Resumen Final Psicología de la Interacción Social y los Pequeños Grupos PDF

Title Resumen Final Psicología de la Interacción Social y los Pequeños Grupos
Course Psicología de la Interacción Social y Los Pequeños Grupos
Institution Universidad del Salvador
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Resumen de Pequeños Grupos, cursada con Liliana Fasano. En su momento la adjunta era Constanza Quantin. ...


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Tejiendo Redes Capítulo I Las relaciones, los vínculos y la interacción social ocupan un lugar central para comprender a las personas, los grupos y las situaciones que atraviesan. El vínculo, el estar con otros y entre otros, es constituyente de la personalidad misma. Cluster Materno El niño nace en un estado de indefensión absoluta. Por este motivo, la figura materna es esencial para su desarrollo y su constitución como persona. La disponibilidad, el cuidado, etc. promueven sensaciones positivas y placenteras en el bebé; en tanto que la carencia dificulta desarrollos posteriores. Las primeras funciones en las que el niño necesita ser auxiliado por la madre son necesidades biológicas y están ligadas a funciones esenciales para la supervivencia. En este primera relación, de rol a rol, aprendemos como algo natural a necesitar y ser cuidado. Es en esta interacción entre el rol de hijo con el rol de madre donde aprendemos a aproximarnos a los demás sin temor, a construir relaciones de intimidad y a construir una relación amorosa con nosotros mismos. Las experiencias negativas en este momento entorpecen y dificultan los desarrollos posteriores, ya que la importancia de estas experiencias radica en la fuerza con la que se inscriben en el sujeto. Estos registros emocionales tempranos son tan intensos que signarán a la persona en su proceso de formación. No todo nuestro desarrollo como sujetos es determinado por las relaciones con los otros y los climas emocionales del entorno; los factores genéticos y endógenos interactúan con éstos, lo que genera una apertura a diferentes posibilidades. Cluster Paterno Cuando el niño va madurando, tanto biológica como psicológicamente, comienza a experimentar la fuerza de sus piernas, lo que le abre las puertas hacia la autonomía. En este proceso, se va discriminando objetos de personas, yo de no-yo, fantasías de realidad. Es el momento de la autonomía y ese otro rol complementario a la necesidad de afirmación es el padre. El padre también permite descubrir la posibilidad de elección. En esta etapa, se comienzan a elegir a las personas por criterios diferentes para relacionarse. En este vínculo, el niño aprende el ejercicio y el sentido de la autoridad y lo hace en relación con al que ejerce su padre. El padre comienza a marcar pautas, “dejar hacer”, permitir, negar, etc. Con ese modelo se crece, se sufre, se aprende, se transgrede o se acepta la norma. En estos dos primeros clusters los vínculos son asimétricos, ya que los padres tienen mayor responsabilidad y autoridad que el niño. Cluster Fraterno El niño a medida que va creciendo comienza a relacionarse con sus hermanos, amigos, primos, vecinos, etc. Estos otros niños constituyen la posibilidad de vínculos con otros que están a la par. Si el bebé se ha sentido adecuadamente sostenido y cuidado en sus primeras necesidades, y luego afirmado para explorar y desplegar su autonomía, podrá aprender a compartir naturalmente entre pares. Este tipo de relación es simétrica, es la base para muchas relaciones por las que atravesamos en nuestra vida en grupo e instituciones. En estos vínculos simétricos aprendemos a compartir, competir y a negociar. Compartir es la alternativa más deseable, ya que posibilita mejores intercambios, acuerdos y aprendizajes. Para compartir es necesario el auténtico deseo de aportar aquello que cada uno tiene para un bien común. Competir es un modelo racional mucho más generalizado en nuestro mundo actual e implica ser el ganador. Existe una alternativa menos feliz que nos conduce a la rivalidad, que no es otra cosa que impedir que el otro gane. Negociar implica renuncia a algo que nosotros queremos para obtener otra cosa.

