Tema 4 - El mercado competitivo PDF

Title Tema 4 - El mercado competitivo
Author Pepa Fernandez
Course Microeconomía
Institution Universidad de Almería
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Summary

Toda la teoria que cae en el examen. Yo he sacado un 7 asi que es fiable....


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TEMA 6 EL MERCADO COMPETITIVO 1. Características de la competencia perfecta 2. Situación óptima de la empresa 3. Oferta de la empresa y oferta del mercado 4. Equilibrio de la empresa y equilibrio del mercado Los mercados se pueden organizar de muy diversas maneras, que se pueden resumir en dos: competitivos y no competitivos. Para que un mercado sea competitivo debe cumplir las siguientes condiciones: muchos demandantes y muchos oferentes, y ninguno con peso en el mercado; perfecta transparencia; el bien es homogéneo y no existen barreras para entrar o salir del mercado. Cuando falta alguna de esas características el mercado es no competitivo. Los mercados no competitivos más conocidos obedecen a particularidades en la oferta: en el monopolio la atiende una única empresa, en el oligopolio la oferta está atendida por pocas empresas y en la competencia monopolística hay muchos oferentes pero ofrecen un bien diferenciado. En este tema vamos a estudiar el mercado competitivo o competencia perfecta, organización del mercado que servirá de base para, más adelante, comprender las demás. 1. CARACTERÍSTICAS DE LA COMPETENCIA PERFECTA En los mercados que funcionan en régimen de competencia perfecta hay un elevado número de compradores y un elevado número de vendedores, y la cantidad que cada uno compra o vende es insignificante con respecto al total. Como consecuencia, cada elemento de la oferta o de la demanda, considerado individualmente, no tiene ningún peso en el mercado; es insignificante, y ha de aceptar las condiciones que el mercado fija. Cada empresa contribuye al funcionamiento del conjunto pero, al 1 mismo tiempo, debe aceptar las condiciones que fija el conjunto . Tanto los compradores como los vendedores son indiferentes respecto a quien comprar o a quien vender, pues el bien es indiferenciado (homogéneo). No tiene sentido que un demandante quiera comprar el producto de una determinada empresa, pues es imposible que lo distinga del ofrecido por las demás (esta es la característica que distingue al mercado competitivo de la competencia monopolística), ni tampoco que un oferente pretenda fidelizar a determinados compradores. Perfecta transparencia. En la competencia perfecta, todos los compradores y todos los oferentes tienen pleno conocimiento de las condiciones generales del mercado. Si, por ejemplo, se produce una mejora tecnológica es rápidamente conocida por todos los oferentes, que no tendrían dificultad para aplicarla. 1

Cada empresa es como cada una de las gotas de agua de un vaso. Cada gota contribuye a que el vaso tenga un determinado nivel de agua, pero, al mismo tiempo, cada una es insignificante. Si se quitan varias gotas o se añaden algunas más, lo más probable es que nadie note variación en el nivel de agua del vaso. 1

