Lectura 9. Heidegger. Popper. Khun PDF

Title Lectura 9. Heidegger. Popper. Khun
Author Lucas Pracchia
Course Introducción a la Filosofía
Institution Universidad Siglo 21
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MARTIN HEIDEGGER (1889- 1976) Martín Heidegger, filósofo contemporáneo alemán, es uno de los máximos representantes del existencialismo. Fue discípulo de Husserl de quien recibió una significativa influencia sobre todo a través de la fenomenología. Su vida académica fue importante llegando desempeñarse como rector de la Universidad de Friburgo. Fue profesor de esa casa de estudios en la cátedra dejada por Husserl. Se retiró de la universidad luego de la primera guerra mundial y volvió años después manteniendo una actividad académica irregular. Su obra más conocida es El Ser y el Tiempo. La filosofía de Heidegger se inscribe dentro de la corriente de pensamiento contemporáneo denominada existencialismo. Puede remontarse al siglo anterior el interés de la filosofía por el problema de la existencia. Kierkegaard es considerado el primer filósofo existencialista. Aunque la problemática de la existencia podría retrotraerse por lo menos hasta San Agustín. En ciertos aspectos se puede considerar a la filosofía de la modernidad como una reflexión alrededor de dos problemas básicos: el conocimiento y su objeto. El problema del objeto se relaciona, en el pensamiento moderno, con el de la esencia. El existencialismo de alguna manera intenta superar esa problemática orientando la reflexión hacia la existencia de los entes antes que hacia su esencia. Pero no es la existencia de cualquier ente la que importa, sino la de aquél que se pregunta por la esencia de los entes y la de su propia existencia. Ese ente es el hombre. En El Ser y el Tiempo - obra publicada en 1927- Martín Heidegger indaga sobre el ente que se hace la pregunta por el Ser: el Dasein (el ser ahí, la existencia humana, la Existencia). Este no es un ente como los otros ya que en su intento por comprender el Ser le va su propio ser. La condición del Dasein es comprender al Ser. Esta condición del Dasein no sólo es óntica sino también ontológica. La comprensión del Ser por el Dasein impregna al ente - to ón- de logos, de ahí que la condición del ser-ahí sea ontológica y no meramente óntica, habida cuenta de que esto último es lo que es en sí mismo independientemente del logos o razón. La comprensión del Ser implica una indagación previa del ser del Dasein que Heidegger desarrolla en una analítica existencial. Pues el ser-ahí es un existente, su característica es la existencia y por ello comprenderlo implica no manejar categorías, como lo pueden ser las clásicas categorías kantianas, sino existenciarios. Para poder conocer estos existenciarios Heidegger usa como método la fenomenología y la hermenéutica. Por la primera intenta una comprensión del ser del Dasein libre de condicionamientos. Esto es posible dado que el método fenomenológico permite "ir a las cosas mismas". La fenomenología, de alguna manera, presenta, pone de manifiesto, el ser de los entes, por eso no sólo es un método. Es también una ontología, ya que es la apertura hacia la comprensión y la constitución del ente como objeto. Esto último la hace también una hermenéutica, es decir, una comprensión del objeto que es también un composición o, mejor aún, una interpretación del ente. Es como un ir a las cosas mismas en busca del ser del ente y a la vez construir o interpretar a la cosa buscada. Se podría decir que es una herramienta sin la cual no podría entenderse el Ser ni los entes pero que, sin embargo, no los "prefabrica", sino que permite "verlos" tal cual son, lo que no se podría hacer si no se tuviese la herramienta. El Dasein es el ente al que le va la vida en la busca del Ser. Por eso es un existente y, como tal, tirado en el mundo, es fundamentalmente su propia posibilidad de ser. Cada uno es su

