Epistemologia PDF

Title Epistemologia
Author Julian Avenia
Course Ética Ambiental
Institution Universidad Nacional
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corrientes de la epistemologia...


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Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

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Zenobio Saldivia Maldonado Epistemología, progreso y diseño Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia, vol. VIII, núm. 16-17, 2007, pp. 61-69, Universidad El Bosque Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41401705

Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia, ISSN (Versión impresa): 0124-4620 [email protected] Universidad El Bosque Colombia

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Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia • Vol. VIII - Nos. 16 y 17 • 2007 • Págs. 61-69

Epistemología, progreso y diseño Zenobio Saldivia Maldonado*

Resumen Se analiza la idea de progreso a par tir de algunas perspectivas disciplinarias y epistemológicas y se extrapolan las notas relevantes de las mismas al ámbito del diseño contemporáneo, para arribar a una compresión de lo que se entiende en la actualidad por progreso en el campo profesional del diseño. Se destaca además, la cooperación de la epistemología para las nuevas tareas tendientes al análisis de las categorías en el diseño. Palabras clave: progreso, epistemología, diseño.

Abstract In this paper, the idea of progress is analyzed from the point of view of some disciplinar y and epistemological perspectives, and their relevant features are extrapolated to the realm of contemporar y design, to arrive at an understanding of what is nowadays understood by progress in the professional field of design. In addition, the cooperation of epistemology in the new tasks that tend to the categories' analysis in design is highlighted. Key Words: progress, epistemology, design.

* Doctor en Pensamiento Americano con mención Historia de las Ciencias, Universidad de Santiago de Chile, Magíster en Filosofía de las Ciencias de la misma universidad. Docente de la Facultad de Humanidades y Tecnologías de la Comunicación Social, Universidad Tecnológica Metropolitana, (UTEM), Santiago de Chile.

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Epistemología, progreso y diseño

Antecedentes previos Hoy día es muy frecuente el uso de la noción “epistemología” tanto en el universo de las comunidades científicas, cuanto en el ámbito académico en general, y más recientemente incluso, ya se observa el empleo del concepto en los medios de comunicación. También es frecuente escuchar su denominación en campos tales como la sociología, historiografía, educación, currículum, análisis del discurso, arquitectura y diseño, entre otros. Ello es un reflejo de la importancia que se le empieza a atribuir en nuestra cultura y sociedad contemporáneas. Empero, no siempre se comprende debidamente el significado de dicha noción, ni sus implicancias dialécticas en el desenvolvimiento cognitivo propio de la sociedad del conocimiento, en la cual nos encontramos inmersos. A menudo suele identificarse la voz “epistemología” con la noción de “teoría del conocimiento”, y en otras ocasiones, simplemente se usa como sinónimo de “filosofía”. Pero el primer caso, es una acepción muy reduccionista de la epistemología, que la restringe únicamente al estudio del proceso de aprehensión cognoscitiva, y a su vez, entender la epistemología como filosofía sin más, es una postura extraordinariamente amplia. Por ello, resulta conveniente precisar el concepto. La epistemología es la ciencia que estudia a la ciencia. Es el estudio del conocimiento científico, de su génesis y de su desarrollo. Con lo anterior, queda de manifiesto que nos situamos en un campo de reflexión sobre el proceso mismo del desarrollo científico; lo cual a su vez, nos sitúa en el mismo marco que Popper concibe a la epistemología, por ejemplo en su Lógica de la investigación científica. La epistemología, en tanto es una disciplina que se interesa por el desarrollo y los resultados del conocimiento científico; apunta a un análisis cualitativo y holístico acerca de la ciencia como institución social y en cuanto estructura metodológica de apropiación cognitiva. Este tipo de preocupaciones por cierto, alude al análisis de tópicos de carácter metodológico, a aspectos vinculados a los supuestos últimos de la validez y de la objetividad de los conocimientos que va recabando la ciencia; y en general, apunta también a un análisis del cuerpo de reglas y procedimientos, que utiliza la ciencia para cumplir su tarea: nombrar, describir, explicar y predecir los hechos del mundo. Luego, entre las preocupaciones más relevantes de la epistemología, figuran: los aspectos normativos de la ciencia como tal, los criterios de validez de la apropiación cognoscitiva, la clasificación de las ciencias, la idea de objetividad en las ciencias empíricas, la inducción, la noción de verdad, la noción de realidad en el campo de la física, el ámbito del descubrimiento y el ámbito de la justificación en la investigación científica, o la idea de progreso en la comunidad científica. Aquí por ejemplo, justamente, en torno al análisis y discusión del 62

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concepto de progreso en el ámbito científico, desde las visiones propias del ámbito epistémico; nos iremos adentrando al campo del diseño, para decantar en una eventual idea del progreso en el diseño. Ello, como una modesta propuesta, para la posterior discusión en dicho campo, por parte de los propios diseñadores.

