Tema 2. La Familia como agente socializador educativo PDF

Title Tema 2. La Familia como agente socializador educativo
Author John Brown
Course Sociedad, Familia y Educación
Institution Universidad de Sevilla
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José Manuel Guil Bozal ...


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SOCIEDAD, FAMILIA Y EDUCACIÓN INDICE TEMA 2. LA FAMILIA COMO AGENTE SOCIALIZADOR EDUCATIVO ............. 6 I. EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA ............ 6 II. LOS AGENTES DE SOCIALIZACIÓN Y EL SISTEMA EDUCATIVO ........ 9 lII. LA FAMILIA COMO GRUPO E INSTITUCIÓN SOCIAL ......................10 IV. UNIVERSALIDAD Y PLURALIDAD DE LA FAMILIA, SU EVOLUCIÓN...12 V. MODERNIZACIÓN Y CAMBIOS DE ROL EN LA MUJER......................15 VI. FUNCIONES DE LA FAMILIA EN LAS SOCIEDADES INDUSTRIALES AVANZADAS .................................................................................16 VII. INSTITUCIÓN FAMILIAR E INSTITUCIÓN EDUCATIVA ..................17 VIII. LOS CONFLICTOS FAMILIARES Y SU REPERCUSIÓN EN EL RENDNIENTO ESCOLAR .................................................................19 TEMA 2. LA FAMILIA COMO AGENTE SOCIALIZADOR EDUCATIVO I. EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA 31. La especie humana se distingue del resto de especies animales en que la mayor parte de su conducta es aprendida, hasta el punto (le que es incorrecto hablar de instintos en el hombre en el mismo sentido que en otras especies. Es más apropiado hablar de «impulsos» que de instinto. El instinto es una orientación de la acción genéticamente heredada que comporta un cierto «saber hacer»; impulso es una energía que dinamiza la acción, pero sin modelarla, su modelación se lleva a cabo a través del aprendizaje. 32. Un ejemplo nos ayudará a entender por qué es problemático atribuir instintos al ser humano. Si se mantiene en cautividad y aislamiento una cría macho de ganado bovino, y, llegada su madurez reproductora, se la pone en presencia de una vaca en celo ovulatorio, «sabrá» lo que tiene que hacer. No es el caso de nuestra especie, pues los «niños salvajes», que por accidente se han criado en aislamiento, al llegar a la adolescencia no reaccionan en presencia de la mujer cual si de un objeto sexual se tratara; y por supuesto no sólo desconocen en qué consiste la relación sexual o el amor romántico, sino las muy diversas formas socialmente vigentes de propiciarlos. Así que habrá que convenir que no sólo la elegancia, como suele admitirse, sino que también la brutalidad, al dirigirse a una persona de distinto sexo, es una actitud aprendida, construida socialmente sobre un fondo de impulsos biológicos. De hecho en las diferentes sociedades las normas que se siguen en materia sexual son harto diversas, cambian de tiempo en tiempo y de cultura en cultura. Del mismo modo el tipo de «familia animal» es invariable en cada especie, excepto en la humana, que hace gala de una diversidad variopinta. 33. Marx decía que lo más específicamente humano no es lo que hemos heredado de la evolución biológica, sino lo que se ha ido construyendo histórico-socialmente; puede decirse, en este sentido, que el ser humano es

