Tema 10. La crisis Antiguo Regimen (1808-1833). Tema resumen PDF

Title Tema 10. La crisis Antiguo Regimen (1808-1833). Tema resumen
Course Historia de España
Institution Bachillerato (España)
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Tema 10. La crisis del Antiguo Régimen (1808-1833) 1. LA CRISIS DE 1808 Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Carlos IV sucede a su padre Carlos III, es un rey débil y no estará a la altura de las circunstancias difíciles que se avecinan. La Revolución Francesa estalló en 1789 y las monarquías europeas tenían miedo a que esas ideas contagiaran a la población. En España, Floridablanca (primer ministro), tomó unas medidas de censura para evitar el contacto con cualquier cosa que viniera de Francia. Es destituido y sustituido por Aranda, que intentará una aproximación a Francia. Tras caer Aranda, Manuel Godoy pasará a ser el valido del rey y un auténtico dictador. Godoy se alía con Gran Bretaña. Varias naciones europeas (incluida España), declaran la guerra a la República Francesa (Guerra de la Convención), en la que España pierde la parte oriental de la isla de La Española (República Dominicana), con la Paz de Basilea en 1795. Con el Pacto de San Ildefonso en 1796, Godoy da un giro a la política internacional y se alía con Francia, lo que supone el enfrentamiento con Inglaterra. La Revolución había desembocado en el poder unipersonal de Napoleón, para quien España tenía mucho interés. Entre tanto, la situación económica era desastrosa. En 1801 se produce la Guerra de las Naranjas entre España y Portugal, que finaliza con triunfo español pasando a España la plaza portuguesa de Olivenza (1801). En 1805 se produce la derrota de la escuadra franco española frente a los ingleses en Trafalgar. Como consecuencia, España queda sin flota y surge la oposición a Godoy por parte de Fernando VII. En 1807, Godoy firma con Napoleón el Tratado de Fontainebleau para repartirse Portugal, con esa excusa, las tropas francesas atraviesan la Península y toman las principales ciudades del país. Un grupo de nobles, encabezado por el príncipe de Asturias -el futuro Fernando VII- instiga al pueblo para la revuelta, es el Motín de Aranjuez. Godoy cae y Carlos IV huye a Francia y su hijo Fernando reclama el trono. En Bayona Napoleón reúne a Carlos IV y a su hijo para actuar como árbitro entre sus disputas y el 5 de mayo de 1808 los obliga a abdicar y proclamar rey de España a su hermano José I Bonaparte. La marcha de la familia real hacia Bayona dejó un vacío de poder con el ejército de Murat ocupando la capital. El 2 de mayo de 1808 se produjo en Madrid el primer levantamiento popular contra Napoleón, pero fue sofocado y se fusilaron a todos los combatientes capturados. La noticia de las abdicaciones de Bayona contribuyó a la extensión del movimiento por toda España. José I Bonaparte trató de imponer por la fuerza un régimen liberal autoritario plasmado en el Estatuto de Bayona, que concentraba casi todos los poderes del Estado en el rey, a pesar de una declaración de derechos. Surgieron las Juntas Locales ciudadanas para coordinar la oposición a los franceses y su adhesión a Fernando VII, pasando a Provinciales y confluyendo en la Junta Suprema Central. La Guerra de la Independencia (1808-1814) se desarrolló en tres fases. 1. En una primera etapa (1808) hay una reorganización del ejército español, que al mando del general Castaños vence a los franceses en Bailén en 1808, lo que conllevaría que el propio Napoleón en persona se hiciera cargo de la guerra. 2. La segunda etapa (1808-1812) señala el predominio francés, prácticamente casi todo el país será controlado por los franceses, tan solo quedará algún foco de resistencia en Andalucía. La situación cambiará drásticamente cuando los ingleses se decidan a apoyar decisivamente a los españoles, es la llegada del Duque de Wellington a la P. Ibérica. 3. La tercera etapa (1812-1814) supone el incremento de la presión hispano-inglesa sobre los franceses, mientras tanto Napoleón está en Rusia y allí sufrirá también una estrepitosa derrota. Las victorias españolas se suceden: Arapiles, Vitoria y San Marcial, frente a un ejército en retirada. Junto a la lucha de dos ejércitos está el papel jugado por las guerrillas, partidas de hombres que conocen el terreno y que suelen atacar con emboscadas al ejército francés, asaltan caravanas de aprovisionamiento, interceptar comunicaciones al enemigo... nunca actúan en campo abierto, allí no hubieran tenido posibilidades, golpean por sorpresa y desaparecen rápidamente. Guerrilleros famosos serían el Cura Merino o El Empecinado. En cuanto a la situación política hemos de destacar dos poderes: el oficial, representado por la monarquía de José Bonaparte (Pepe Botella) y el popular en manos de las Juntas Provinciales; estas juntas serían coordinadas por la Junta Suprema Central que daría paso a una Regencia que convocó las Cortes de Cádiz.