Existe libre y perfecta movilidad de los recursos productivos. Las empresas pueden entrar y salir del mercado con total libertad. Si las que atienden el mercado están obteniendo un beneficio importante, no existen trabas para que entren nuevas empresas, atraídas por ese beneficio; si, en cambio, están perdiendo, nada impide que abandonen el mercado las que lo deseen. En teoría, si en una economía todos los mercados —los mercados de los diferentes bienes— funcionaran en régimen de competencia perfecta, los recursos productivos tenderían a asignarse de la manera más eficiente: abandonando los mercados que entran en pérdidas y trasladándose a aquellos en los que se pueden obtener un beneficio. En la realidad no es sencillo encontrar mercados que se adecuen fielmente a las características de la competencia perfecta. Es muy difícil que todos los bienes que producen los oferentes sean exactamente iguales (incluso las marcas blancas suelen llevar en la etiqueta la marca del distribuidor); las mejoras tecnológicas suelen estar protegidas por patentes que dan derecho de uso al que las posee y excluye, al menos por un tiempo, a los demás; con frecuencia existen barreras de entrada (aunque sólo sean financieras) que dificultan la incorporación de una empresa a un determinado mercado... Los mercados de algunos productos agrícolas son los que más se ajustan a las características de la competencia perfecta. A pesar de todo, el estudio del mercado competitivo es muy útil para comprender el funcionamiento de la empresa, y sirve de base para, más adelante, entender cómo se comportará en otras organizaciones del mercado (monopolio, oligopolio, competencia monopolística…). LECTURA La libre competencia La economía norteamericana era demasiado vasta. Muchas personas dependían de ella. Y sobre todo era demasiado compleja, no ya para que un hombre solo la comprendiese, sino incluso para un equipo de veinte expertos. Ése era el problema de los modelos económicos en los que todos confiaban. Tarde o temprano había que calibrar, medir y regular algo que, simplemente, era. Existía. Funcionaba. Y producía resultados. Se necesitaba, aunque nadie supiese cómo funcionaba... Básicamente, todo se reducía a necesidades y a tiempo. La gente tenía necesidades. El alimento y el cobijo eran las dos prioritarias. De manera que otras personas cultivaban alimentos y construían casas. Ambas cosas requerían tiempo, y como éste es el bien más precioso de que dispone el hombre, había que compensar a la gente que lo ponía a contribución. Pensemos en el coche, porque la gente también necesita trasladarse. Cuando uno compraba un coche, le pagaba a la gente por el tiempo empleado en el montaje, y por el tiempo requerido para fabricar las piezas, y, en última instancia, pagaba también a los mineros por el tiempo empleado para extraer el mineral de hierro y bauxita. Este aspecto de la economía resultaba bastante sencillo. La complejidad empezaba con todas las opciones potenciales. Podía uno utilizar coches muy distintos. Cada proveedor de artículos y servicios relacionados con la industria automovilística tenía la opción de obtener lo que necesitaba, dentro de una amplia gama de recursos, y como el tiempo era algo precioso, la persona que utilizaba ese tiempo del modo más eficiente recibía una compensación adicional. A eso se le llamaba competencia, y la competencia era una interminable carrera de todos contra todos. Fundamentalmente, todas las empresas y, en cierto modo, todas y cada una de las personas que vivían dentro del ámbito de la economía americana, competían entre sí. Todos eran obreros. Y todos consumidores. Todo el mundo le proporcionaba algo a los demás. Todo el mundo 2

seleccionaba productos y servicios dentro del enorme «menú» que la economía brindaba. Ésta era la idea básica. La auténtica complejidad se debía a la interacción de estos factores. Quién le compraba qué a quién. Quiénes conseguían ser más eficientes para hacer un mejor uso de su tiempo, con lo que beneficiaban a los consumidores y a sí mismos. Como todo el mundo participaba en el juego, era como una descomunal multitud en la que todos hablasen con todos. Y sencillamente era imposible atender a todas las conversaciones. Clancy, T. (1995), Deuda de honor, Planeta, p. 456.

2. SITUACIÓN ÓPTIMA DE LA EMPRESA Como hemos visto, en la competencia perfecta, al coexistir muchas empresas que producen un bien indiferenciado y representar cada una un porcentaje insignificante de la oferta, el poder que tienen individualmente es nulo, lo que les obliga a aceptar las condiciones que el mercado fija, y en particular —y es la condición que nos interesa resaltar ahora— el precio que el mercado marca. Una de las consecuencias de que cada oferente sea precio-aceptante es que la función de demanda a la que se enfrenta cada empresa en un mercado en competencia perfecta es horizontal, para el nivel de precios que fija el mercado. Independientemente de la cantidad de producto que la empresa ponga en el mercado (X1, X2, X3), el precio al que lo vende es el que éste ha fijado (PX). Px

I’