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el creador de sí mismo, produce socialmente su existencia sobre la base natural (Marx, 1970: 146). La propia personalidad humana es una mezcla del temperamento, heredado genéticamente, y el carácter, conjunto de disposiciones y aptitudes que se adquieren reaccionando con el medio social. Es decir, que también el individuo es en buena parte una construcción social. 34. La vida humana en sociedad está pautada por normas que no se heredan genéticamente. Como ya sabemos, en Sociología se entiende por «norma» un patrón de conducta socialmente prevaleciente; la conducta que se ajusta a ella es «normal», la que se aleja de la norma se llama «desviada». Un buen número de normas sociales vigentes suelen ser aprendidas e interiorizadas por la mayor parte de los individuos de un grupo social en edad temprana. 35. Al proceso mediante el cual los individuos aprenden e interiorizan las formas normales de vida de una comunidad se le llama socialización. Mediante ese proceso, la sociedad se reproduce en el tiempo y los individuos se introducen en la historia concreta, que es lo característico de nuestra especie. La socialización convierte al individuo generado biológicamente en un ser social y cultural; en una palabra, lo humaniza. Sin una socialización inicial en un grupo no es posible llevar una vida humana. En el grupo se aprende un lenguaje, y, con él, a pensar; en sociedad se configuran las emociones, sentimientos y hábitos más sublimes, y también los más horrendos. 36. Se denomina socialización a este proceso de incorporación del individuo a lo social que hemos descrito, y también al resultado de tal proceso. Mediante la socialización se aprenden los papeles a desempeñar en el escenario social, se asumen actitudes y normas con un significado compartido, algunas de las cuales incluso se instalan en la estructura misma de la personalidad del sujeto socializado. De este último aspecto nos ocuparemos detenidamente más adelante. 37. La socialización primaria es la que se lleva a cabo durante la infancia de los individuos. Es absolutamente imprescindible para poder llevar una vida social normal, más aún, sin ella se tambalea el proyecto de vida humana; la ausencia de contacto humano durante la infancia provoca retrasos físicos e intelectuales, y trastornos emocionales irreversibles; es más, en casos graves se ha observado incapacitación casi absoluta para hablar una lengua. El ejemplo de Víctor de Aveyron, niño abandonado en el bosque de al nombre, y otros casos, que han sido estudiados científicamente, prueban los anteriores asertos (la historia del niño mencionado fue llevada al cine por el director François Truffaut en su película El pequeño salvaje). 38. La función desempeñada por la familia en relación con la socialización primaria es evidente. La socialización primaria supone la interiorización de componentes afectivos, normativos y cognitivos, que el sujeto asume como un orden natural de las cosas que se le impone (Berger y Luckman, 1972: 170-175). Para que ésta se lleve a cabo de manera satisfactoria es

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necesario que el niño se eduque en un clima emocional apropiado y con una relación estable con al menos un adulto que le atienda. 39. Sin embargo la socialización no concluye con la infancia sino que se prolonga de algún modo durante toda la vida. En la edad adulta se aprende a ser universitaria, empleado, novio, madre, demócrata, profesional, abuelo o jubilada. Esta socialización, posterior a la niñez, recibe el nombre de secundaria, que cada vez se prolonga institucionalmente y se diversifica más en las sociedades industriales. A diferencia de la primaria, la socialización secundaria no precisa, para llevarse a cabo, estar asociada a un componente fuertemente emotivo; mediante ella se interiorizan roles propios de la división del trabajo o relativos a instituciones especiales (Berger y Luckman, 1972: 174-178). 40. Para que una sociedad sea viable es necesario que haya un grado de socialización suficiente que haga posible la vida colectiva. Cuando hay un déficit grave de socialización y aparece la anomia (falta de sentido y/o normatividad sociales) se produce una situación de descomposición social. Esto es lo que ocurre concretamente en algunos suburbios de grandes ciudades habitados por población marginal, en los que abundan los comportamientos desviados de la norma. Pero en las sociedades industrializadas, complejas y plurales, se trata de un problema general, y no sólo de focos marginales, que ha preocupado a políticos y sociólogos. Como Durkheim señaló, la pérdida de influencia de la religión no siempre es suplida por la orientación responsable de la conducta sobre la base de principios éticos; hay entonces un déficit de control interno de la responsabilidad en algunas capas o bolsas de la población, estimulado a veces en nuestros días desde los programas televisivos. 41. Pero aun en el caso de que no haya déficit de moralidad, la sociedad moderna democrática se fragmenta en una pluralidad de lazos de grupo (religiosos, generacionales, ideológicos...); es lo que Weber llamaba el «politeísmo» moderno. Esta tendencia a la fragmentación pensaba Durkheim que debía ser contrarrestada por una educación ético-cívica común en la escuela para preservar y crear «normalidad» en las sociedades democráticas. A este respecto Weber observó que las sociedades industrializadas desarrollarían en su seno un creciente control burocrático de las actividades sociales que compensaría el aflojamiento de la unidad espiritual perdida. Por otro lado vivimos tiempos de cambios sociales tan acelerados que los individuos van a pasar por la experiencia de tener que desempeñar distintas profesiones a lo largo de su vida, o van a asistir a cambios en contenidos de rol (de padre, o de maestra...) que por mucho tiempo se mantuvieron estables; y tendrán que aprender socialmente a desempeñarlos de una forma nueva que no aprendieron en la infancia... Todo este plexo de rasgos sociales modernos van a tener que ver con los cambios que se han producido en el modo como la socialización es llevada a cabo por sus agentes. 42. En concreto, en las sociedades industriales avanzadas, se observa actualmente que las familias socializan a los hijos menos en normas y responsabilidades de lo que lo hicieron generaciones anteriores. Este déficit de socialización normativa primaria, en la construcción de la infancia,