La cuestión del progreso En nuestra sociedad, actualmente queda claro que el campo en que “el progreso es más evidente e incluso innegable es la técnica y, dentro de ella, especialmente en los dominios que se apoyan directamente en los resultados de las ciencias” (Radnitzky, Andersson, 1982) Pues bien, el diseño como quehacer profesional, y más exactamente como corpus cognitivo, si bien no ha llegado a un consenso en lo referente a su propia definición, tal como lo hemos destacado en otra ocasión (Saldivia, Silva, 2005); sí muestra un consenso entre sus exponentes, toda vez que los mismos están de acuerdo en que dicha disciplina, es en parte técnica, en par te arte y en par te teorización. Luego, un adecuado punto de anclaje entre epistemología y diseño, para efectos de este análisis y que articule efectivamente la tríada mencionada en el epígrafe, parece ser el interés por el progreso. ¿Pero que entendemos por progreso? La historiografía, la historia de las ciencias, la sociología, la epistemología y otras disciplinas, se han preocupado notoriamente por el tema. Desde la perspectiva de la historiografía por ejemplo, muchos autores perciben que el progreso no es uniforme a un locus específico, o a un período específico, sino que metafóricamente sería como un gran río con múltiples canales y con distintas velocidades cada uno. O como lo expresa Paff Williams: “las sociedades progresan, pero también declinan” (Paff, 1994). Desde esta última perspectiva, por ejemplo, el progreso en el diseño, sería entonces un subir y bajar de productos, modelos y tendencias según el gusto y preferencias de los usuarios. Cabe hacer notar que desde esta mirada analítica, el diseño resultaría un producto social, dirigido, pensado y regulado por la comunidad, donde el diseñador es esencialmente una bisagra transmisora del externalismo y su par ticipación como profesional, por tanto, sería más bien equivalente a vertebrar los requerimientos que fluyen desde la sociedad hacia su profesión. Ahora, si entramos al universo de la historia de las ciencias, por ejemplo en cuanto a la idea de progreso específicamente en América durante el siglo XIX, se obser va que éste, es entendido en esta centuria, como el resultado de la aprehensión cognitiva del universo orgánico e inorgánico que será utilizado por los gobiernos de las jóvenes repúblicas, como un corpus informativo para una posterior explotación, cultivo o industrialización de muchos referentes del cuerpo físico del país. El progreso, es entendido también en este período, como 63

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un desplazamiento de la naturaleza por la civilización europea, representado por los inmigrantes y sus valores culturales, políticos y sociales que irradian nuevos posibles de acción y desarrollo laboral. El ideario del progreso decimonónico que se da en estos científicos, por tanto, es entendido como el dinamismo de un eje confrontacional entre naturaleza y civilización. Ahora, desde esta perspectiva decimonónica, el progreso extrapolado al diseño, debería apuntar a ilustrar y difundir las bondades de lo europeo, debería mostrar productos y ar tificios que contribuyan a la dominación y sometimiento de la naturaleza americana, a mostrar las características de las razas nórdicas y de su supuesta superioridad. Sin embargo, como el diseño en los países americanos en dicho siglo aún no despega, el ideario será replicado solo a mediados del siglo XX. Así, en el diseño de los productos de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, en diversos países americanos, se percibe lo mismo: potenciar y difundir lo europeo y norteamericano. Era la mentalidad eurocéntrica que continuaba el antiguo modelo decimonónico de superioridad anglosajona y nor teamericana, que ya se vislumbrada en el siglo XIX y que denotaba una notoria confianza en el desempeño de los europeos frente al medio. Así, las carátulas de productos matizados de cabelleras rubias, de filas ordenadas de tarros de salsa de tomates, de cocinas espaciosas y de comidas a la nor teamericana, mostrarían a mediados del siglo XX, una idea de progreso muy bienvenida para las estructuras del diseño incipiente hispanoamericano que está por eclosionar. Y a su vez, todavía desde el campo disciplinario de la historia de las ciencias, el progreso en el siglo XX, a finales, principia a asociarse con una adecuada descripción y comprensión del entorno auténticamente americano, de respeto a las etnias y de una mayor consideración por lo vernáculo. Por eso no es extraño que en los años setenta y ochenta del siglo XX, por ejemplo, se principie a analizar desde las diversas ramas de la histórica y de la sociología; temas tales como las variables de la institucionalización de la ciencia en los distintos países de América, la eventual par ticipación de la mujer en el sistema productivo, o el papel de los gobiernos locales en la consolidación y orientación de la ciencia en nuestro continente; y en general, se obser va una revisión sobre el rol de los distintos agentes sociales latinoamericanos en la construcción científica. Y esto, llevado al diseño, sería equivalente, a las primeras y audaces propuestas de ilustrar, graficar y difundir modelos estéticos que den cuenta de la naturaleza americana, de los picos andinos, de los lagos centroamericanos, de las estepas de la Patagonia, de las flores típicas del Amazona, o de una presencia de rostros de mujeres, hombres y niños morenos, con sus atuendos típicos y en interacción con su medio local o regional. 64

