Tema 4 EL CARÁCTER SOCIAL DE LA PERSONA PDF

Title Tema 4 EL CARÁCTER SOCIAL DE LA PERSONA
Course Antropología
Institution Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir
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EL CARÁCTER SOCIAL DE LA PERSONA: LA PRIMACÍA DEL AMOR, EL ENCUENTRO CON LOS OTROS...


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1º caracteristicas de las personas 2º dimensiones de las personas (preguntas examen)

TEMA 4. EL CARÁCTER SOCIAL DE LA PERSONA LA PRIMACÍA DEL AMOR EL ENCUENTRO CON LOS OTROS 1. Un ser dialógico 2. Un ser social 3. La socialización 4. Las virtudes del trato 5. El dominio de la palabra 6. El arte de la palabra

“Es evidente que la ciudad es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político (...). La razón por la que el hombre es un animal político en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. Pues la naturaleza no hace nada en vano; y solo el hombre, entre los animales, posee la palabra” (Aristóteles, Política, I,2, 1253a). “Un pueblo no es una muchedumbre, congregada de cualquier manera, sino un conjunto de hombres vinculados por el acuerdo de respetar la justicia y por la búsqueda del provecho común” (Cicerón, La República, I, 25). “La cortesía que debe presidir nuestras actuaciones cotidianas se basa sobre todo en el respeto y la comprensión hacia todos” (Confucio, Tercer Libro) "Patet omnibus ianua, cor valde magis" "Está abierta para todos la puerta, y el corazón mucho más" (Lema sobre la puerta principal del Ayuntamiento de Pamplona).

Introducción: un ser sociable

El ser humano es un ser dialogal, que con-vive y comparte su vida con otros. La personalidad se forma en la relación con los demás. Y necesita del trato con los demás. Una vida solitaria no es suficientemente humana. Hay enfermedades bastante misteriosas que consisten en no poder establecer normalmente ese trato (autismo). También puede haber defectos de carácter congénitos o adquiridos que lo hagan muy difícil (personalidades egoístas, violentas, extrañas, etc.). “Es menester que el hombre, por la humanidad compartida, sienta que nada de otro hombre le es ajeno” (Cicerón, Sobre los límites de los bienes y los males, III, 19); “En el ámbito moral, del que estamos hablando, nada es más glorioso ni tiene más alcance que la solidaridad entre los hombres, esa especie de

alianza y comunidad de intereses y ese afecto real que existe entre el género humano” (Cicerón, Sobre los límites de los bienes y los males, V, 22-23).

La riqueza de una personalidad y su realización tiene mucho que ver con sus lazos personales, con la riqueza de relaciones humanas que establece. Cada persona es como un nudo de relaciones interpersonales de diversa naturaleza (Saint Éxupery). Las personas aisladas se enrarecen. El ser humano está dotado naturalmente para la convivencia y esto se manifiesta en una serie de fenómenos básicos que aparecen en la conciencia de toda persona normalmente desarrollada. Podemos dividir estos fenómenos en dos grupos: los que tienen que ver con la relación entre personas y los que tienen que ver con participar en una sociedad (participación o socialización). 1. Un ser dialógico Sentimientos humanitarios básicos: empatía, simpatía En su día, la fenomenología estudió los fenómenos básicos de la sociabilidad; es decir los que permiten al hombre establecer un contacto humano con sus semejantes, reconocernos como “otros yo” y comprenderles. a) Tenemos una sensibilidad que nos permite comprender intuitivamente a los demás, entender su estado de ánimo y su disposición hacia nosotros. Se llama empatía a la capacidad de conectar con otra persona. Son los fenómenos sociales más primarios Decimos que “la cara es espejo del alma”. Lo es en la medida en que los otros pueden descifrar en ella lo que pasa. Tenemos una especial y aguda percepción para identificar rápidamente las caras. Así como otros animales tienen desarrollados otros aspectos perceptivos (los perros, el olfato), el hombre tiene naturalmente desarrollada la capacidad de reconocer en breves instantes un rostro y de captar su estado emocional. Empatía es una palabra técnica que procede de la fenomenología y sirve para designar un fenómeno básico de la vida social. La posibilidad de percibir al otro como otro yo. Es una curiosa mezcla de percepciones. De un lado captamos sus disposiciones; de otro, somos capaces de ponernos en su situación para entenderle. Es una apertura básica y previa que nos permite establecer la comunicación.