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repercute en la marcha de la educación escolar; los alumnos actuales son mucho más reacios a la disciplina, al trabajo escolar y a la responsabilidad que los de antaño; los maestros invierten mucho más esfuerzo en objetivos de motivación y socialización que en tareas académicas propiamente dichas, incluso con estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria. Algunas corrientes pedagógicas sacralizan esa situación de la escuela recomendando huir del academicismo; pero curiosamente la aplicación de un régimen académico serio en ocasiones socializa más que un régimen pedagógico paidocéntrico, pues el primero exige mayor responsabilidad al alumnado y lo saca del infantilismo. Se trata de una cuestión muy compleja, largamente debatida, cuya discusión aún prosigue; fue notoria en este sentido la polémica que hubo en Francia entre los llamados respectivamente «pedagogos» y «republicanos», al filo del año 2000. II. LOS AGENTES DE SOCIALIZACIÓN Y EL SISTEMA EDUCATIVO 43.Se llama agentes de socialización a aquellos grupos, instituciones u otros dispositivos sociales a través de los cuales se produce la incorporación de los individuos a formas de vida colectivas propias de una sociedad en su conjunto o de una parte de ella que configura o forma parte de esa totalidad. 44. Algunos de esos agentes asumen la función socializadora explícitamente, considerándola parte de sus fines declarados. Es el caso de la familia, los centros educativos o las iglesias, que proclaman públicamente entre sus objetivos la educación de sus miembros para incorporarlos a la vida social; en su seno los miembros no sólo aprenden a ser padres, estudiantes o católicos en general, sino a serlo en una sociedad determinada a la que tales grupos pertenecen. 45. Otros agentes de socialización no se proponen la acción socializadora como meta de sus actividades, pero ejercen dicha función, a veces de forma decisiva; son agentes implícitos o instrumentales. Por ejemplo, las pandillas juveniles se constituyen con la finalidad de relacionarse y divertirse, pero además ejercen una clara acción uniformadora de los valores y pautas de conducta de sus miembros; algo parecido ocurre con las empresas, cuyo objetivo en una sociedad de mercado no es enseñar a ser trabajador, sino producir beneficios al capital, pero en su seno se aprenden roles laborales, se aprende a ser peón, oficial, cajera, encargado, secretaria, Inspector, directora... 46. Los agentes de socialización no siempre están personalizados o coinciden con grupos identificables en cuyo seno entablan los individuos socializados una relación personal, como en los casos anteriores. Puede que esta acción socializadora se lleve a cabo de un mundo mucho más anónimo y difuso; piénsese en agentes como cine, televisión, radio, prensa, libros... La escritora de un libro, por ejemplo no suele conocer a sus lectores, ni un actor de cine a sus admiradoras; muchos espectadores desconocen al máximo responsable técnico y artístico de la película que ven, y así... Entre estos agentes de difusión de valores y formas de vida, la televisión ocupa un lugar relevante. A través de ella se pretende a menudo influir premeditadamente a las masas en algún sentido, por ejemplo intentando

