TEMA 6. Modelos EB PSB - Apuntes 6 PDF

Title TEMA 6. Modelos EB PSB - Apuntes 6
Course Política Social y Bienestar Social
Institution Universidad Pablo de Olavide
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Tema completo de Politica Social y Bienestar social....


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Manuel Garrido Fuego. Políticas sociales y del bienestar social. Curso 2017-18

TEMA 6. MODELOS/RÉGIMENES DEL ESTADO DEL BIENESTAR 1- EL MODELO SOCIAL EUROPEO 1.1. El concepto de modelo social europeo 1.2. Cohesión social y gobernanza económica en la UE 1.3. El modelo social europeo en tiempos de crisis 2- MODELOS DE ESTADO DE BIENESTAR 2.1. Una primera aproximación 2.2 Modelos según el grado de institucionalización (Titmuss) 2.3. Modelos según el grado de corporatismo (Mishra) 2.4. Modelos según G. Therborn 2.5. Modelos según el criterio político (Gosta Esping-Andersen) 1. Régimen liberal 2. Régimen conservador 3. Régimen socialdemócrata 4. Reflexiones sobre la clasificación de Esping-Andersen. 5. La construcción de nuevos regímenes de bienestar 2.6. Las Europas del Bienestar (Luis Moreno) 1. Modelo continental o de seguridad social 2. Modelo de universalización residual o anglosajón. 3. Modelo de redistribución estatalista o nórdico. 4. Vía media o mediterránea 5. Eficiencia y equidad de los modelos sociales europeos 3. EL ESTADO DE BIENESTAR EN DIFERENTES PAÍSES. 3.1. Reino Unido 3.2. Alemania 3.3. Suecia 3.4. Conclusiones

4. MODELOS SOCIALES EN EUROPA: ¿CONVERGENCIA O DIVERGENCIA TRAS LA CRISIS? A MODO DE CONCLUSIÓN

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Manuel Garrido Fuego. Políticas sociales y del bienestar social. Curso 2017-18

1. EL MODELO SOCIAL EUROPEO 1.1. El concepto de modelo social europeo1 Es un concepto equívoco y polisémico, cuya utilización indebida puede inducir a error. En ocasiones se utiliza para hablar de la política social comunitaria, o bien para describir al conjunto de modelos sociales vigentes en la UE. En el presente epígrafe descartaremos estos dos usos, debido a la inexistencia de una verdadera política social de carácter supranacional y, sobre todo, a la enorme heterogeneidad de los modelos existentes. Existe una importante diversidad en cuanto a modelos de política económica y social en la Unión Europea. Cada Estado Miembro ha desarrollado un enfoque particular a la hora de establecer las líneas generales de la intervención del Estado, reflejando así sus particularidades históricas y sociales. Debido a ello, cada país organiza de forma distinta las piezas que conforman su política social: pensiones públicas, salud y cuidados a largo plazo, protección social, educación, regulación del mercado de trabajo, y políticas redistributivas. Esta heterogeneidad de los modelos, tal como veremos posteriormente se traduce en diversidad de resultados. Pero a pesar de esta heterogeneidad, el concepto "Modelo Social Europeo" se utiliza con frecuencia en el mundo académico y, cada vez más, en el debate político. Hemos visto que no resulta realista utilizarlo para englobar en él a todos los sistemas vigentes en la UE. Esto daría lugar a una visión simplista e inadecuada de la situación de las políticas sociales en Europa. Evidentemente, presentar de forma conjunta todos los modelos desvirtuaría el concepto debido a la enorme diversidad existente. Por consiguiente, antes de continuar debemos responder a una pregunta clave: ¿Tiene el concepto su razón de ser?; y, si es así, ¿qué es el Modelo Social Europeo? La expresión fue utilizada por primera vez por Jacques Delors en los años 80 para identificar los rasgos característicos de las políticas sociales europeas en contraposición con el modelo vigente en EEUU. Esta noción permite una cierta aproximación al concepto: El Modelo Social Europeo se caracterizaría por la conjugación del desarrollo económico y el progreso social, así como por un gasto social como porcentaje del PIB mucho más elevado que en los modelos vigentes en el resto del mundo. Algunos autores como Ferrera et. al. (2001) o Esping-Andersen (1999) consideran que el Modelo Social Europeo podría definirse como el paradigma de modelo a seguir por todos los demás a fin de combinar de la forma más adecuada posible la eficiencia económica con la justicia social. Evidentemente, ello nos llevaría a identificar dicho modelo ideal con el Modelo Nórdico, puesto que es el que combina los mayores niveles de eficiencia con la consecución de los niveles más elevados de equidad. Esta definición resulta interesante y, de hecho, las instituciones europeas se remiten continuamente a la buena experiencia de los países escandinavos al defender la necesidad de realizar reformas estructurales en los Estados Miembros de la UE. Sin embargo, identificar el Modelo Social Europeo con uno sólo de los vigentes en Europa resulta inexacto, dado que parece claro que el concepto tiene razón de ser gracias a la interacción e interdependencia existente entre todos los modelos vigentes. Esta interpretación se basa en la idea de que cada uno de los modelos de Estado de Bienestar está fundamentado en una serie de valores comunes, que definen unas políticas económicas y sociales diferenciadas entre sí, pero a la vez genuinamente europeas. Estos valores serían la 1