b) Además, hay una serie de palabras que expresan nuestra capacidad de sentir con el otro. Se nos transmiten los sentimientos de los demás, de alegría, de pena, de nerviosismo y de ira (simpatía). Cuando les vemos padecer, nos ponemos en su situación y nos apena (compasión o misericordia). También sentimos la inclinación de ayudar a los miembros de nuestra familia (piedad) o de nuestra sociedad (solidaridad) cuando les vemos necesitados. El grado de cercanía y trato refuerza estos sentimientos, porque hace a los demás parte de nosotros mismos. Las madres sienten con sus hijos. En rigor, simpatía, compasión, piedad y solidaridad son fenómenos distintos, aunque suelen darse mezclados. Simpatía significa etimológicamente “sentir con otros”: es la transmisión de un estado de ánimo por sintonía: se nos pega la vibración de un grupo que está entusiasmado, apenado, enfurecido. La compasión, aunque significa etimológicamente lo mismo que simpatía, suele usarse para designar la pena que sentimos al ponernos en el lugar de alguien que padece: lo sentimos como si nos sucediera a nosotros (porque nos ponernos en su lugar). El tercero es la inclinación a ayudar a otro por pertenecer al mismo grupo (solidaridad), por un cierto espíritu de cuerpo o sentimiento de pertenencia mutua: esto es la solidaridad o, cuando se trata de parientes próximos, la piedad familiar (la “pietas” clásica). El vocabulario de estos fenómenos es muy expresivo. En su sentido original, la palabra “simpatía” viene del griego y expresa lo mismo que “compadecer”; es decir, padecer o “sentir con” (aunque ha derivado en el

lenguaje común y ahora expresa el caer bien). La palabra “conmoverse” expresa etimológicamente la misma idea de sentir con el otro. La palabra “misericordia” es latina y significa literalmente sentir pena en el corazón. La palabra “solidaridad” expresa la idea de estar ligado o atado por lazos comunes. Como si fueran parte de un cuerpo, los miembros de una sociedad tienden a protegerse y ayudarse.

Los clásicos griegos y romanos entendía que estos sentimientos de humanidad o humanitarios son los más elementales que cada hombre felizmente desarrollado tiene hacia sus semejantes. No tenerlos sería síntoma de salvajismo o degeneración humana. Esta sensibilidad humana depende del desarrollo de la personalidad, en particular de la afectividad. Es propio de una personalidad madura tener capacidad de comprender, sintonizar y llevarse bien con los demás. Las personas que han sido acogidas y queridas en la infancia conocen por experiencia la bondad de este bien. Experiencias traumatizantes pueden, en cambio, impedir el desarrollo normal de este afecto social. Un trato demasiado duro, vivir en un ambiente cruel o muy competitivo origina dureza e insensibilidad hacia los otros. Pero también lo origina un trato demasiado blando. Las personas consentidas tienden a ser insensibles y crueles con los demás. Tienen poca experiencia de lo que significa sentirse mal y no sienten compasión por los demás.