2. LA REVOLUCIÓN LIBERAL, LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812 Por revolución liberal se entiende un cambio brusco del sistema político, económico o social como resultado de un proceso político violento (guerra, levantamiento…) o de circunstancias extraordinarias. El liberalismo recoge los valores anunciados por los ilustrados del XVIII y puestos en práctica durante la Revolución Francesa (monarquía parlamentaria en vez de absoluta, separación de poderes, libertad económica, igualdad ante la ley (fin de la sociedad estamental) … Y a esto se llegó en las Cortes de Cádiz actuando los diputados en nombre de Fernando VII que estaba preso en Francia. No fue fácil y muchos diputados, en minoría, defendieron el poder absoluto del rey. El avance del ejército francés obligó a la Junta Suprema Central a trasladarse a Cádiz, ciudad idónea al mantenerse independiente del dominio francés y defendida por la flota británica, donde se difunden las ideas de renovación política y la sociedad. Las circunstancias eran favorables para el cambio del sistema tradicional de gobierno. El desastroso reinado de Carlos IV y el mal gobierno de Godoy justificaban, para unos, la necesidad de introducir reformas y suprimir abusos, manteniendo el poder absoluto del rey; para otros, más avanzados, había que hacer cambios radicales en las instituciones y en la sociedad. La idea de convocar Cortes estaba extendida y fue recogida por la Junta Suprema Central. Ésta, a mediados de 1810, se disuelve pasando el poder a un Consejo de Regencia, que convocó elecciones a Cortes (junio). Estas Cortes, que según la Junta deberían haberse convocado según el procedimiento tradicional del Antiguo Régimen (es decir, en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano) terminó siéndolo como deseaban los partidarios de acabar el absolutismo, o sea, como una cámara única donde los representantes eran elegidos sin distinción, acordándose, que en las provincias ocupadas donde no hubiera elecciones se nombrarían diputados suplentes entre los naturales de esas mismas zonas residentes en Cádiz. Los diputados fueron elegidos en el verano de 1810 por sufragio universal en unas condiciones difíciles por la guerra. Estas Cortes sólo se parecían a las tradicionales en el nombre porque en su primer acto, el 24 de septiembre de 1810, al constituirse, decidían por la vía revolucionaria (cambios radicales), al declararse depositaria de la soberanía nacional, con facultades para dar a España una Constitución que transformaría al país. Eran unas Cortes Constituyentes La composición social de los diputados era el reflejo de la sociedad de la época. El clero predominaba, junto a abogados y juristas, seguían los altos funcionarios, militares y catedráticos y propietarios de negocios industriales o comerciales. La presencia de nobles era escasa, como la del alto clero (tres obispos). Predominaban las clases medias y con formación intelectual y académica. Durante las sesiones entre los diputados aparecieron dos tendencias ideológicas: una, la de los partidarios de las reformas (los liberales) que defendían las libertades, la igualdad de los ciudadanos