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Bases de la Sociometría La sociometría posibilita el estudio sistemático y el desarrollo teórico de los diversos aspectos en juego en las relaciones interpersonales. Estas se dan según tres signos posibles: positivo, negativo y neutro. Algunas personas nos atraen, otras no nos agradan y algunas nos son indiferentes. El encuentro es un cemento que une y acorta distancias, por esto es importante saber con quiénes se producen encuentros, mutualidades positivas y con qué criterios se dan. Así como hay encuentro, hay desencuentro, que es la cara opuesta; genera distancia, tensión o confusión. No es posible una relación que pueda responder a los múltiples criterios y expectativas. Nadie puede satisfacer plenamente las elecciones del otro. La relación que existe entra la autoestima, la confianza y el juego de atracciones es tan significativa que puede hacer que aceptemos unirnos con algunas personas tan sólo porque nos han hecho sentir elegidos. Así, sostendremos un vínculo por un criterio muy diferente al que debería conectarnos. El átomo social Es el núcleo de todos los individuos con quienes una persona está relacionada sentimentalmente, o que están vinculadas con ella al mismo tiempo. La familia parece ser, entonces, el primer átomo en la vida de un niño. Luego comienzan a aparecer otros grupos, otros vínculos, otras necesidades y nuevas opciones de conexión. Hay que tener en cuenta que cuando se le pide a un sujeto que haga su átomo social, podemos apreciar la percepción que tiene esta persona respecto de su mundo de interrelaciones. La construcción de nuestro átomo social nos permite percibir nuestras relaciones, ver quiénes y cómo inciden en nosotros, y cómo lo hacemos nosotros en ellos. Es la posibilidad de producir cambios y marcar rumbos en nuestra historia personal. La red sociométrica es mucho más amplia que el átomo social y se configura a partir del enlazado de los vínculos indirectos con las personas que se enlazan con los integrantes de nuestro átomo. El encuentro El encuentro parte de concebir al ser humano conectado con su divinidad interior y su capacidad creadora. La posibilidad del encuentro radica en poder salirnos de nuestra propia mirada, ponernos en el lugar del otro y desde allí mirar, sentir y comprender la situación desde los ojos del otro, para así vernos a nosotros mismos como el otro nos ve. Las relaciones encierran también sus facetas complejas. Al mismo tiempo que vamos y va siendo construido nuestro átomo social, tomamos contacto con el valor que cada presencia tiene para lo que hacemos y para quienes somos. A mayor cantidad de vínculos se desarrollan más roles, más cualidades, más acciones se aprenden y más diferencias se aceptan. Así, se despliegan mayor confianza, seguridad, independencia, flexibilidad, apertura y capacidad de adaptación espontánea a las situaciones de la vida.

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Capítulo II Las redes sociales Cuando decimos red social hacemos referencia a un modelo desde el cual podemos comprender e intervenir en diferentes situaciones. Algunas personas son activas, buscan y generan redes social, otros simplemente son participantes en ellas. Lewin dice que toda acción individual sólo puede ser entendida a partir de la estructura relacional establecida entre una persona y su entorno. Barnes fue el primero en utilizar la denominación “red social” y dice que ésta requiere aceptar la movilidad y la transformación. Manuel Castells afirma que en la sociedad actual la identidad personal se define a partir de la conexión a una red. Sluzki señala que “la relación personal puede ser definida como la suma de todas las relaciones que un individuo percibe como significativas o define como diferenciadas de la masa anónima de la sociedad. Esta red corresponde al nicho interpersonal y contribuye substancialmente a su propio reconocimiento como individuo y su imagen de sí. Constituye una de las claves centrales de la experiencia individual de bienestar, competencia y protagonismo o autoría, incluyendo los hábitos de cuidado de la salud y la capacidad de adaptación en una crisis”. La teoría Red vincular La existencia de los vínculos parece más saludable que el aislamiento, pero es la calidad de los mismos lo que parece definir la evolución de la salud del sujeto. La familia, los amigos, los diferentes grupos de pertenencia confluyen en la conformación de la red vincular de sostén. El estar integrado en la comunidad mejora la calidad de vida de los sujetos, así como su capacidad de recuperación ante enfermedades, y el aislamiento puede considerarse un factor de riesgo para enfermar. Hay que distinguir la diferencia entre la percepción subjetiva de apoyo y la existencia de la red social. Cuando se habla de red vincular, según los Zuckerfeld (los creadores de este modelo), se refieren a la presencia e interiorización de relaciones significativas que se traducen en una percepción subjetiva de apoyo y/o estrés de magnitudes variables. El concepto de apoyo incluye tanto tener a quién recurrir como en quién pensar para sentirse reconfortado y motivado; el concepto de estrés incluye tanto los vínculos hostiles, exigentes o confusos, como la sensación de no tener a quién recurrir.