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propia posibilidad en busca del Ser que no es otra que la búsqueda de uno mismo. En esa exploración el Dasein tiene dos opciones: la autenticidad o la no autenticidad. Desde el punto vista metodológico esto implicaría indagar sobre el ser del Dasein en dos analíticas: una la de la autenticidad y otra la de la inautenticidad. Pero no es necesario: una analítica del Dasein neutra con respecto a las dos posibilidades permite comprender los dos modos de ser. El modo auténtico del ser- ahí es un "hacerse cargo de uno mismo", es la preocupación, el estar atento. No solo la preocupación y el cuidado de si mismo en un sentido subjetivo sino en tanto que se es un ser en el mundo que no se debe olvidar de sí mismo y hacerse el desentendido. La inautenticidad del ser- ahí es lo contrario a la preocupación o el cuidado: es la distracción, el vivir sin cuidado, la despreocupación, el no estar atento. El Dasein es su propia posibilidad y como tal se encuentra yecto en el mundo, tirado en él. Pero como es su propia posibilidad puede construir un proyecto de sí mismo. Eso es posible en el tiempo. Por lo tanto es necesario indagar sobre el Dasein en el tiempo. O mejor: indagar el tiempo del Dasein. No es que el Dasein se confunda con el tiempo, pero el tiempo del Dasein no es ni el tiempo cronológico ni una forma pura a priori al estilo de Kant. El tiempo es un existenciario. Es la temporalidad. Es un modo de estar- en - el - mundo. No es el transcurrir a lo largo del tiempo propio de una cosa. La temporalidad del Dasein es una totalidad, una realidad completa del ser- ahí en tanto existente yecto, tirado, en el mundo, que puede- o no- tener también un proyecto. No hay un sujeto "en el mundo" como una cosa distinta del mundo donde está tirada. Tampoco un "mundo interior" como el mundo del sujeto distinto del "mundo objetivo". "Mundo" para Heidegger es "la noción ontológico- existenciaria de la mundalidad". La mundalidad es el ser- en - el mundo del ser - ahí. El estar en el mundo del Dasein no debe entenderse ni como una estar en el tiempo mientras transcurre tranquilamente la existencia ni como un estar entre la cosas como lo está una silla entre otras sillas en medio de una res extensa de tipo cartesiano. El estar en el mundo implica una espacialidad, pero una espacialidad como condición ontológica- existenciaria del Dasein. De alguna manera la espacialidad, así como la temporalidad, constituyen la mundalidad del ser - ahí. Es el mundo circundante en el que se está como existente. Pero no como algo ajeno a uno mismo sino que es condición de uno mismo. Es uno mismo en la circunmundanidad. En ese mundo que es la circunmundanidad hay dos aspectos distintos a considerar y que hacen al ser del Dasein: lo que "está- presente" y lo que "está - a- mano". Esto último son los utensilios, que no se deben confundir con las herramientas con las que se hace algo o con los bienes de uso cotidiano, puesto que en verdad son el hacer mismo. Pero no el "hacer- mismo" como algo subjetivo. El "hacermismo" es la empleabilidad, la utensilidad, no de la cosa en sí misma y para sí misma, sino de la cosa en tanto que para otro y por otro. Un utensilio lo es en función de su utilización y quien lo utiliza es el Dasein. La "empleabilidad" del utensilio es una condición ontológica del Dasein. El espacio y el tiempo son también condiciones existenciarias. La "utensibilidad", la temporalidad y la espacialidad son determinaciones ontológicas del ser - ahí. Como en el caso de empleabilidad, que no es una condición sólo del utensilio, se dan también los de la espacilidad y la temporalidad. Ni la espacialidad es una propiedad del espacio ni la temporalidad una propiedad del tiempo. La espacialidad es fundamentalmente un "orientarse hacia", un "acercamiento a" o un "alejarse de", pero no como característica subjetiva de cada uno, como cuando se tiene la intención de ir a tal o cual lugar, sino como condición objetiva de la misma noción de extensión. Más que la extensión medida, mensurada, de la geometría o de la física, son el ser de lo extenso en tanto un ir- hacia o un alejarse - de. El estar- en- el- mundo es también un estar con los otros. El Dasein no está solo sino con otros Dasein. El "estar- en- el - mundo -con- los- otros" es una condición ontológica y