La experiencia de los "niños salvajes" Una de las experiencias más desconcertantes y, al mismo tiempo, más llamativas en la historia de la antropología ha sido el conocimiento de niños salvajes. Es decir de niños que han sido criados fuera del contacto humano. Se conocen pocos casos, porque la criatura humana nace muy desvalida y ordinariamente no pueda sobrevivir sin el cuidado y la protección de otros adultos. Pero se conocen algunos casos. Unos pocos, de niños que han sido criados por animales. Y otros, de niños que han sido criados sin contacto humano, por haber sido encerrados y aislados. La ausencia de contacto humano impide el desarrollo de la personalidad. Por un lado no se transmiten sentimientos humanos. Por otro, no se transmite el habla, que es el vehículo ordinario de la comunicación humana. Esta experiencia demostró hasta que punto es necesario el contacto con otros hombres para el desarrollo de la autoconciencia, para la constitución del sujeto psicológico o personal. Esta experiencia se combina con otra, que también tiene un alto interés antropológico. Y es la increíble capacidad de los niños para insertarse en la vida humana y aprender el lenguaje. Mientras que un adulto puede aprender otra lengua, de una manera consciente y sistemática, con bastante esfuerzo y tiempo, los niños, de manerra espontánea y rapidísima incorporan gradualmente todas las sutilezas del lenguaje, con su gramática y sintaxis, las formas verbales, etc. Verdaderamente el ser humano es un ser dialogal, un ser preparado para el diálogo y, particularmente, para la palabra. Compartir la intimidad Por constitución, el ser humano es dialógico. La personalidad humana se despierta y se forma en la relación con los demás. Necesita la relación personal con otros, el diálogo. El ser humano necesita ser querido y hablado para que su conciencia despierte. Este es un principio básico para entender al ser humano.

Parece un eco de la creación que narra el primer libro de la Biblia (Génesis), cuando Dios creó todas las cosas con su palabra. La conciencia humana se despierta dentro de una comunidad humana, cuando al recién nacido se le cuida y se le habla. No puede constituirse sola. Necesita la relación con los demás, que lo sitúa en el universo humano, en el mundo de lo personal: de las creencias, de los conocimientos, de los sentimientos, de los principios morales y de las aspiraciones humanas. Se aprende a ser hombre en un medio humano.

El filósofo judío Martin Buber supo mostrar de una manera particularmente efectiva que el hombre es un ser dialógico. En su famoso libro "Yo y tú" expuso cómo cambian las relaciones humanas cuando se trata de una relación entre un "yo" y un "ello". O la relación entre un "yo" y un "tú". Se dicen de distinta manera. El ser humano es un ser relacional. Necesita de la relación con otros. Después de que la conciencia se constituye y se despierta con el diálogo, se forja la intimidad y se enriquece. Se acentúa la personalidad. La persona humana se siente sujeto libre y creativo, y gusta de un ámbito de independencia, forjando sus propias convicciones. Y de afirmación personal. Con el proceso de madurez, cada persona tiende a firmar su personalidad, emancipándose de las tutelas y mostrando un modo de pensar y de ser propio. Es lo propio de un adulto. Hay que llamar la atención sobre este doble efecto del diálogo o relación con los demás: une y al mismo tiempo hace crecer la distinción y personalidad de los sujetos, la alteridad. Al mismo tiempo, cuanta más personalidad e intimidad se tiene, hay más que compartir y dialogar. Aumenta la necesidad de diálogo, de compartir, de aprender de otros. Se siente la necesidad de contrastar, comunicar y compartir lo que se siente y se piensa. Las personas normales desean la compañía y desean hablar, ser comprendidas y aceptadas, desean compartir la vida. Se desea la amistad y el amor. Sienten como un mal la soledad habitual. Y se considera que el amor es el principal bien de la vida humana. 2. Un ser social El ser humano es un ser social, que desea vivir acompañado de otros. No sólo es gregario, como las ovejas, que tienden espontáneamente a juntarse o a vivir en rebaños, sino un ser social, que necesita insertarse y participar conscientemente en la organización y en la vida de una sociedad Una necesidad de subsistencia y cultura Por una parte, es una necesidad de subsistencia. El ser humano nace desvalido, como un ser prematuro (Gehlen) que no puede valerse por sí mismo. Pasa del seno materno, que lo protege y alimenta, al seno social. Necesita ser cuidado y atendido durante mucho tiempo. No puede valerse por sí mismo ni para las funciones más elementales. Desde un punto de vista biológico y en comparación con otras especies, el ser humano nace especialmente desvalido e inmaduro. Además, en la especie humana, el parto es difícil por sus características fisiológicas especiales: una cadera que permite andar erguido y una cabeza grande que aloja el cerebro; y generalmente, necesita ayuda. La criatura necesita ser girada para poder salir del seno materno. Y nace totalmente indefensa. Esto es una peculiaridad humana dentro del mundo animal. Por fuerza, el nacimiento es un hecho social. Y el recién nacido queda en total dependencia de sus padres.