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La construcción social de la realidad Berger y Luckman 1. La realidad de la vida cotidiana La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente. El método más conveniente para clarificar los fundamentos del conocimiento de la vida cotidiana es el análisis fenomenológico, que es puramente descriptivo y no científico. La conciencia siempre es intencional, se dirige a objetos. Objetos diferentes aparecen ante la conciencia como constitutivos de las diferentes esferas de la realidad (pueden haber distintas realidades, pero yo identifico qué objeto pertenece a qué realidad). En otras palabras, soy consciente de que el mundo se mueve en múltiples realidades. Cuando paso de una realidad a otra, sufro como un impacto: esto se puede ejemplificar con el despertar de un sueño. Entre las múltiples realidades existe una realidad suprema por excelencia. Ésta, es la realidad de la vida cotidiana (suprema realidad). Es imposible ignorar la existencia de la misma, experimento la misma en esta de plena vigilia. Esto es completamente natural para mí, pues es una actitud natural. La realidad de la vida cotidiana está constituida por un orden de objetos que ya existían antes de mi nacimiento (vivo en una ciudad con un nombre determinado, en un país y continente previamente definido). El lenguaje marca las coordenadas de mi vida en la sociedad y llena esa vida de objetos significativos. Esta realidad se organiza alrededor del “aquí” de mi cuerpo y el “ahora” de mi presente (tiempo y espacio). Sin embargo, la vida no se agota por estas presencias inmediatas, sino que abarca muchos fenómenos que no están presentes “aquí y ahora”. Yo solamente tengo la capacidad de modificar la realidad presentada en mi “aquí y ahora” dado que es la única que está a mi alcance. A su vez, la realidad de la vida cotidiana se presenta como un mundo “intersubjetivo”, esto quiere decir que lo comparto con otros. No puedo existir en la vida cotidiana sin interactuar y comunicarme continuamente con otros. Esto conlleva a situaciones en las que los otros sujetos con los que comparto la realidad, pueden no tener mi misma perspectiva de la misma. La realidad de la vida cotidiana se da establecida como realidad, está ahí, sé que es real. La vida cotidiana se divide en sectores, unos que se aprehenden por rutina y otros que me presentan problemas de diversas clases (estoy acostumbrado a lidiar con ciertos desafíos, pero cuando me aparece uno nuevo, me enfrento a otros desafíos desconocidos, que implican más esfuerzo). De esta manera, mi vida cotidiana se va enriqueciendo cada vez más, buscando integrar el sector “problemático” dentro de lo que ya no es problemático. Comparadas con la realidad de la vida cotidiana, otras realidades aparecen como “zonas limitadas de significado” enclavadas dentro de la suprema realidad. Por ejemplo, voy a ver una obra de teatro. Cuando se levanta el telón, yo me transporto a una realidad completamente diferente, y cuando este baja, vuelvo a la suprema realidad. El mundo de la vida cotidiana se estructura tanto en el espacio como en el tiempo; la temporalidad es una propiedad esencial de la conciencia. La intersubjetividad tiene también una dimensión temporal en la vida cotidiana que nos atraviesa a todos. La estructura temporal de la vida cotidiana me enfrenta a una facticidad con la que debo contar, es decir, con la que debo sincronizar mis propios proyectos. El conocimiento de mi muerte inevitable hace que este tiempo sea limitado para mí.

