Bloque 5. TEMA 5.1 Guerra de Independencia. Crisis del Antiguo Régimen. PDF

Title Bloque 5. TEMA 5.1 Guerra de Independencia. Crisis del Antiguo Régimen.
Author maria t bobadilla
Course Historia de España
Institution Universidad Complutense de Madrid
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Apuntes del bloque 5.1 del temario de historia de españa para selectividad....


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BLOQUE 5. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833): LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO TEMA 5.1. LA GUERRA DE INDEPENDENCIA: ANTECEDENTES Y CAUSAS. BANDOS EN CONFLICTO Y FASES DE LA GUERRA. TEMA 5.2. LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812 TEMA 5.3. EL REINADO DE FERNANDO VII: LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO. EL PROCESO DE INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS AMERICANAS

TEMA 5.1. LA GUERRA DE INDEPENDENCIA: ANTECEDENTES Y CAUSAS. BANDOS EN CONFLICTO Y FASES DE LA GUERRA. 1. Antecedentes y causas del conflicto: Carlos IV (1788-1808) hombre de débil carácter y poco dotado para las tareas de gobierno, sucedió a su padre Carlos III. En un principio mantuvo como primer ministro al conde de Floridablanca pero, por influencia de la reina María Luisa de Parma, Manuel Godoy (un joven guardia de corps), ascendió al cargo de primer ministro, siendo el verdadero gobernante de España desde 1792 hasta el final del reinado en 1808, salvo un breve período entre 1798 y 1800 –donde el poder fue muy inestable pasando por él Saavedra, Jovellanos, Urquijo o Cayetano Soler-. Su reinado estuvo condicionado por el estallido de la Revolución Francesa (1789) que obligó a replantearse la tradicional alianza con Francia (Pactos de Familia). En 1790 se estableció un cordón sanitario para evitar la importación, impresión y circulación de todo lo relacionado con la Revolución Francesa. Tras una primera fase de neutralidad, España pasó a declarar la guerra a Francia en coalición con otras monarquías absolutas europeas al ser guillotinado el rey francés, Luis XVI, en 1793. Al ser derrotadas las tropas españolas en este conflicto Godoy negoció la Paz de Basilea en 1795 (Francia devuelve a España las plazas obtenidas en Guipúzcoa, Navarra y Cataluña; España le cede la parte hispana de la isla la Española) y decide recuperar la alianza con Francia. Por la Paz de Basilea Carlos IV concede a Godoy el título de “Príncipe de la Paz”. En 1796 se firmó el primer Tratado de San Ildefonso por el que España se vinculaba a Francia en una política de colaboración y defensa mutua. Esto implicaba asumir el enfrentamiento con Inglaterra y Portugal, donde España tiene que pasar a la defensiva frente a la armada británica. Napoleón, primero como Cónsul (1800) y desde 1804, como Emperador, inició una expansión territorial francesa por el continente europeo, comenzando así las guerras napoleónicas. Napoleón obligó a Godoy a firmar el segundo Tratado de San Ildefonso (1800), contra Portugal (aliada de Inglaterra). Como consecuencia de ello, España entró en guerra con Portugal (la breve “Guerra de las Naranjas”, 1801) y se anexionó la plaza de Olivenza. Pero la rivalidad con Inglaterra, a causa de la alianza con Francia, tuvo para España graves consecuencias, como los ataques ingleses a barcos españoles en el comercio con América y, especialmente, la estrepitosa derrota de la flota hispano-francesa en la batalla naval de Trafalgar (1805) (en las cercanías de Barbate), que supuso el hundimiento de España como potencia marítima. Además, España sufrió en esos años una crisis económica: mala coyuntura agraria, interrupción del comercio colonial por la guerra, bancarrota en la Hacienda, descontrol en el gasto público, etc., a lo que se unía el desprestigio de Carlos IV y de Godoy, al que el pueblo responsabilizaba de la situación. A ello se añaden las intrigas del príncipe heredero, Fernando, que apoyado por un grupo de nobles, conspiraba contra Godoy y su padre para que abdicase. En 1807, Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, por el que se permitía a las tropas francesas pasar por territorio español para conquistar Portugal, país aliado de Inglaterra y hacer efectivo el bloqueo continental. A cambio se pactó un futuro 1