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existeciaria, o sea que no se puede ser de otro modo sino "con- los- otros- en- el - mundo". El modo de "ser - con" del Dasein es la preocupación, el hacerse cargo de uno mismo. Dicho en términos vulgares: no hacerse el sonso. Pero el Dasein por su misma condición estructural busca e intenta permanentemente la distracción. Se hace el distraído. No quiere sufrir, no acepta su propia nada ni la angustia que la comprensión de que es nada le produce. Esta distracción degrada al Dasein, que termina por volverse "uno- cualquiera". El "uno- cualquiera" del Dasein es una condición existenciaria y, por lo tanto, objetiva. No es una degradación moral que implique la pérdida de la autoestima o algo por el estilo. Ni siquiera es una degradación ontológica, como el "ser menos que tal o cual". Es una degradación existenciaria. No se puede evitar. Todos estamos "caídos" e inmersos en las habladurías, en el qué dirán, en la novedad, en el consumo por el consumo mismo. Pero también es condición de todos el comprender, el hacerse cargo, el preocuparse, el recuperarse a sí mismo. Por eso tanto la autenticidad como la inautenticidad son condiciones existenciarias que a todos nos atañen. El "quién" del Dasein , el "yo mismo" cabalga entre y sobre lo auténtico y lo no auténtico. Los dos son existenciariamente constitutivos. Hay que hacerse cargo de la propia nada. Es la única forma de dejar de ser "uno cualquiera". Hay que aceptar lo inevitable: la vida y la muerte, puesto que eso es la existencia. El Dasein ve a la muerte como su futuro ineludible. Se anticipa a ella . Verla y sentirla es lo mismo: es la angustia. No es el temor a lo desconocido sino la vivencia de la propia muerte en el "estaren- el - mundo". Es como ser ahora lo que no se es todavía. Un "pre - ser- se en el mundo". Lo más lejano- y lo más inmediato a su vez- en el futuro insondable es la propia muerte. De lo único que estamos seguros es que vamos a morir. El Dasein auténtico no permite que nadie le "robe" la muerte, su muerte. Si no puede elegir la muerte entonces tampoco puede elegir como vivir. La muerte es la posibilidad por excelencia. Es la libertad total del ser- ahí. El Dasein, auténticamente preocupado, comprende que está inmerso en un mar sin fondo ni límite: la nada. Y de un modo u otro acaba por formularse la pregunta ¿por qué el Ser y no más bien la nada? pregunta sin respuesta o cuya respuesta solo es la propia existencia (con la muerte como única posibilidad cierta) y la comprensión del Ser como lo que hace posible al hombre existir (con o sin autenticidad) en la inmensidad inconmensurable de la nada. Hay tres condiciones básicas del Dasein: el "encontrarse en", el "comprender" y el "habla". "Encontrarse en" es la condición de estar tirado en el mundo. No el estar en algún lugar, solamente. Es estar en algún lugar pero bajo la condición previa de estar arrojado en el mundo y tener que enfrentarse con su propia existencia, sin atenuantes (aún cuando uno se haga el distraído). Siempre se puede ser auténtico haciéndose cargo, o no serlo despreocupándose. Pero el hacerse el distraído no es una condición espontánea del ser - ahí. Uno se hace el distraído, se despreocupa, porque trata por todos los medios de escabullirle el bulto a lo inevitable: la existencia- muerte. Se puede optar por hacerse cargo y morir conciente y auténticamente. O se puede hacer lo contrario. También la muerte puede no ser auténtica. Esto quiere decir: sólo se muere auténticamente cuando se tiene de ello conciencia. Pero ello implica que se vivió preocupado, con cuidado, haciéndose cargo, conciente de sí mismo. El distraído, el "sonso", de