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2. Interacción social en la vida cotidiana La experiencia más importante dentro de la interacción social es el “cara a cara”. De este tipo de interacción, derivan todos los demás. Mi “aquí y ahora” está en contacto con su “aquí y ahora”, en constante interacción. En el “cara a cara” están en juego no solamente las palabras, sino también las expresiones. De esta manera, hay una interpretación subjetiva de los gestos constantemente. Esta cantidad de subjetividades sólo se dan en los encuentros cara a cara. En consecuencia, resulta complicado imponer pautas rígidas en este tipo de interacción, porque se modifican constantemente debido a las subjetividades (gestos, y la interpretación de los mismos): por ejemplo, yo considero que alguien es hostil, pero cuando estoy con hablando con esta persona, puede que me dé cuenta que no es así; entonces, esa pauta es desechada y puedo comenzar a considerarlo como una buena persona. La realidad de la vida cotidiana tiene esquemas tipificadores, y en base a estos nosotros tratamos a las personas (por ejemplo, cuando una persona es inglés nosotros tenemos un método pre-establecido de trato hacia esa persona: vamos a creer conocer sus gustos, sus creencias, sus modales, etc. sin conocerlo realmente). Cuánto menos conozcamos a una persona (su anonimato) mayores esquemas tipificadores tendremos para con esa persona. Pero a medida que los vamos conociendo, esos esquemas comienzan a romperse y, de esta manera, la persona comienza a ser más única y menos anónima. El grado de anonimato que caracteriza mi experiencia con los otros, depende no solo del “cara a cara” sino también del grado de interés y el grado de intimidad. Con estos otros dos factores, puede aumentar o disminuir el anonimato (veo al remisero todos los días, pero mi falta de interés hacia él implica que su anonimato va a mantenerse relativamente estable). Por lo tanto, la realidad social de la vida cotidiana es aprehendida de la continuidad de tipificaciones que se vuelven cada vez más anónimas a medida que se aleja de la situación del “cara a cara”. La estructura social es la suma total de estas tipificaciones y de las pautas recurrentes de interacción preestablecidas por intermedio de ellas. Hay que tener en cuenta que mis relaciones con otros no se limitan al presente, sino que también hay que tener en cuenta a nuestros antecesores y sucesores como formadores de historia.

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3. El lenguaje y el conocimiento en la vida cotidiana Las subjetividades mencionadas en el punto anterior, no tienen la posibilidad de sobrevivir más allá del encuentro “cara a cara”. Por esto, el ser humano tiene que objetivar esas subjetividades. Por ejemplo, cuando una persona tiene ira, en el “cara a cara” su expresión facial y corporal son evidencia de la misma. Pero, esas expresiones son únicamente válidas en ese encuentro. Para objetivarlo, vamos al ejemplo de que me revolea un cuchillo y queda clavado en la pared. Cada vez que lo vea, me va a hacer referencia a esa ira. Esto sucedería incluso para una persona ajena a la situación, ve la ira y la violencia reflejada en un cuchillo. Un caso especial de objetivación es la significación (producción humana de signos). Estos signos y los sistemas de signos son objetivaciones en el sentido de que son comprensibles más allá de las intenciones subjetivas del “aquí y ahora” (un arma pudo haber sido creada para cazar, pero hoy por hoy es signo de violencia). El lenguaje, es el sistema de signos más importante de la sociedad humana. Por lo tanto, la comprensión del lenguaje es esencial para cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana. El lenguaje se origina en la situación “cara a cara” pero puede separarse de ella fácilmente. La separación del lenguaje radica fundamentalmente en su capacidad de comunicar significados que no son expresiones directas de subjetividad “aquí y ahora”. En la situación “cara a cara” el lenguaje posee una cualidad de significación recíproca que lo distingue de cualquier otro sistema de signos. El lenguaje se origina en la vida cotidiana a la que toma como referencia primordial. Debido a su capacidad de trascender el “aquí y ahora”, el lenguaje tiende puentes entre diferentes zonas dentro la realidad de la vida cotidiana y las integra en un todo significativo.!