González Ignacio et al. El papel de la unión europea en la redefinición de un nuevo modelo social para Europa. En Palma Martos Luis (Coord.) et al (2008).Teoría económica, estado de bienestar y política social. Retos y espacios de reforma. Ed. Proyecto REDES "Recursos para el Desarrollo Económico y Social". Delegación de Economía y Empleo del Ayuntamiento de Sevilla en colaboración con el MAP

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libertad, la democracia, la igualdad, y la solidaridad. Aunque el diseño práctico es distinto en cada uno de los modelos nacionales, todos ellos reflejan la defensa de estos principios. Y es precisamente por esto por lo que todos ellos pretenden, de una forma o de otra, la reducción de la pobreza y la exclusión social, la mejora de la equidad en la distribución de la renta, la promoción de la igualdad de oportunidades y la prestación de un seguro social. Como consecuencia de ello, todos los modelos sociales existentes en Europa tienen como piezas clave un sistema de pensiones, los servicios de salud, los cuidados a largo plazo, la educación primaria y secundaria básica, la protección de los pobres y los discapacitados, y el uso de los impuestos con fines redistributivos. En todos ellos están presentes los sistemas de protección social, los servicios sociales, el diálogo social, el aprendizaje a lo largo de la vida y las políticas activas en el mercado de trabajo. Para la Comisión Europea (2005), todos los modelos sociales vigentes en la Unión Europea comparten las siguientes características:  Se basan en los valores de solidaridad y cohesión, igualdad de oportunidades y lucha contra la discriminación en todas sus formas, seguridad y salud en el trabajo, acceso universal a la educación y la sanidad, calidad de vida y calidad en el empleo, desarrollo sostenible y participación de la sociedad civil. En su conjunto podemos definir esos elementos como economía social de mercado. Aunque los instrumentos y las prioridades pueden diferir en función del país, todos los Estados Miembros persiguen estos objetivos. Todos ellos están recogidos en la legislación comunitaria (Tratado de la UE, Convención de Derechos Humanos, Carta de derechos fundamentales) y suponen la base legal para la política social de dimensión europea.  El papel del Estado en la economía es más importante en Europa que en otras partes del mundo. En todos los países de la UE hay un importante sector público, el cual tiene en líneas generales un papel fundamental en la gestión y financiación de los sistemas sociales, así como en la prestación de servicios económicos de interés general.  Los sistemas nacionales se refuerzan a nivel supranacional por la intervención de la UE.  Existe en todos los países una importante tradición de diálogo social y acuerdos entre los gobiernos, los empresarios y los sindicatos. El concepto Modelo Social Europeo debe ser considerado en el contexto marcado por la influencia de las instituciones europeas en las políticas sociales de los Estados Miembros. Al mismo tiempo, la dimensión social de la UE es, aún en la nueva Europa ampliada, una seña de identidad europea en un entorno mundial de creciente exigencia. Por ello, más que un mero ejemplo a seguir o un conjunto de elementos comunes, el Modelo Social Europeo se podría identificar con el objetivo común a todos los Estados Miembros y reconocido por la Unión Europea de lograr un marco social en el cual sea posible conjugar de forma eficaz el crecimiento económico con la cohesión social, o, en otras palabras, integrar eficiencia y cohesión social. 1.2. Cohesión social y gobernanza económica en la UE Con la crisis de la deuda soberana en diferentes países de la Unión Europea, se realizaron diferentes esfuerzos para mejorar la gobernanza de la Unión económica y monetaria. Actualmente se avanza hacia una mayor integración en política económica y fiscal bajo la “batuta” de Alemania y Francia. El objetivo es mejorar la competitividad, bajo el marco de una disciplina presupuestaria estricta. En este contexto, donde lo económico lo inunda todo, se utilizan las políticas sociales como moneda de cambio para hacer frente a la crisis mediante un mayor rigor presupuestario. Esto supone un verdadero riesgo para el modelo social europeo basado en la articulación y complementariedad entre crecimiento económico y cohesión social.