alguna manera no muere, puesto que de eso se trata una muerte no auténtica, ficticia. Una muerte "ficticia" es la muerte de lo que también vive una vida ficticia. El que no se hace cargo, el que se hace el distraído, no muere auténticamente porque tampoco ha vivido. Ni siquiera muere. Los sonsos son inmortales. Pero el Dasein puede optar por no hacerse el sonso y empezar a preocuparse, a tomar conciencia, a comprender. El "comprender" es un modo de hacerse cargo de la propia existencia y de la propia muerte. Un modo de proyectarse- hacia, de pre-ser-se. Como al ser- ahí le va su ser en su existir puede anticiparse a sí mismo. Esto es posible por la temporalidad: el Dasein preocupado por su

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propia posibilidad de "ser- en- el- mundo". La temporalización del Dasein no es un mero sucederse de instantes o momentos sino el mismo ser del Dasein en tanto que "irle su ser en- elintento". Cada una de las condiciones del Dasein tiene su propia temporalización. Hay una temporalización del "estar - en", del "preocuparse- por" y del "habla". Esto es lo que constituye la historicidad del Dasein. El Dasein tiene historia cuando su temporalidad es auténtica, cuando forja su propio destino. El Dasein más que "ser- en- el tiempo", es su propio tiempo, que es su temporalidad. Haidegger se pregunta si ese tiempo que es la temporalidad del ser- ahí, ese tiempo originario que es condición del Dasein , puede permitir saber cuál es el "sentido del ser". O, formulado de otro modo, si el tiempo es el horizonte del Ser. Con estos interrogantes culmina el Heidegger de El Ser y el Tiempo. Heidegger en obras posteriores orientará su pensamiento hacia el Ser. No lo hará de un modo sistemático. También orientará su pensamiento hacia el lenguaje. Hay que tener en cuenta que es una de las condiciones existenciarias del Dasein. El lenguaje (el habla) que le interesa a Heidegger no es el de la ciencia ni el de la técnica. Es el lenguaje poético. Es el lenguaje del Ser. Este se manifiesta por la lengua de los poetas. Esto implica que el Ser no tiene que ser explicado o comprendido en el sentido racional de ambos términos. Intentar explicar o definir el Ser es una forma de distraerse, de no hacerse cargo, de "aprofesorarse" como mínimo. El Ser se manifiesta y no necesita ser explicado. Y se manifiesta (en eso consiste la verdad, la "aléteia" de los griegos: la mostración del Ser)en el horizonte del tiempo originario. Tiempo que es una condición ontológico- existenciaria del Dasein. La metáfora del Ser como una casa en la que habita el hombre sirve para mostrar, más que explicar, lo que Heidegger piensa del Ser. Pensar el Ser no es pensarlo lógicamente, siguiendo un orden racional. Tampoco es conocerlo. Cuando se piensa el Ser sucede lo mismo que cuando se camina por un bosque cuyas sendas no llevan a ninguna parte. Son caminos del corazón. Caminos que se siguen no porque lleven a algún lugar sino porque son los caminos que uno quiere caminar. Son sendas perdidas en las que, inexplicablemente, nos encontramos a nosotros mismos. Las sendas que llevan al encuentro del Ser no van a ninguna parte. Ellas son camino y meta. Sucede con el Ser lo que con el Santo Grial: no lo encuentran quienes lo buscan. El habla de los poetas (que nada dice porque solo se limita a mostrar lo que está oculto), no el lenguaje de los científicos o los técnicos- tecnócratas, es el que permite preservar al Ser, conmemorarlo. No hay nada que describir, nada que explicar, nada que interpretar. Más aún: todo lo que se ha dicho que no es el Ser, dice más que todo lo que se ha dicho acerca de lo que es. Simplemente no hay que olvidarse del Ser. Tampoco confundirlo con las cosas porque la suma de las cosas, de los entes, no constituye el Ser. Antes bien, el Ser es el habitar de los entes. También es el lugar del ser que se pregunta por el sentido del Ser: el Dasein. Es la tierra en la que vivimos, el universo que habitamos.