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Epistemología y progreso En el plano de la epistemología, a su vez, la noción de progreso no es fácil de identificar. Y es probablemente el campo más analítico y difícil, dado la diversidad de tendencias y enfoques críticos contemporáneos. En efecto, por ejemplo si par timos con la idea de ciencia de Gastón Bachelard, que la concibe como una expresión cognitiva y social siempre en ascenso, que deja de manifiesto los sucesivos valores del progreso del pensamiento casi como una línea diagonal hacia el infinito; entonces desde esta perspectiva, el progreso es un incremento cuantitativo que resulta de suyo de la mera actividad práctica de los exponentes de la comunidad científica. Y si esto lo extrapolamos al diseño, entonces, el progreso aquí sería entendido como la aparición continúa de nuevos aparatos que buscan la comodidad y el bienestar del ser humano, pero que resultan, per se de la actividad profesional e institucional del diseño. Esto es, sin influencias significativas, sin una matriz peculiar propia, puesto que la mera adición ya sería incremento cuantitativo, y entonces, el diseño, en tanto se comporte como un apéndice de la comunidad científica internacional, repetiría de suyo las innovaciones en el esquema del ascenso infinito. Así, en este esquema, si la ciencia muestra siempre nuevos conceptos y nuevas teorías, y las tecnologías nuevos materiales; entonces, el diseño a su vez, mostraría siempre novedades y ar tificios por la mera adición cumulativa de tales tecnologías y de los nuevos materiales que se van alcanzado. Aquí, más que la novedad, el incremento es el progreso. Y con alguna licencia, es posible ubicar aquí entonces, la idea de Escobar, que sostiene la conveniencia de estructurar “un proceso de diseño integral que anticipa y deduce las necesidades de los individuos para los cuales desarrolla su trabajo, y aprovecha las funcionalidades y posibilidades de las nuevas tecnologías” (Escobar, 2003). Y desde otra escuela epistémica, por ejemplo desde la perspectiva de Kuhn, principalmente a par tir de la difusión de sus tesis sobre la marcha y comportamiento de la ciencia, luego de la publicación de su texto: La estructura de las revoluciones científicas (1962), el progreso sería el resultado visible de los nuevos paradigmas en las distintas disciplinas, independientemente de si estos van todos en ascenso, al unísono, desfasados, ar ticulados, o de cualquier otra forma. Así, la aparición de nuevas teorías que expliquen más hechos y resuelvan mejor los problemas, serían la máxima expresión de progreso en una ciencia en par ticular. Ahora bien, esto en el campo del diseño, sería equivalente a desenvolverse más adecuadamente con las exigencias de los clientes, del gobierno, o de los consumidores. Así, si algunos diseñadores están entrabados en la búsqueda de soluciones de aparatos e instrumentos, según los estándares de los años anteriores, o de un gobierno pasado, o de un modelo explicativo comprometido con ciertas tesis educacionales o sociales, se ven sobrepasados de pronto, por los productos más dinámicos, llamativos, ergonómicos, 65