Es también un ser social por necesidad de cultura. El ser humano es un ser muy inespecializado. Nace sin saber nada y con muy poca dotación instintiva. Necesita recibir educación y cultura, tanto para las habilidades más elementales (cómo sobrevivir, qué comer, cómo andar), como para las cuestiones más elevadas (el habla, las artes, las técnicas, las ciencias, la sabiduría). En el “seno social”, recibe la educación necesaria para convertirse en un miembro de la sociedad: se socializa y se convierte en un miembro activo. La inteligencia humana sólo se desarrolla al insertarse en una cultura. El hombre sólo habla si es hablado y así aprende con gran rapidez (está especialmente dotado) la lengua en la que se le habla. No es un ser, natural sino cultural. Necesita de otros para fundamentar su personalidad. Desde este punto de vista, el mito romántico del buen salvaje criado en la selva carece totalmente de fundamento (Rómulo y Remo, Mowgli, Tarzán). Como se sabe por los casos históricos (“niños salvajes”), sin un ambiente humano, la personalidad humana queda atrofiada.

Una inclinación a la participación y a la solidaridad a) Tenemos también un sentido de pertenencia y de camaradería, en las distintas sociedades en las que participamos. Es identificación con el cuerpo social: y también espíritu de cuerpo. Cada uno se siente parte de un todo más amplio, del que está orgulloso y al que siente como su lugar de referencia, el ambiente que le da seguridad y un lugar en el mundo. Son vínculos que se sienten espontáneamente y que refuerzan los lazos de la vida social, dándole solidez. b) Se tienen sentimientos de unión y de solidaridad con los demás miembros de esa sociedad. Se sienten como algo propio, de manera que se participa en sus alegrías y tristezas. Se sienten como propias las ofensas que reciben y también el orgullo de sus triunfos. Hay una inclinación a ayudar, especialmente frente a circunstancias ajenas y adversas, cuando se descubre mejor que el otro no es un competidor sino parte de la propia vida. c) También tiene una necesidad de participación. Toda persona adulta normal, cuando ha sido bien insertado en la sociedad, desea participar en las tristezas y alegrías, en los trabajos y en las celebraciones comunes. d) Desea jugar un papel activo en la sociedad, con el que ocupar un puesto en la sociedad y en la consideración de los demás. Desempeñar una función, jugar un “rol” o papel social es parte de la madurez de una persona y lo sitúa en la sociedad y ante los demás. Ordinariamente, las personas se identifican por sus “roles”: por la actividad que realizan. 3. La socialización Aunque es natural, la sociabilidad, como todo en el hombre, necesita un desarrollo: un proceso de socialización.

Podríamos definirlo como el puente que vincula a las personas y a la sociedad. Mediante el proceso de socialización los individuos, las personas, aprenden a interiorizar en el trascurso de su vida, a lo largo de toda su vida, los elementos socioculturales de su medio ambiente (lugar donde se mueven), los integran en la estructura de su personalidad bajo las experiencias y la influencia de agentes sociales significativos y se adaptan así al entorno social en cuyo seno deben vivir. EJ proceso es perenne, dura toda la vida. Podríamos considerar tres aspectos en la definición anterior: 1. A través de este proceso adquirimos la cultura. ¿Cómo? Desde que nacemos y de manera más intensa en la infancia, durante toda nuestra vida y la palabra clave es que aprendemos. Adquirimos cultura aprendiendo. 2. Integramos la cultura en nuestra formalidad (estructura personal) De manera natural, normal, no es algo impuesto, sino que se realiza sin peso alguno para nosotros, lo hacemos con conformidad. 3. Mediante proceso nos adaptamos al entorno social y lo hacemos nuestro. Por ello hablamos de nosotros los universitarios, nosotros los españoles o nosotros los valencianos. Lo asumimos y lo compartimos.