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La nueva gobernanza económica obvio que la crisis de la deuda era una amenaza para la población2. Durante la fase inicial de la crisis bancaria mundial, una gran parte de los afectados pertenecía a la clase media baja y las perspectivas laborales han empeorado considerablemente sobre todo para los jóvenes. En la segunda fase de la crisis de la deuda estatal, este círculo de afectados alcanza a pensionistas y grupos vulnerables, así como a los grupos con niveles de ingresos más bajos, destinatarios de los servicios sociales públicos. Estos grupos sufren especialmente las consecuencias de una estricta disciplina presupuestaria y de los drásticos recortes en el gasto público. El dilema de la UE y sus Estados miembros radica en que parece que solo se puede contrarrestar la pérdida de confianza en los mercados financieros con recortes en gastos sociales, si bien se arriesgan a sufrir un aumento de las tensiones sociales en Europa y a que se desvanezca la aprobación de sus instituciones democráticas. Para el periodo 2010-2020, la UE ha establecido una triple estrategia de crecimiento inteligente, sostenible e integrador es la llamada “Estrategia Europa 2020”. Se pretende articular una “nueva forma de economía”. El objetivo global es alcanzar un elevado nivel de empleo y productividad, así como una marcada cohesión social, para garantizar el acceso y las oportunidades para todos, independientemente de su edad. En estos momentos la Estrategia Europea 2020, ha quedado en un segundo plano ante el objetivo de lograr la estabilidad presupuestaria y la reducción de la deuda soberana. El impacto social de la crisis económica ha quedado en un segundo plano, todo ello a pesar de constatarse con un aumento de la pobreza y exclusión, sobre todo en los países más afectados por la crisis. Por otro lado la consolidación presupuestaria se está efectuando fundamentalmente sobre los gastos, no sobre los ingresos y hay una creciente exigencia en la aplicación de reformas en los sistemas de pensiones, salud, servicios sociales y prestaciones por desempleo, para reducir gastos sociales Si tenemos en cuenta los objetivos de EU 2020 encaminados al logro de una mayor cohesión e inclusión social, podemos plantear bastantes dudas en torno al cumplimiento de estos objetivos. La cuestión resulta bastante evidente: las restricciones en el acceso, la cuantía y/o la duración de las prestaciones sociales, elevan el riesgo de pobreza y exclusión social de amplias capas de la población. La cuestión planteada es la cuadratura del círculo, la articulación de la consolidación presupuestaria y al mismo tiempo plantear medios para frenar los efectos nocivos de la crisis económica y mantener la cohesión social. La respuesta parece estar no sólo en los gastos, sino también en los ingresos3. En este sentido va tomando cuerpo la necesidad de introducir un impuesto común sobre las transacciones financieras, este impuesto se podría utilizar para implementar políticas sociales, para mejorar la formación, la educación, facilitar la incorporación al mercado de trabajo; y para atender las consecuencias sociales de la crisis. En conclusión el modelo de gobernanza económico y social debe aunar en el corto plazo la consolidación presupuestaria, teniendo en cuenta gastos e ingresos, con un mayor énfasis en los objetivos de la EU 2020 para lograr un crecimiento integrador, facilitador de la cohesión y la inclusión social.

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EN 2015 había 122,3 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, un 24,4% de la población total de los 28 países miembros. 3 Véase las propuestas planteadas por Visen Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa en su libro Hay alternativas. pp 207-221

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1.3. El modelo social europeo en tiempos de crisis4 El llamado Modelo Social Europeo, que ha venido caracterizando la manera de entender las relaciones entre poderes públicos, mercado y sociedad en Europa occidental desde el final de la segunda guerra mundial, está en cuestión. Hay quien afirma que la Europa Social será la primera víctima de la crisis económica y la fragilidad de la zona euro, rompiendo así el equilibrio compensatorio derivado de la existencia del Mercado Único. La integración europea generó, como sabemos, una notable asimetría entre las políticas que promovían la eficiencia del mercado y las políticas que querían promover protección y equidad. A medida que el proceso de integración económica se aceleraba, los estados de bienestar de cada estado miembro sufrían los procesos de liberalización y competitividad, mientras que los esfuerzos para generalizar las políticas sociales chocaban con la diversidad de modelos y de prácticas, y con los temores de quiénes veían en esa potencial integración amenazas a las prestaciones conseguidas. La pregunta que surge en momentos como los actuales, es si desde la Unión Europea, si desde las lógicas imperantes en cada país europeo, se será capaz de mantener los mimbres básicos de lo que de manera más o menos compartida se ha venido denominando como la “Europa Social”. Un esquema de prestaciones sociales y de derechos que han caracterizado a Europa desde el final de la segunda gran guerra, y que, con los matices y diferencias que cada nación ha ido impulsando y preservando, mantenían notables puntos en común. De hecho, en la cumbre de Lisboa en el año 2000 se consagró la idea o la pretensión de luchar por la mayor competitividad económica posible, mientras y al mismo tiempo, se postulaba el mantenimiento del máximo de cohesión social. Los balances que se han ido haciendo al respecto, apuntan a que si bien los resultados no han sido los esperados en cuanto a los aspectos de competitividad, desde el punto de vista de la cohesión social, las cosas son manifiestamente mejorables. Y la actual coyuntura apunta a más interrogantes que certezas al respecto. El impacto de la globalización, la crisis económica, el envejecimiento y la inmigración, son algunas cuestiones, entre otras, que afectan al modelo social europeo y a las políticas sociales en las diferentes naciones. Al mismo tiempo las tendencias privatizadoras, de austeridad extrema y de recortes presupuestarios, conforman un panorama complejo. Parece que existe cierto acuerdo en cuanto a la necesidad de ajustar aspectos de su funcionamiento por dotarlo de solidez y sostenibilidad y evitar disfunciones. Por otro lado también se empiezan a oír voces que marcan una cierta tendencia hacia desmantelar un modelo que globalmente ha dado buenos resultados y ha sido un verdadero ejemplo a seguir por el resto de países del mundo. La crisis afecta al modelo social europeo y, en especial, al cometido que ejercen las políticas sociales en el control de la desigualdad en los Estados de la Unión Europea. Esto se manifiesta en dos cuestiones: 1-El cambio en la función tradicionalmente desempeñada por el EB en Europa como parachoques contra el desempleo y la desigualdad. Todo parece indicar que la efectividad de las políticas sociales ha disminuido y que, por tanto, los efectos de la crisis pueden ser más drásticos de lo esperado.