D

Px

S

Px

Px = I* =

S

D X

X1

X2 X3 EMPRESA

MERCADO

X

El ingreso de una empresa es el resultado de multiplicar la cantidad de producto que vende por el precio (Px) que el mercado —la oferta y la demanda global— ha fijado para el bien. I = X . Px El ingreso medio —ingreso por unidad de producto— coincide con el precio del bien. I*

I X

X

PX X

3

PX

El ingreso marginal —ingreso adicional que obtiene la empresa por la venta de una unidad más— es también igual al precio de mercado del bien. d I dX



PX

Por tanto, para cada una de las empresas que atienden un mercado competitivo, el precio del bien en el mercado coincide con el ingreso medio y con el ingreso marginal. P x = I* = I’ Unos de los principales objetivos de la empresa —si no el principal— es 2 optimizar su situación en el mercado desde el punto de vista económico , lo que se traduce en maximizar el beneficio o, si fuera el caso, minimizar las pérdidas. Esto lleva consigo optimizar la función: B = beneficio Donde: I = ingresos C = costes

B=I–C

La función beneficio tiene un máximo para la producción en la que la primera derivada se hace cero, con la condición de que la segunda derivada sea negativa en ese punto. Igualando a cero la derivada del beneficio (B) con respecto a la producción (X) tenemos: dB dX

dI dX

dC dX

I' C' 0 , y como I’ = Px, entonces Px = C´

La condición para que en la producción en la que PX = C’ se maximice el beneficio, es que la segunda derivada de la función beneficio con respecto a la producción sea negativa.

dB dX 2

d I' dX

d C' dX

0

d C' 0 dX

Puesto que la segunda derivada del ingreso es nula (pues la primera es una constante: el precio, que fija el mercado y le viene dado a la empresa y no depende de la producción), la condición para que la segunda derivada del beneficio sea negativa es que la segunda derivada del coste sea positiva, lo que se cumple cuando la curva de los costes marginales es creciente, pues d C' es la pendiente de la función coste marginal. dX Por tanto, la empresa optimiza su situación (o sea, maximiza el beneficio o, si es el caso, minimiza pérdidas) produciendo la cantidad de bien que indica la curva de costes marginales, en su parte creciente, para el precio del mercado. Que es lo mismo que decir que la curva de oferta de una empresa que opera en un mercado en competencia perfecta es la zona creciente de su curva de costes marginales . 2

En ocasiones, pueden existir otros objetivos que primen sobre el económico, como crear opinión, ganar cuota de mercado, etc. 4

PX C’

P X = I’

I’ > C’

X1

Xe X2 X I’ = C’ I’ < C’

Veamos, ahora gráficamente, cómo la empresa, si quiere optimizar su situación, tiene que producir lo que le señala la función coste marginal, en su zona creciente, para el precio que fija el mercado. Supongamos que C’ es la función coste marginal ligada a la función de producción de la empresa. Si la empresa produjera cualquier cantidad (por ejemplo X1) para la que el ingreso marginal es mayor que el coste marginal (I’ > C’), la última unidad producida genera un incremento del ingreso superior al incremento del coste, por lo que el 3 empresario tenderá a aumentar la producción. En cambio, si para la cantidad que produce la empresa (por ejemplo X2) el ingreso marginal es menor que el coste marginal (I’ < C’), la última unidad producida da lugar a un incremento del gasto superior al incremento del ingreso, por lo que el 4 empresario tenderá a prescindir de esa unidad, reduciendo la producción. La tendencia, por tanto, es a producir la cantidad Xe, en el punto en el que el ingreso marginal es igual al coste marginal (I’ = C’). En esa situación, el ingreso generado por la última unidad producida es igual al gasto de esa unidad y el empresario no tiene motivos para variar la producción, ni aumentándola ni disminuyéndola. El anterior razonamiento sólo es válido en la zona creciente de la función coste marginal. Es fácil comprobar que en esa zona la empresa, produciendo lo que señala C’ para el precio de mercado, optimiza su situación: ganando, perdiendo o cubriendo costes, en función de que su curva de costes totales medios corte a los costes marginales por debajo del precio del mercado, por encima o coincida con él (este último caso es el que recoge el gráfico).