reparto de Portugal en tres partes, de las cuales una sería para los Borbones, otra para Napoleón y la tercera, al sur, un principado para el propio Godoy. Mientras las tropas francesas tomaban posiciones en España, la crisis de la monarquía vivía un episodio decisivo con el motín de Aranjuez (ciudad donde se encontraba la Corte de camino a Andalucía) en marzo de 1808. El origen del motín estaba en la facción, conocida como Partido Fernandino, que se había formado en torno al príncipe heredero, futuro Fernando VII, opuesto al excesivo poder y protagonismo de Godoy, que ya había intentado insurrecciones previamente como la conspiración de El Escorial del año anterior. Este grupo movilizó el descontento de grupos populares (soldados, campesinos y servidores de palacio) que fueron quienes protagonizaron el motín, asaltando el palacio de Godoy. Carlos IV se vio obligado a destituir a Godoy y a abdicar a favor de su hijo Fernando. El triunfo de Fernando VII y sus partidarios en el motín de Aranjuez no terminó con la confusión política que vivía España. En vista de ello, Napoleón llamó a la familia real española a Bayona (Francia) a finales de abril de 1808. El 2 de mayo de 1808, cuando el resto de la familia real española pretendía abandonar el Palacio de Oriente en dirección a Francia y media España se encontraba invadida por tropas francesas, se produjo un levantamiento popular en Madrid que fue duramente reprimido por las tropas francesas al mando del general Murat (fusilamientos del 3 de mayo). Ese mismo día, el alcalde de Móstoles, dictó un bando declarando la guerra a los franceses, numerosos pueblos y ciudades le siguieron. El 5 de mayo de 1808 se produjeron las abdicaciones de Bayona, Fernando VII devolvía el trono a su padre, Carlos IV, quien renunció a él a favor de Napoleón y este, a su vez, cedió la corona a su hermano José Bonaparte que, con el nombre de José I, se convirtió así en rey de España. Un grupo de liberales españoles pro-franceses “los afrancesados” elaboraron el Estatuto de Bayona, una especie de carta otorgada en la que se ponía en marcha un programa, mezcla de reformismo ilustrado y constitucionalismo napoleónico, que no se implantó debido a la situación de guerra, aunque suponía una verdadera transformación de la organización social. José I Bonaparte (“Pepe Botella”) llegó a Madrid y contó con el apoyo de unos pocos liberales españoles, “los afrancesados”, entre los que estaban algunos reformistas ilustrados que vieron en Napoleón y en su hermano la oportunidad de acabar con el Antiguo Régimen. Pronto empezó la injerencia de Napoleón en las decisiones de su hermano, dictando varios decretos sin consultar a José I. 2. Bandos en conflicto Al conocerse la noticia de los sucesos de Madrid y de las abdicaciones de Bayona, la insurrección se extendió por todo el territorio español. Era, al mismo tiempo, una guerra contra el invasor y una guerra civil; en la que se enfrentaban por un lado, los territorios ocupados por el ejército francés y, por otro, la resistencia popular. Ni el pueblo ni las clases privilegiadas españolas aceptaron a José I como rey y surgió la resistencia popular y un poder paralelo, que tenía por objetivo la vuelta de Fernando VII como rey de España. Hubo que improvisar nuevas formas de organización para hacer frente a una situación totalmente nueva. Se extiende un movimiento de Juntas por múltiples puntos peninsulares que fueron, primero locales formadas principalmente por militares, clérigos y cargos públicos municipales. A su vez, las Juntas locales se integraron en Juntas provinciales, que ejercían el gobierno en sus respectivas provincias. La necesidad de coordinación propició la creación de una Junta Suprema Central, que asumió la labor de dirigir la guerra contra los franceses y el gobierno efectivo en las zonas de España no ocupadas. En 1810 la Junta Suprema Central traspasó sus poderes a un Consejo de Regencia, que actuaba en nombre del rey Fernando VII y que se estableció en Cádiz, la zona más segura de la Península por entonces (el movimiento juntero en defensa de Fernando VII se extiende también por las colonias americanas, Caracas, Río de la Plata…). Además, se convocaron Cortes. Ante la invasión francesa surgieron dos bandos en conflicto: a. Los afrancesados: quienes vieron en Napoleón y su hermano José I la posibilidad de

