Crítica del Juicio (Kant) PDF

Title Crítica del Juicio (Kant)
Course Historia del Pensamiento
Institution Universitat de València
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Crítica del Juicio La tercera crítica de Kant es la crítica del juicio, entendiendo “juicio” no como las decisiones (en alemán, Urteil), sino como la capacidad de hacer juicios (Urteilskraft). Las consecuencias de la separación entre el ámbito cognoscible (todo aquello que se rige por las leyes de causa-efecto naturales) y el ámbito de la acción (acción libre), es un resultado insatisfactorio. El hombre quedaría dividido entre el ámbito natural y el de la acción, así que Kant siente la necesidad de establecer un puente entre los dos lados del hombre, entre los dos ámbitos que han tratado las dos primeras críticas (el teórico y el práctico). Con la tercera crítica Kant pretende establecer una conexión entre el conocer y el desear. Para entender esta relación no vamos a estudiar los juicios determinantes (el juicio teórico y el práctico) sino los juicios reflexionantes, que son: → Juicios estéticos. → Juicios teleológicos. Con los juicios reflexionantes deberíamos encontrar un puente entre naturaleza y acción. El juicio reflexivo, a diferencia de los juicios del entendimiento, no determina la constitución de la realidad objetiva, sino que se encarga de reflexionar sobre ella, la realidad, en su relación con las exigencias morales constituyendo, por tanto, un juicio teleológico. Es decir, para Kant, la facultad de juicio reflexivo supone la posibilidad de síntesis entre la facultad del entendimiento y la facultad moral, lo cual tiene su expresión en el juicio estético –en el que se trata de las relaciones de finalidad del sujeto humano con los objetos de la experiencia, es decir, en función de la finalidad de la razón en el sujeto-, y el juicio teleológico referido a la Naturaleza –en el que se considera a ésta como dotada en sí misma de finalidad, es decir, en función de la finalidad de la razón en el objeto.

Juicios teleológicos. Cuando la razón juzga reflexionantemente emite juicios teleológicos o estéticos. Esta facultad de juzgar juzga con el principio de finalidad (sin fin) en la naturaleza, es decir, juzga teniendo unas causas finales y sin un fin determinado. Hay un juzgar que supone el principio de que en la naturaleza hay finalidades, entendiendo finalidades como objetivos. Cuando juzgamos teleológicamente, le damos una finalidad a la naturaleza pero ninguna en concreto. Al darle una finalidad estamos juzgando como un organismo. Juzgar teleológicamente es juzgar como un organismo vivo. Cuando considero algo con vida no lo estoy determinando teóricamente sino que estoy considerando que lo intelectual/universal está dentro de la cosa misma. Cuando juzgas algo vivo das por hecho que tiene finalidad. En un organismo vivo, la dirección es bidimensional, a veces se producen efectos que no se pueden con una dirección unidireccional. En los organismos el todo está relacionado con cada parte y cada parte está relacionada con el todo. La diferencia con los objetos es que estos se pueden explicar siempre con leyes mecánicas mientras que los organismos vivos no. Kant dice que si juzgamos algo como un organismo le estamos dando una finalidad y esa finalidad es la vida, la supervivencia.

Juicios estéticos. Juzgar estéticamente es determinar algo como bello.