3

Aunque en esta situación el empresario esté perdiendo, la pérdida unitaria disminuye al aumentar la producción. 4 En este caso, si el empresario está en pérdidas, éstas disminuyen al reducir la producción y crecen si la aumenta. 5

C*T (X1)

C*T C’

C*T (Xe) = PX

PX = I’

X3 I’ = C’

Xe I’ = C’

I’ > C’

X I’ < C’

En cambio, en la zona decreciente de los costes marginales la empresa siempre pierde, pues para esas producciones la función coste total medio (que indica el coste 5 unitario del bien) siempre está por encima del precio que tiene el bien en el mercado . En el gráfico es fácil comprobar que para la producción Xe (I’ = C’, en la zona creciente de la curva de costes marginales) la empresa está cubriendo sus costes: el precio de mercado coincide con los costes unitarios de producir Xe (C*T (Xe) = PX), por lo que ni gana ni pierde. En cambio para la producción X3 (I’ = C’, pero en la zona decreciente de los costes marginales), la empresa siempre —sin excepción— estará perdiendo, pues los costes totales medios (coste unitario de producir X3 ) están por encima del precio que el mercado fija para el bien (C*T (X 3) > PX). Por eso, este punto nunca será de equilibrio para la empresa. Por otra parte, así como hemos visto que el punto I’ = C’, en la zona creciente de C’, es estable —en el sentido de que si se produce por encima o por debajo de la producción Xe que señala, el empresario disminuirá o aumentará la producción, para tender a Xe—, no pasa lo mismo cuando I’ = C’ en la zona decreciente de C’. Si estando en X3 aumenta la producción, automáticamente nos situamos en producciones para las que I’ > C’, por lo que el empresario tenderá a seguir aumentando la producción hasta llegar a Xe. En cambio, si disminuye entramos en una zona en la que I’ < C’, por lo que el empresario tenderá a seguir reduciendo la producción, en este caso hasta dejar de fabricar el bien. Por tanto, para una empresa que opera en un mercado en competencia perfecta siempre se cumple que: Px = I’ = I*

5

Conviene recordar que la función coste marginal, cuando está creciendo, corta a la función coste total medio en su mínimo. 6

Si esa empresa quiere optimizar su situación (lógicamente, podría no hacerlo, por ejemplo por ineptitud del empresario), debe producir la cantidad de bien que indica la zona creciente de la curva de costes marginales para el precio que fija el mercado. Por ello, la curva de costes marginales (en su zona creciente) es la curva de oferta de la empresa, pues es la que señala lo que debe producir para cada precio. Para estar en la situación óptima se debe cumplir: PX = I’ = I* = C’ EJERCICIO RESUELTO Un mercado con una función de demanda PX = 800 – 15 X, está atendido por 160 empresas, cada una con una función de costes C = 4 X2 + 10 X + 500. Calcular el precio y la cantidad de equilibrio de ese mercado. Solución El equilibrio del mercado lo marca el corte de las funciones de oferta y demanda. El problema da a conocer la demanda, pero no la oferta, que tenemos que calcular. La oferta de cada empresa es su curva de costes marginales igualada al precio: C = 4 X2 + 10 X + 500



Oferta de cada empresa



C’ = 8 X + 10 PX = 8 X + 10



X

P X 10 8

La oferta del mercado es la suma para cada precio de las ofertas individuales de las empresas que lo atienden. Como el mercado lo atienden 160 empresas: SS

XM

nX e

160

10

PX 8

20PX

200

El equilibrio viene dado por el resultado del sistema de ecuaciones: SS ≡ X = 20 · P X – 200 DD ≡ PX = 800 – 15 X PX = 800 – 15 X = 800 – 15 (20 · P X – 200) = 800 – 300 · PX + 3.000  P X = 12,62 301 · PX = 3.800 Sustituyendo, por ejemplo en la oferta, obtenemos la cantidad de equilibrio: X = 20 · P X – 200 = X = 20 · 12,62 – 200 = 52,4