ante la ley y el fin de la monarquía absoluta. La otra, la de los absolutistas, partidarios de la monarquía absoluta (los serviles). Tras los debates, se aprobaba la primera Constitución española, de carácter liberal el 19 de marzo de 1812, “La Pepa”. La Constitución es un texto muy extenso (384 artículos) con estos principios fundamentales: - Afirmación de la soberanía nacional: el poder político pertenece a la nación y lo delega en los representantes elegidos por los ciudadanos. Es el fin del poder real de origen divino y del Antiguo Régimen. - La división de poderes: el ejecutivo, que corresponde al rey; el legislativo a las Cortes, aunque comparte con el rey; y el judicial a los Tribunales. - La proclamación de una monarquía constitucional -“moderada hereditaria”, la denomina la Constitución- como forma de gobierno del Estado español. El monarca ya no era el titular de la soberanía y quedaba limitado por la Constitución. El rey tenía un derecho de veto durante dos años, sobre las leyes aprobadas por las Cortes. - Las Cortes eran unicamerales y elegidas por sufragio universal indirecto de los varones mayores de 25 años. Para ser candidato a diputado era necesario tributar a la Hacienda una cierta cantidad. - La igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley, significaba el fin de las diferencias estamentales y de los privilegios fiscales, militares y jurídicos que venían beneficiando a los nobles. - El reconocimiento de los derechos y libertades individuales: libertad de imprenta, libertad de comercio e industria, derecho a la propiedad… Sin embargo, no reconoce la libertad religiosa y establece a la religión católica como la única de la nación española.

Por último, la Constitución acababa con la antigua división en reinos, estableciéndose la uniformidad y centralización administrativa con una nueva división de España en provincias. Se recuperaba para el Estado los cargos públicos que muchas personas, como ocurría en los ayuntamientos, habían adquirido por venta y que transmitían en sus herederos. Está inspirada en el racionalismo francés e influyó en Portugal, Italia y la América española, que obtendría pronto su independencia. Fue abolida por Fernando VII en 1814 y sus reformas no fueron implantadas. Solo tuvo vigencia en el Trienio Liberal (1820-1823) y unos meses en 1836. A pesar de todo, años después, sirvió de inspiración a otros textos que se encargarían de hacer avanzar a la sociedad española en la conquista de sus derechos individuales y colectivos. Además de redactar una Constitución, la labor legislativa de las Cortes de Cádiz supuso la aprobación de unos decretos y leyes, que entre 1810 y 1813, venían a abolir el Antiguo Régimen: la libertad de imprenta y la supresión de la censura de prensa, la abolición de los señoríos y del régimen señorial, aunque la nobleza consiguió salvar buena parte de sus propiedades al poder convertir sus señoríos en propiedad privada); la abolición de la Inquisición; eliminación de los gremios y de la Mesta; la supresión del mayorazgo y la desamortización de bienes de propios de los municipios y de conventos destruidos por la Guerra de Independencia.