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funcionales y operativos de sus pares; entonces, este último sería el nuevo paradigma imperante y exitoso en el universo del diseño. Por lo menos, mientras pueda satisfacer los requerimientos del mercado, de los empresarios y de los consumidores organizados y cada vez más organizados y exigentes. Entonces, lo más equivalente al modelo explicativo khuniano, para ilustrar el progreso en el diseño, sería una teoría ecléctica del diseño, que permita la presencia de diversas tendencias, gustos y formas en uso. Y a su vez, desde la perspectiva de Feyerabend, y su postulado del “todo vale” en la investigación científica, el asunto se hace más complejo aún. En efecto, luego de la difusión de esta y otras tesis que lo hicieron famoso, tras la publicación de su texto Contra el Método; el autor divulga la idea de que la ciencia avanza o progresa, por la simple audacia y convicción de unos investigadores más audaces que otros. En especial, por el esfuerzo de aquellos que se alejan de la inducción y prefieren la contrainducción, o el pluralismo metodológico, por sobre el método racionalista tradicional de las ciencias. En este contexto, es conveniente recordar por ejemplo, como visualiza la metodología de Galileo o de Kepler, pues nos ilustra para formarnos una idea de su enfoque más global: “Ni Galileo, ni Kepler, ni Newton utilizaban métodos específicos bien definidos. Son más bien eclécticos, opor tunistas. Naturalmente cada individuo tiene un estilo de investigación que da a sus trabajos una cier ta unidad; pero el estilo cambia de un individuo a otro y de un área de investigación a otra.” (Feyerabend, 1981, p. 43) Esto, extrapolado al diseño, sería equivalente a las innovaciones propias de diseñadores más inconformistas, más contestatarios y más anárquicos que se lanzan contra los modus operandis tradicionales del diseño, contra la metodología de las formas estéticas, y contra las producciones enmarcadas en los consensos industriales y/o empresariales vigentes. Y si tales aparatos, constructos o implementos así audazmente diseñados, por la simple y fuer te energía de la constancia, de la innovación y de la búsqueda de una mayor flexibilidad democrática, o de una imaginería personal abundante, dan en el blanco, o “prenden” en el mercado, entonces, he ahí el progreso. Ahora, si nos inclinamos a buscar criterios y categorías para la noción de progreso, desde el ámbito del constructivismo o epistemología genética, desarrollada por Jean Piaget, desde la década del cincuenta del Siglo XX, entonces cabe tener presente que para este epistemólogo, biólogo y psicólogo suizo, la epistemología es el estudio del paso de un conocimiento de menor validez, a otro de mayor validez (Piaget, 1967, p. 6). Y ello nos sitúa en el problema de la génesis y de las estructuras, puesto que el conocimiento científico así entendido, es en la práctica, el resultado de la movilidad y dinamismo de las estructuras; luego el progreso aquí es análogo al estadio del 66

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paso de una estructura menos compleja otra de mayor complejidad. Y queda claro por tanto, que en este enfoque, el conocimiento no es un salto azaroso ni en un cuerpo disciplinario ni una iluminación súbita de un sujeto; sino que es el resultado lógico e inevitable de un cierto dominio estructural ya alcanzado, y que el mismo está preparado para avanzar a un estadio superior. O dicho en otros términos, el progreso sería el resultado de una transformación continua de los conocimientos que se reorganizan y reequilibran como consecuencia de la marcha ascendente e inevitable de estructuras constitutivas previas. Entonces, un esquema de esta naturaleza, llevado al diseño, se identificaría con una idea de progreso que resulta de las estructuras materiales y operativas e instrumentales alcanzadas sistemáticamente por el gremio, como un derrotero ascendente, en el cual alcanzado el nivel a, necesariamente se llegará al nivel b, y así sucesivamente, pero centrado principalmente en los aspectos cognitivos de la construcción estética, o en las fases operatorias y funcionales de los diseñadores, más que en el impacto de las influencias externas; las que en este caso, no tendrían tanta fuerza explicativa para alcanzar la innovación y el progreso por no ser parte de la propia estructura. El progreso entonces, es aquí el resultado del propio mecanismo casi autónomo que toman las estructuras ya alcanzadas como aceptables y funcionales en un tiempo, las leyes de su composición interna y operativa; esto es, por ejemplo en el diseño, si ya se ha alcanzado el diseño ergonómico y funcional en muchos productos suecos para los bebés, entonces, ahora vendría de suyo llegar esa misma concepción a la cocina, a la totalidad de la casa y luego a la oficina y a los nuevos y más amplios espacios de interacción social. Estos serían los nuevos niveles cognitivos más avanzados y así sucesivamente. Pero, situados desde esta perspectiva, hay que tener muy presente - independientemente de si se es o no constructivista- que “las estructuras científicas corresponden a las concepciones de estructuras de los hombres mismos y que contribuyen a acuñar a largo plazo esas mismas concepciones” (Lenk, 1988, p. 6). La cita anterior, deja constancia de que tales estructuras, son principalmente una adecuación nominativa y cognoscitiva para tratar de “atrapar” los incrementos relevantes de las distintas disciplinas científicas y o profesiones, pero no son la “cosa en sí”, que garantice un aumento cualitativo y cuantitativo en las distintas disciplinas. Por tanto, aquí la identificación y adecuada explicitación de los hitos de mayor riqueza lógico-matemática u operativa, en un campo disciplinario específico, estarían indicando el progreso, el nuevo dominio sobre los observables del mundo natural y...


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