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El Test Sociométrico Dalmiro Bustos Elementos básicos de teoría sociométrica La sociometría nació para su propósito de investigación-medición de las relaciones interpersonales. Sólo posteriormente Moreno la propone como marco teórico referencial del Psicodrama. La sociometría contiene la secuencia conceptual del pensamiento de Moreno, cuyo eje es que, para cualquier postulación teórica, es necesario partir del punto desde donde se la formula: el vínculo. Sin vínculos el hombre no existe. El hombre que observa, lo hace básicamente desde una escala de valores que responde al medio social en el que vive. ¿Cómo percibe un individuo al otro? Mediante un canal que Moreno denomina tele. Es este elemento el que produce acercamientos provechosos. Moreno describe el concepto tele en términos de “percepción”. Pero eso es insuficiente. Tele implica un concepto existencial y totalizador, intelectivo, afectivo, biológico y social. Buscamos sociométricamente a aquellos que complementen positivamente nuestros objetivos-criterios, rechazamos otros o permanecemos indiferentes a terceros. Cuando se produce el encuentro hay certeza y no es necesario señales verbales de confirmación. Se producen respuestas conductuales coherentes con la propuesta. Así sabemos que es el factor tele el que funciona. El factor tele puede también no estar funcionando adecuadamente. Los roles pueden no quedar funcionando libremente sino ligados a su complementario interno patológico. Aquí el factor que funciona es la transferencia moreniana, rama patológica del tele, causante de la distorsión en los vínculos y de los desencuentros. La transferencia es comprendida por Moreno en términos de roles complementarios en interacción. Espontaneidad y creatividad son también partes esenciales de la sociometría. La teoría de la espontaneidad y creatividad se encuentra para algunos autores en el centro vital de la sociometría. Sin espontaneidad no hay encuentro. Moreno habla de espontaneidad patológica cuando hay demasiada espontaneidad, demasiado poca espontaneidad o espontaneidad sin creatividad. De todas maneras, esto es insuficiente para crear una comprensión profunda de la patología. La falta de espontaneidad es condición-cualidad de todo conflicto, y no el conflicto en sí. A partir de la interacción prolongada de dos roles complementarios, relaciones diádicas y triádicas, surge el coinconsciente. Esto es un contenido común. Se observa en estas relaciones momentos de “interasociación común”. Las redes sociométricas se configuran a partir del entrelazado de los vínculos. Así cada persona se mueve dentro de un átomo social conjunto de vínculos aproximados que configurar la red relacional de un individuo. La matriz de identidad es el conjunto de vínculos sobre los que se inserta una persona al nacer. El empobrecimiento del átomo social es el resultado de cualquier tipo de patología, siendo la máxima incapacidad de una persona en conflicto, no encontrar sustitutos para las personas básicas de su matriz. El primer estadio, llamado matriz de identidad total indiferenciada (cluster uno). El ser vive el mundo como parte de sí. El cambio de roles aquí es imposible. Esto que puede ser comparable con un núcleo psicótico, es la base de las relaciones simbióticas. Dentro de esta matriz todos los roles son vividos en suplementariedad, no aparece conciencia de vínculo ni de rol complementario. La aparición del lenguaje marca la salida de esta situación, la simbiosis desaparece. Al haber distancia madre-hijo, aparece el vínculo y con él la complementariedad. La capacidad del cambio de roles m...


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