El juicio estético nunca es teórico, Kant dice que aquí hay un juzgar cualitativamente distinto. La idea de por qué es distinto es que ahí estoy presuponiéndole a la naturaleza en el sentido de la realidad en la que me encuentro, una finalidad en ella misma. Es decir, es como si la universalidad que conlleva mi juzgar (siempre que hay un juicio hay una síntesis de particularidad y universalidad) no la pone la razón sino que la tiene la realidad misma en la que me encuentro. Dicho de otra manera, cuando el sujeto juzga, no parte de una universalidad suya para dominar la pluralidad sensible sino que según Kant, el juicio reflexionante se llama así y no determinante, porque el sujeto (la razón) busca la universalidad a partir de lo particular mismo con lo que se encuentra. Es decir, la razón tiene que elevarse a la universalidad, no la tiene de antemano. Cuando juzgamos determinantemente (ya sea en el ámbito práctico o el teórico), la universalidad la tiene de antemano el sujeto (la razón). Ese juicio es determinante porque esa universalidad, sea la máxima o sea el concepto, determina la pluralidad sensible tanto si es a priori como si es a posteriori. La idea de Kant es que cuando juzgamos algo como bello o juzgamos algo como organismo no tenemos de antemano la universalidad sino que de algún modo la particularidad de lo real nos obliga a salir a la búsqueda de un universal que de algún modo intuimos que está en lo particular mismo. Por eso dice Kant que juzgamos como si la naturaleza misma tuviera finalidad, no fuera solo multiplicidad dispersa sino que hubiera como un telos, un fin pero no un fin determinado sino como un orden, una finalidad en la naturaleza. Kant piensa que cuando juzgamos algo como bello o juzgamos algo como vivo estamos asumiendo que la naturaleza no es una máquina, es como si Dios estuviese en la naturaleza, es como si la naturaleza fuera ordenada. Ej: cuando vez los dibujos que dejan las olas en la arena y dices que es bello. Kant dice que es imposible que no haya una finalidad detrás de esto. Kant dice que en la naturaleza hay algo racional, hay un orden, hay un Dios. Si eso fuera así tendríamos un puente entre la primera crítica y la segunda. Se suponía que la naturaleza era una máquina de causas y efectos que no sabe nada de las intenciones del hombre. Es una naturaleza que no es de fenómenos como de la que se habla en la primera crítica sino que también es final, que también obedece, que en ella también hay una racionalidad, ya no hay una separación entre los dos lados del hombre. Que nos veamos obligados a emitir juicios teleológicos y estéticos da prueba de que la separación entre lo ciego-natural y lo final-libre no es tan definitiva. Ej: ¿Por qué cuando dices “qué buena está la tortilla” no es un juicio reflexionante? Porque esto si es conocimiento, te viene una parte dada y una experiencia relacionada con la sensibilidad, con el lado animal. En cambio, cuando dices “qué bello es esto” hay una pretensión de universalidad y sin embargo no es un juicio teórico porque no se puede demostrar con seguridad que “eso es bello” al igual que dirías “la suma de los ángulos de un triángulo rectángulo es 180º”. Si tu dices que algo es bello y alguien te dice lo contrario, no lo puedes demostrar pero Kant dice que puedes pasarte toda la vida razonando porque los conceptos no van a acotar nunca la experiencia de lo bello pero sin embargo no puedes renunciar a los conceptos (universalidad). Los juicios estéticos de Kant están en la razón pero son cualitativamente diferentes de los juicios cognoscitivos de la primera crítica. En este juzgar, la particularidad de la naturaleza sale al encuentro de la razón antes de ser conocido como objeto de conocimiento. Cuando tenemos un juicio estético, los lados del sujeto se armonizan (las dos facultades de la razón), hasta aquí es como en las otras dos críticas, la novedad de la crítica del juicio es que se armonizan las dos facultades sin que haya un concepto determinante, sin que haya una regla que asuma la pluralidad sensible sometiéndola. En la primera crítica, el concepto agrupa la pluralidad de lo sensible bajo su regla (para que nos entendamos, el concepto es más importante que la sensibilidad). El entendimiento subsume

a la imaginación o sensibilidad. Lo sensible se regula con el entendimiento. La armonía se consigue gracias a que lo sensible se somete al entendimiento. Kant reconoce el juicio de lo bello y de lo sublime. Naturaleza Lo bello Artístico JUICIO ESTÉTICO