4 Rueda Jiménez, David. El modelo social europeo en tiempos de crisis: las políticas sociales y la desigualdad en la Unión Europea. En la mundialización y el Estado de Bienestar en Crisis global. Publicaciones Ekonomigerizan nº 17. Federación de Cajas de ahorros Vasco-Navarras http://www.fcavn.es/Castellano/Publicaciones/Ekonomi_Gerizan/18.asp (consultado 4/12/2017)

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2-La transformación del EB hacia un modelo donde la condicionalidad es mucho más importante, del Welfare State hacia el Workfare State (EB con prestaciones sociales condicionadas). En este sentido cabe plantearse dos cuestiones claves: a) La efectividad de la condicionalidad antes de la crisis. Esta se pone en duda por no guardar relación directa con el aumento del empleo en los países de la OCDE. Es cierto que los programas basados en la convencionalidad promueven el empleo con salarios muy bajos. Y también parece ser el caso que estas políticas no resuelven el problema de la dependencia de los beneficios sociales (a priori, una de las más importantes razones para su existencia). De hecho, por ser trabajos con salario muy bajo, la condicionalidad parece estar correlacionada con un incremento de la dependencia de los beneficios sociales. b) La efectividad de la condicionalidad en tiempos de crisis. Podemos plantearnos tres posibles respuestas:  Una positiva, planteada en Reino Unido, los problemas presupuestarios asociados con la crisis hacen más necesaria la condicionalidad.  Un no moderado. El problema es la falta de trabajo, no la motivación de los desempleados. Por tanto se debería aparcar esta condicionalidad durante momentos de crisis.  Una tercera respuesta plantea que debemos olvidar, por el momento, los problemas presupuestarios. Lo importante es arrancar el motor del crecimiento. En esta visión, los problemas potenciales de la deuda y el déficit (inciertos para algunos países, no tanto para otros) no son tan importante como los problemas ciertos del desempleo presente. Las circunstancias particulares de cada país lógicamente determinarán cuál de estas respuestas es más atractiva. Más allá de la crisis económica actual, estamos asistiendo a un gran cambio social5, que en líneas generales se corresponde con: a) El paso de unas trayectorias individuales relativamente previsibles y seguras, a un escenario donde las perspectivas y recorridos vitales de las personas vienen dominados por las incertidumbres y a sensación de riesgo b) El paso de una sociedad que podía ser explicada a partir de ejes de desigualdad esencialmente verticales (arriba-abajo) y materiales, a una sociedad en la que se hacen más frágiles o se rompen los vínculos de integración social (dentro-fuera) c) Vamos pasando de una sociedad de clases a una sociedad atravesada por múltiples ejes de desigualdad y de diversificación social, generando por tanto una mucha mayor complejidad en el diagnóstico y en la búsqueda de soluciones Las políticas, en sus diversos componentes y a partir de los principios propios de los diversos EB, han tendido a configurarse de manera universalista, y se han caracterizado por “pensarse” y “producirse” de manera poco diversificada, ya que se partía del supuesto de que era necesario responder a necesidades-demandas tendencialmente homogéneas. Por otra parte, el diseño de estas políticas se ha hecho de manera acumulativa: a cada nueva demanda, a cada nuevo derecho reconocido, le correspondía nuevas responsabilidades políticas diferenciadas; nuevos servicios, nuevos “negociados” administrativos, nuevas especializaciones profesionales. Todo ello no g...


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