Destaca también que estos ensi ya no representaban a los tradicionales dirigentes de una misma dinastía de las ciudades, sino que eran simples funcionarios designados por el rey. La estructura social estaba en gran medida determinada por la organización política. A la cabeza de la jerarquía social se encontraba el rey y su familia; inmediatamente venían los grandes dignatarios (ensi y shagin) y los sacerdotes y por debajo la pléyade de funcionarios. Tambien se documenta una especie de clase media independiente, llamados mashda, cuyos derechos eran inferiores a los de los ciudadanos acomodados. La sociedad de Ur III conocía un estadio intermedio entre el hombre libre y el esclavo. Se trata de los llamados eren, que pueden definirse como una especie de siervos públicos. Tambien existía la esclavitud, aunque la situación del esclavo no era mala, ya que se trataban de individuos que gozaban de personalidad jurídica propia. Los peor considerados eran los prisioneros de guerra, los namra, que carecían de estatuto jurídico y realizaban los trabajos más penosos. El problema del abastecimiento de materias primas provoco como ya es tradicional en Mesopotamia una extensión del comercio, en esta ocasión al amparo del Estado. Tanto este como los templos financiaban las actividades comerciales a través de los mercaderes (damgar).

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