3. EL REINADO DE FERNANDO VII. SUS ETAPAS El estudio de este reinado (1814-1833) se puede dividir en tres etapas - El RESTABLECIMIENTO DEL ABSOLUTISMO (1814-1820). Una vez acabada la guerra, las Cortes se trasladan a Madrid y para aceptar a Fernando VII como rey, dicen que éste debe jurar la Constitución. El Rey llega a España y en Valencia recibe el Manifiesto de los Persas, un escrito de algunos diputados instándole a que implante el Antiguo Régimen y la monarquía absoluta. Así lo hará tras suprimir la Constitución, entrará en Madrid como rey absoluto. En Europa los países que han vencido a Napoleón forman la Santa Alianza (alianza militar para apoyar al absolutismo allí donde peligrase), Con este apoyo Fernando VII iniciará una persecución de liberales que acabarán exiliándose en Inglaterra. El país pasa por dificultades: el escándalo en la compra d e barcos rusos, en malas condiciones, para reconstruir la flota hundida en Trafalgar; la cesión de la Florida a los Estados Unidos; la hacienda está en bancarrota y las colonias americanas inician su emancipación. En una situación de descontento, el comandante Riego se subleva en Cabezas de San Juan (Sevilla) en 1820 con las tropas iban sofocar la rebelión en América. Él y otros militares sublevados exigen al rey que jure la Constitución de 1812. El rey, asustado, la jura (“Marchemos todos juntos y yo el primero por la senda de la Constitución”). - EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823). Fernando VII jura la Constitución y España se convierte en una monarquía parlamentaria. Regresan los exiliados y se intentan reformas en el país. Dentro de los liberales hay dos tendencias: los doceañistas, partidarios de la Constitución de 1812, y los exaltados, liberales radicales que quieren ir más allá de lo redactado en Cádiz. Al igual que en la etapa anterior algunos guerrilleros se alzaron en armas. En estos tres años de gobierno liberal no se solucionan los grandes problemas del país. Al final, Fernando VII solicita la intervención de la Santa Alianza para restaurar el absolutismo. Un ejército, los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del duque de Angulema, entra en España y sin oposición proclama a Fernando VII como rey absoluto. - LA DÉCADA ABSOLUTISTA U OMINOSA (1823-1833). Se inician las persecuciones contra los liberales (exaltados). El gobierno intenta sanear la hacienda con la reconversión de la economía colonial basada en la explotación de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. El gobierno del rey no satisface ni a liberales ni a absolutistas (lo consideran débil). Es una época de conspiraciones liberales, muchos de cuyos líderes serán ajusticiados (Riego, El Empecinado, Torrijos, Mariana Pineda…). Los absolutistas (llamados apostólicos) se agrupan en torno a su hermano y sucesor al trono, Carlos María Isidro. En 1829 Fernando VII se casará con María Cristina, y en 1830 nacerá una niña, Isabel II. Para que gobierne, se deroga la Ley Sálica, que impedía el acceso de las mujeres al trono. Los apostólicos de Carlos María Isidro no la reconocerán, y a la muerte del rey estallará una guerra entre los partidarios de Isabel (isabelinos) y los de Carlos María Isidro (carlistas, nombre de estas guerras).

LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA Los criollos serán los artífices de la independencia de las posesiones españolas en la América continental y la élite gobernante de los nuevos países independientes. Las reformas del XVIII habían aumentado el control de las colonias por los funcionarios españoles, desplazando a los criollos que ahora, en las nuevas circunstancias, esperan su revancha. La Iglesia será otra cantera de revolucionarios y más cuando se conocen en América las medidas desamortizadoras de Carlos IV. La independencia de los Estados Unidos será un ejemplo por seguir. Durante la guerra de la Independencia contra los franceses se forman en América juntas similares a las españolas para luchar contra Napoleón. Acto seguido los criollos sustituirán a los españoles en la dirección de esas juntas. En 1810 en México, Argentina, Chile… se producen levantamientos que serán sofocados. Tras la guerra contra el francés se manda a América al general Morillo para que aplaque los levantamientos. En 1816 el Congreso de Tucumán declara la independencia de Argentina. El general San Martín atraviesa los Andes y derrota a los españoles. En 1820 Riego se levanta en Cabezas de San Juan, y a América no llegan refuerzos y el general Morillo, solo, tiene que pactar con los rebeldes. En 1821 Bolívar vence en la Batalla de Carabobo e Iturbide declara la independencia de México. La última derrota española en Ayacucho a manos de Bolívar y Sucre sellan la independencia definitiva de estos territorios. El antiguo Imperio Español en América se fragmenta en un mosaico de repúblicas, pese a los intentos iniciales de mantener unido gran parte del territorio. España quedó como potencia de segundo orden y las nuevas repúblicas fueron presa fácil del neocolonialismo....


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