Agentes de la socialización a) La familia La familia es el agente de socialización más importante tanto en el caso de las sociedades avanzadas y complejas como en el caso de otras sociedades menos avanzadas tecnológicamente. Al menos hasta la edad escolar la familia es la única institución que transmite al niño una serie de valores, normas o prejuicios culturales. La socialización que tiene lugar en la familia se desarrolla de forma continua y difusa, no siguiendo un programa o esquema preestablecido. Cuando nacemos somos un conjunto de posibilidades, y empezamos a aprender a imitar modelos en el seno familiar. 1. Con los padres. 2. Con los hermanos. 3. Con la familia extensa (el resto de la familia) La imagen que el niño se hace de sí mismo, como alguien tonto o listo, fuerte o débil, querido o simplemente tolerado y la imagen que hacemos del mundo que nos rodea como algo acogedor u hostil, depende muchísimo de lo trasmitido a través de la familia.

b) La escuela Los individuos ensanchan su horizonte porque entramos en contacto con personas de distinto origen social y más que con ello, entramos en contacto con variedad de personas. Nuestro mundo se reducía hasta entonces al ámbito familiar. En la escuela se aprende a leer, escribir, contar... Pero también aprenden otras cuestiones que no se les enseña de un modo formal o sistemático. Estas otras cosas componen lo que los sociólogos denominan un currículo oculto (el esfuerzo, la competitividad...). En la escuela los niños están continuamente recibiendo una enorme cantidad de mensajes, explícitos e implícitos, que tienden a reforzar el sistema de valores de la sociedad en que viven. También en la escuela se nos evalúa según parámetros impersonales, al contrario de lo que ocurría en el seno familiar. Esto es, en la escuela se les enseña a aceptar que alguien ajeno a su familia puede evaluarles según lo que hacen y no según quienes son. En la escuela es el primer lugar donde tenemos que actuar según unas reglas formales y rígidas. Se nos da un horario, existe una rutina preestablecida y aprendemos a someternos. En la escuela aprendemos valores de disciplina, sometimiento, etc., que se nos exigirán cuando entremos a formar parte de alguna organización, cuando seamos adultos, por supuesto. c) Amistades. Podríamos hablar de un grupo compuesto de personas que tienen más o menos, la misma edad y posición social y unos intereses comunes. Se eligen entre los vecinos o entre los compañeros de juegos y más adelante los compañeros del colegio. A diferencia de la familia en este grupo los niños eluden el control de los adultos. Se empieza a ganar en independencia personal que va a ser clave a la hora del mantenimiento de relaciones sociales y de empezar a formarse una imagen de sí mismos distinta de la que reciben a través de los padres o de la familia. A través del grupo de amigos, al estar fuera del control de los padres, se explicaría también que empiecen a aparecer los primeros problemas en las relaciones padres-hijos. De ahí, el interés de los padres siempre por conocer y controlar las relaciones y amistades de los hijos. d) Entorno cultural. Instituciones. Autoridad política. El hombre organiza su sociedad (y así su vida) por medio de instituciones: hay un reparto de tareas. Principios de convivencia. e) Medios de comunicación de masas Son capaces de transmitir de una forma simultánea e impersonal a un gran número de individuos. Son el fruto del avance de las tecnologías de la información. Los primeros medios de información de masas fueron los periódicos. Con la aparición de la

radio y la televisión y finalmente con Internet, la capacidad de transmitir información a un enorme número de personas se ha desarrollado notablemente. Los medios de comunicación tienen una enorme influencia en la vida de las personas y por ello se l...


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