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reformar España. El pueblo no les entendió y fueron perseguidos. b. Los patriotas y las Juntas. Eran antifranceses y se dividían en:  Absolutistas, defensores del absolutismo y la religión católica.  Liberales, defensores de la Constitución de Cádiz, es decir, defendían la transformación de la España del Antiguo Régimen en un sistema liberalparlamentario.  Jovellanistas, una mezcla de ambos. Esperaban que Fernando VII impulsase un programa de reformas que permitiera la permanencia de la vieja monarquía tradicional junto a la modernización del país. 3. Fases de la guerra Se pueden distinguir tres fases en el desarrollo del conflicto bélico: o Primera fase: resistencia española durante los meses iniciales de la guerra hasta otoño de 1808. El avance del ejército francés, muy superior en número, fue dificultado por la fuerte resistencia de la población, lo que complicó los planes de Napoleón. Destacan los sangrientos sitios (asedios) de Zaragoza y Gerona, ciudades que se resistieron a la ocupación, inmovilizando a parte del ejército francés durante meses y la inesperada victoria del ejército español dirigido por el general Castaños en la batalla de Bailén frente a Dupont (julio de 1808), que impidió la ocupación francesa de Andalucía. Era la primera derrota del ejército napoleónico en campo abierto y creó tal alarma que José I abandonó Madrid y huyó al norte, a Vitoria. En cambio, Napoleón partía hacia España. o Segunda fase: en noviembre de 1808 Napoleón decidió dirigir personalmente las campañas militares en España (noviembre 1808 - enero 1809), al frente de la Grande Armée (250.000 hombres). Ocupó casi toda España y José I se instaló de nuevo en Madrid; sólo quedaron libres algunas zonas como Cádiz que, defendida por los británicos y su estratégica ubicación geográfica, resistían el asedio francés. Napoleón regresó a Francia convencido de que su poderoso ejército instalado en la Península no tardaría en dominar la situación. Desde el lado de la resistencia fueron de vital importancia la participación militar de Inglaterra en la contienda a favor de España y Portugal y las guerrillas (ataques por sorpresa al ejército francés por parte de pequeños grupos de voluntarios locales, aprovechando su conocimiento del terreno y el apoyo de la población) como nueva y eficaz táctica de lucha contra ejércitos más numerosos y mejor equipados, como el francés. Algunos dirigentes alcanzaron gran prestigio, como El Empecinado, el cura Merino o Espoz y Mina (personajes que entrarán en el ideario popular como Daoiz y Velarde lo hicieron tras la sublevación del 2 de mayo). La guerra será en general favorable a los franceses, José I controlaba la mayor parte de España. o Tercera fase: la situación se invirtió en la primavera de 1812, Napoleón necesitaba efectivos en el frente ruso por lo que retiró parte del ejército francés en España. El duque de Wellington, al frente de tropas inglesas, portuguesas y españolas, apoyadas por las partidas de guerrilleros, inició el avance y después de la victoria de Arapiles (Salamanca, julio de 1812) entraron en Madrid. Tras los triunfos de Vitoria y San Marcial (1813), Napoleón, incapaz de mantener los dos frentes, pacta el fin del conflicto. Napoleón firmó el Tratado de Valençay (diciembre de 1813), lugar donde se encontraban retenidos Fernando VII y Carlos IV, que ponía fin a la guerra entre España y

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Francia y hacía posible el regreso de Fernando VII a España como monarca, que se ganó, a estas alturas, el sobrenombre de “el deseado”. Por este tratado, se fijaron las fronteras entre ambos países conforme estaban fijadas con anterioridad al conflicto. 4. Consecuencias de la guerra -

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Pérdidas demográficas: se calcula que hubo medio millón de muertos. Exilio de los afrancesados colaboradores, represión en el interior -fusilamientos, venganzas, odio, revanchismo-. (Goya reflejó los horrores del conflicto en los grabados “Los desastres de la guerra”). Pérdidas materiales y artísticas incalculables: caminos, puentes, conventos, iglesias, retablos, etc. fueron destruidos. El país quedó arrasado. Grandes pérdidas económicas: destaca el grave deterioro de la industria textil catalana y el mercado colonial casi perdido. Pero fueron los campesinos quienes soportaron el peso principal de la guerra: alistamientos masivos, requisas de grano, ruina de cosechas y abandono de zonas de cultivo y graves destrozos en la cabaña ovina (intento de extinción de la raza merina). Ruina de la Hacienda española: en 1813 se estableció la contribución directa, lo que racionalizaría los cobros impositivos, pero fue abolida en 1814. Aparición de un nuevo tipo de militar, liberal, basado en el guerrillero anti-francés, proclive a intervenir en política. En América los grupos criollos se organizan en Juntas y establecen un régimen de autogobierno que está en el inicio del proceso de emancipación de las colonias. Algunos territorios, como México, incluso inician ya los procesos independentistas. Se produjo una revolución política liberal, con las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Supuso el paso del Antiguo Régimen a un régimen liberal, con importantes cambios económicos, la abolición de privilegios de la nobleza y el clero y la aprobación de la primera Constitución española, que establecía la soberanía nacional y la división de poderes.

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