3. LA OFERTA DE LA EMPRESA Y LA OFERTA DEL MERCADO Vamos a analizar las diferentes situaciones en las que se puede encontrar una empresa dependiendo del precio que fija el mercado para el bien. Suponemos que la

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empresa tiene una función de producción, que lleva ligadas las funciones coste total medio, coste variable medio y coste marginal representadas en el gráfico. Si el mercado fija para el bien el precio PX1, la empresa optimiza su situación produciendo X1 , que es la cantidad que señala la curva de costes marginales para ese precio. El coste de cada unidad es C*T (X 1) y el ingreso que la empresa obtiene al venderla es PX1, siendo C*T (X1) < PX1, por lo que tiene un beneficio extraordinario por unidad de producto igual a PX1 – C* T (X1). Si el precio que la empresa se encuentra es PX2 (coincidente con el mínimo de los costes totales medios) optimiza su situación produciendo X 2: lo que señala la curva de costes marginales para ese precio. En esta situación, producir cada unidad cuesta C*T (X2) y la vende a PX2, siendo C*T (X2) = PX2, por lo que no hay beneficio extraordinario. La empresa estaría en situación de beneficio ordinario, pues suponemos que en los costes está incluido, además de los salarios de los demás trabajadores, el del propio empresario (que sería el beneficio ordinario, o mínimo, que espera obtener). C’ PX1

C*T C*V

C*T (X1 ) C*T (X5 ) C*T (X4 ) C*T (X3 ) C*T (X2) = P X2

PX3 PX4 PX5

X 5 X4

X3

X2

X1

Si el precio fuera PX3, la empresa produciría, para estar en la mejor situación de las posibles, X3 (siempre lo que indica la curva de costes marginales). Ahora, cada unidad producida cuesta C*T (X 3) y se vende a PX3, pero en esta ocasión C* T (X3) > PX3, por lo que la empresa pierde por unidad de producto C*T (X3) – PX3. ¿Cerrará la empresa si se encuentra en esta situación?. A corto plazo no, pues vendiendo el bien a PX3 cubre todos los costes variables C*V (X3) y una parte de los fijos C*F (X3 ). Si cerrara, el empresario tendría que hacerse cargo de todos los costes

8

fijos, por tanto le conviene seguir produciendo6. Está claro que a largo plazo esta situación no es sostenible; la empresa que se encuentra en ella ha de tomar una determinación: cerrar o adoptar una nueva función de producción que permita fabricar el bien a un coste menor7. Supongamos que el coste fijo que tiene la empresa es la amortización de un préstamo con el que se adquirió el local que ocupa. Si con su actividad la empresa logra cubrir todos los costes variables y una parte del préstamo, la situación es mejor que si deja de producir y el empresario debe atender el total de esa amortización8 . Si el precio fuera PX4 (coincidente, en esta ocasión, con el mínimo de los costes variables medios) optimizaría su situación produciendo X4. Producir cada unidad le cuesta C*T (X 4) y la vende a PX4, siendo C*T (X4) > PX4: la empresa vuelve a estar en pérdidas. La diferencia con la situación anterior es que, produciendo la cantidad óptima para el precio PX4, cubre todos los costes variables C* V (X 4 ) pero no cubre nada de los fijos C*F (X4). Al empresario le da igual cerrar que seguir produciendo: en los dos casos la pérdida es la misma (los costes fijos). PX1 PX2 PX3 PX4 PX5

I* = PX1 C*T = C*T (X1) I* = PX2 C*T = C*T (X2) I* = PX3 C*T = C*T (X3) I* = PX4 C*T = C*T (X4) I* = PX5 C*T = C*T (X5)

PX1 > C*T (X1)

B* = P X1 – C*T (X1 )

PX2 = C* T (X2)

B* = 0

PX3 < C*T (X3)

P*...


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