Lo sublime

Naturaleza

Lo bello se da cuando hay una armonía de las facultades positiva. Lo sublime se da cuando lo particular de la naturaleza (sensibilidad) desborda al entendimiento. Cuando algo es sublime, lo sensible es tan excesivo que desborda al sujeto (razón), por eso Kant relaciona lo sublime con la tragedia. La belleza para Kant puede ser natural (fenómenos de la naturaleza) o artística, en cambio lo sublime se refiere siempre a la naturaleza. Sobre los juicios estéticos Kant dice que es una armonía no fijada. Cuando se juzga estéticamente, las facultades entran en una relación de vaivén, en una relación libre en la que el entendimiento sirve a la imaginación y viceversa. Lo específico de juicio estético es que la armonía tiene más que ver con el libre juego que con la capacidad normativa del entendimiento. Juzgar teleológicamente es asumir que los conceptos están en las cosas mismas, que haya en él un todo que ordene las partes. En cambio, cuando juzgamos algo como bello, presuponemos también que hay un orden en sí mismo pero no se atribuye un concepto a ese algo sino que en las facultades del sujeto se produce un tipo de relación en el libre juego que no entra en ningún otro juzgar.

El juicio teórico y juicio práctico son juicios determinantes porque comparten la misma lógica: el entendimiento/máxima determina el otro lado. Así n hay manera de pasar del ámbito teórico al práctico. Los juicios determinantes, a pesar de tener la misma lógica, no puedes transitar entre ellos, quedan totalmente separados. En ambos casos la razón siempre determina, la realidad (y moral) humana siempre es legislada por una razón mediante una regla tanto en los juicios teóricos como prácticos. Las leyes que rige la realidad conocida como naturales, son unas leyes que no saben nada de la libertad. La naturaleza no sabe nada de las finalidades (el querer) y la moral tampoco sabe nada de la naturaleza. Se armonizan de modos totalmente distintos, cuando conoces te comportas de una manera y cuando actúas, de otra. Son cosas diferentes. La razón, cuando actúa libremente siente la necesidad de armonizarse con la naturaleza. Hay que buscar un puente entre las dos dimensiones, la teórica y la práctica y este puente es la tercera crítica. El juicio estético está a la base de los juicios determinantes. El juicio estético NO tiene una razón que lo domine, es decir, la razón sí que está presente en el juicio estético (recordar que Kant es racionalista), pero no es la que lo determina, sino que el juicio estético es un vaivén en armonía que está a la base de los juicios determinantes. Cuando juzgas algo como bello, es decir, juzgas estéticamente, ese juzgar está a la base de los juicios teóricos y prácticos y por lo tanto los tiene que unir. El juicio estético es el que se da cuando ningún lado de la razón domina al otro y está a la base de nuestro “ordenar la pluralidad sensible”.

Con esto Kant se ha ganado la autonomía del juicio estético, cuando hasta el siglo XVII la estética quedaba fuera de la razón y por tanto caía su dignidad. Kant dice que la razón no es solo facultad de conocer, también hace una dimensión dentro de la razón para la praxis y el juicio estético. Encima en los juicios estéticos, la razón no es la capacidad de legislar, la razón es razón pero no determina, lo cual es una gran novedad en el siglo XVIII. Kant obliga a asumir que también la razón es razón cuando no determina, sino que juzga como estético. El placer estético (puro) se separa del placer empírico de los instintos. En el juzgar estético no hay concepto (objetividad) pero sí que hay intelecto (pretensión de universalidad). Esto se debe a que no es que haya un concepto, sino que hay muchos. Cuando dices que algo es bello no puedes dar un motivo, cuando dices que algo es una mesa sí que puedes decir que es una mesa porque cumple con la definición de mesa que hay en el diccionario (concepto de mesa), por ejemplo, en cambio para argumentar que algo es bello, no hay un concepto que englobe lo bello pero sí que puedes dar muchos motivos, es decir, muchos conceptos con pretensión de universalidad. Así el juicio estético y los juicios determinantes son iguales en cuanto a nivel de importancia pero cualitativamente diferentes al mismo tiempo. Los juicios estéticos tienen pretensión de universalidad sin tener objetividad. Parte de una experiencia real que no es cognoscitiva pero sí que llega a una armonía. El juicio estético no es objetivo porque no hay un concepto pero tampoco es placer empírico, está entre la libertad y el conocimiento, pretende una universalidad. El sujeto kantiano entonces quedaría dividido en estos tres usos de la razón. *No poner la palabra “subjetivo” en el examen porque en Kant tiene otro significado muy concreto*...


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