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crear apetencia o hábitos de consumo con anuncios publicitarios; pero su acción va mucho más allá, pues sin proponérselo a través de esa misma publicidad —y, por supuesto, de la programación— transmiten segmentos de rol, valores, ideales de vida... Por ejemplo, no es inusual poder observar el comportamiento servil de un ama de casa con respecto al marido e hijos en spots publicitarios de sopicaldos o detergentes... Sin embargo, este mismo agente puede transmitir mensajes tendentes a la desviación del modelo familiar tradicional, como cuando se hace eco de los escándalos matrimoniales de las estrellas del cine, o cuando presenta como protagonista de una serie a una mujer que decide ser madre sin casarse o emparejarse. Estos agentes difusos pueden actuar como elementos integradores o desintegradores de las instituciones o normas prevalecientes, como agentes de mantenimiento o transformación social. 47. La escuela es claramente un agente de socialización explícito, en parte personalizado en el maestro, que ejerce una función integradora. En los países en que la educación es obligatoria y gratuita se construye la infancia como grupo separado de la familia, que delega parte de sus funciones socializadoras en la escuela; pero si la familia se retrae más de lo debido en la tarea de la socialización, la escuela se ve impotente para suplirla, pues la socialización más primaria no se lleva a cabo sin una relación estrecha y afectivamente positiva que en la práctica sólo la familia, en cualquiera de sus formas, puede proporcionar. Tampoco el grupo de pares puede suplir del todo a la familia como agente socializador, pues le faltarían al educando vínculos con la generación precedente. En cambio para la socialización secundaria la escuela se hace insustituible en la sociedad moderna; sin la educación obligatoria y el certificado correspondiente un individuo queda de hecho en una situación marginal para disfrutar de las oportunidades de vida más «normales». 48. Antiguamente se aprendía un oficio en el seno de la familia; en la actualidad esa parte de la socialización secundaria, la preparación laboral, queda en manos de la escuela y la empresa; en cuanto a los grupos de pares, con frecuencia se forman entre compañeros del aula infantil.., con lo que nos remiten también a la escuela tanto o más que a la callé (dependiendo de las circunstancias de cada caso). La función explícitamente socializadora de la escuela está recargándose en nuestro tiempo, siendo más amplia y necesaria como apoyo de la institución familiar. III. LA FAMILIA COMO GRUPO E INSTITUCIÓN SOCIAL 49. En Sociología se considera «grupo» a un conjunto de personas que interactúan regularmente entre sí, de modo que hay entre sus miembros vínculos reales y conciencia de pertenecer a ese colectivo. Eso distingue a un grupo efectivo de un agregado meramente estadístico (p.e.: los bebedores de cerveza) o una categoría social (p.e.: los marginados en la sociedad española); los agregados estadísticos o las categorizaciones sociales de colectivos que comparten alguna posición social no tienen por qué ser grupos organizados, aunque puedan llegar a serlo si surge una organización y conciencia colectiva. La familia es un grupo en el pleno sentido sociológico del término.