KARL POPPER ( 1902 - 1994) Karl Popper, filósofo austriaco integrante del Círculo de Viena, tuvo un relevante protagonismo en la filosofía contemporánea de la línea positivista por los importantes aportes relativos a la validación y falsación de las hipótesis científicas. El positivismo lógico es una importante corriente de pensamiento en el siglo XX. El conocimiento positivo de origen empírico, el lenguaje lógico - matemático y el contenido cognitivo de las sentencias científicas son la base de esta línea filosófica. El llamado Círculo de Viena trató

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y desarrolló una importante serie de temas relacionados con la fundamentación del conocimiento científico, la demarcación entre ciencia y no ciencia y los métodos de las ciencias de la naturaleza. Con respecto al primer tema se puede considerar de destacada importancia la teoría de la verificabilidad, según la cual las hipótesis científicas necesitan ser verificadas para ser consideras como tales. No puede aceptarse una ley científica sin verificación. La verificación es la que garantiza el contenido cognitivo de los enunciados por los que se expresan la leyes científicas. Esto implica que todos aquellos enunciados que no sean verificables carecen de contenido cognitivo y por ende no pueden ser considerados científicos. La verificación debe hacerse por vía experimental y el contenido de las proposiciones científicas debe apoyarse en dicha verificación. Esta posición de algunos miembros del Círculo de Viena les permitió esgrimir argumentos en contra de la metafísica, principalmente la de la filosofía de la existencia, que por la misma época importantes filósofos contemporáneos estaban desarrollando. Sirvió también para fortalecer los criterios de demarcación entre ciencia y no ciencia. La demarcación en principio se apoyo en la diferencia entre los métodos considerados como propios de las ciencias y los métodos de otras disciplinas consideras, en general, o no científicas o precientíficas. El método de las ciencias es el denominado "modelo nomológico deductivo", de Hempel. Método que consiste en partir de la observación empírica y por medio de inferencias inductivas llegar a la enunciación de hipótesis generales ( las leyes científicas) que sirven a su vez de premisas en inferencias deductivas que permiten explicar y predecir fenómenos empíricamente observables. El modelo, en síntesis, sirve para explicar y predecir las regularidades que acaecen el mundo fenoménico. Es el método que caracteriza a las ciencias de la naturaleza, principalmente a la física. Popper se acerca al Círculo de Viena porque la investigación que sus integrantes llevaban a cabo en la filosofía de la ciencia coincidía con su propio ideario. Sin embargo no tarda en discrepar con algunos miembros del Círculo, sobre todo con los que sostenían la tesis de la verificabilidad. Popper parte de lo opuesto. Considera que las leyes científicas más que enunciados generales verificables empíricamente son en realidad hipótesis, es decir, enunciados probables susceptibles de ser falsados por la experiencia. Esto implica que todo conocimiento que aspire a ser considerado científico no puede explicarlo todo. Si lo explica todo y no puede probarse en algún momento del tiempo en que se lo considera una ley general (hipotética, es decir, probable en cuanto a su verdad) que es falso, entonces no es una ley científica. Esto lleva a Popper ha rechazar las pretensiones de cientificidad de doctrinas como el marxismo o el psicoanálisis. Sostiene que las proposiciones que dichas doctrinas consideran leyes no pueden ser falsadas y por lo tanto no son científicas. Lo que explica todo, como las "leyes" del marxismo, en realidad no explican nada. Una ley científica puede explicar la regularidad de una enorme cantidad de fenómenos, pero no puede explicarlos a todos. Además, los enunciados por los que se expresan las leyes científicas, que son generales, pueden ser falsados con sólo un caso que los contradiga. O sea que no es aplicable a las leyes de la ciencia lo que la filosofía clásica consideró como una condición de los enunciados científicos al afirmar de ellos que debían ser universalmente verdaderos y lógicamente necesarios. Esto puede valer para las ciencias formales pero no para las fácticas. Popper además del criterio de falsación aporta a la filosofía de la ciencia la denominada teoría de los tres mundos. Esta teoría sostiene que hay tres mundos: el mundo de las cosas materiales, el orden físico que constituye el rein...


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