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50. Entre las numerosas tipologías y clasificaciones de los grupos, hay dos que han hecho fortuna en la teoría sociológica, la de Ferdinand Tönnies y la de Charles Cooley. 51. Tönnies dividía los grupos en «comunidades» y «asociaciones». En la comunidad los miembros están comprometidos globalmente corno personas en su pertenencia al grupo, y no solamente en relación con algún rol aislado o periférico. El grupo y cada uno de sus componentes son considerados por sus miembros un fin, un valor en sí mismo, y no sólo un medio o instrumento para otros fines. Hay además entre los miembros lazos afectivos y una gran dosis de relaciones espontáneas. Este es el caso de un grupo de amigos; en él sus miembros no sólo están unidos por un mero cálculo de conveniencias o utilidades, sino que aprecian aquella amistad en sí misma, como un valor, independientemente de que comporte o no algunas ventajas. También en una tribu, un vecindario o una nación se aprecian vínculos comunitarios; en esta última de modo muy difuso, pero que se hace efectivo cuando se apela al sentimiento nacional para movilizaciones nacionalistas... 52. En cambio, el grupo de alumnos de un aula universitaria no tiene sentido por sí mismo sino en cuanto que facilita la consecución de metas académicas, es una mera asociación para otros fines distintos de la relación de grupo en sí misma considerada, el grupo es percibido como un instrumento para alcanzar metas comunes; la pertenencia a una asociación no compromete al individuo globalmente sino sólo en algún o algunos de sus roles, a menudo regulados contractualnente. El colegio oficial de médicos, una fábrica, un banco o el Estado son asociaciones; en ellas los vínculos, las relaciones, no necesitan ser afectivos, son instrumentales, estratégicos, contractuales... 53. Pues bien, la familia es la comunidad por antonomasia, la que más se aproxima a ese «tipo puro» de grupos. Hemos hecho esta precisión porque conviene advertir que en los grupos reales siempre hay una mezcla de los dos tipos de relaciones, pero un matrimonio o una familia en la que predominasen las relaciones instrumentales o asociativas sobre las comunitarias serían una desviación de la norma: una «perversión» del modelo, para decirlo en lenguaje moral. 54. La tipología inspirada por Charles Cooley divide los grupos en primarios y secundarios. En los primeros las relaciones son personales e inclusivas (engloban casi todos los aspectos importantes), hay proximidad física entre sus miembros, son grupos de tamaño pequeño, suelen ser durables. Secundarios son los grupos que no cumplen las condiciones antedichas. La familia, naturalmente, es un grupo primario. 55. Pero la familia es algo más que un grupo de personas con relaciones primarias y comunitarias, es una estructura básica del orden social, es una institución. Por institución se entiende en Sociología un conjunto de posiciones, papeles, normas, relaciones sancionadas, fijadas socialmente en torno a alguna necesidad o necesidades fundamentales de la vida social. La función de las instituciones es la satisfacción de tales necesidades.

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56. En ese sentido, la institución familiar tiene las siguientes funciones básicas: permite mantener una relación sexual estable y legítima entre los cónyuges, en su seno reciben los individuos apoyo afectivo estable, se procrean o adoptan niños legítimamente y con aprobación social, se les socializa, se les adscribe a una posición social de partida, se atiende a las necesidades de mantenimiento y cuidado material de los miembros de la familia. En Sociología de la Educación es preciso subrayar la función socializadora primaria irreemplazable de la familia, auténtica máquina social de producción de personalidades con formas de vida social aprendidas e interiorizadas (Parsons). IV. UNIVERSALIDAD Y PLURALIDAD DE LA FAMILIA, SU EVOLUCIÓN 57. En todas las sociedades conocidas, la satisfacción de las necesidades que antes hemos descrito se organiza institucionalmente en torno a la familia. Eso no quiere decir que la familia tenga el monopolio como forma social de satisfacción de cada una de esas necesidades. Por ejemplo, las relaciones sexuales nunca han sido, y menos aún en lo que al varón respecta, una interacción regulada exclusivamente dentro del matrimonio, que constituye habitualmente el núcleo fundador de una familia; ha habido sociedades muy permisivas con respecto a las llamadas relaciones prematrimoniales —en algunas sociedades polinésicas, pongamos por caso, para ambos sexos—, y en la actualidad constituye una práctica bastante normalizada en...


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