Descartes Redacción PDF

Title Descartes Redacción
Author Natalia Martínez
Course Filosofía
Institution Institut Educació Secundària Joanot Martorell
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Resumen de la filosofía de Descartes para sacar un 10....


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Filosofía de DESCARTES René Descartes es considerado el primer filósofo moderno por la importancia que da al "yo", al sujeto del conocimiento. La filosofía cartesiana empieza donde termina el Renacimiento, en el escepticismo. Pertenece a la corriente del racionalismo, caracterizada por la autonomía absoluta de la razón, a diferencia de la filosofía medieval supeditada a la autoridad de la fe religiosa. La principal motivación para construir su teoría es la convicción de que la filosofía tendría que constituirse como un saber universal. El problema es que en la filosofía de la época hay muchas teorías diferentes y contradictorias, que lo único que hacen es conducirnos hacia el escepticismo y negarnos la posibilidad de llegar a un conocimiento seguro y fiable. Para Descartes, el primer fruto de la razón es la ciencia y, en particular, la matemática, que había desarrollado un método que proporcionaba una descripción segura y exacta de los procesos de la naturaleza. Entonces, se preguntó si no podía existir también, como en las matemáticas, un método seguro y exacto para la reflexión filosófica. Se alejó, así, del saber tradicional y elaboró un método racional para buscar la certeza. El Discurso del Método es un conjunto de cuatro reglas ciertas y fáciles que hacen imposible para quien las observe, tomar lo falso por verdadero y que permiten ir avanzando en el conocimiento verdadero. La primera regla es la "evidencia", en la que se acepta como verdadero sólo lo evidente y hay que dudar de todo "al menos una vez en la vida". Una idea evidente o idea simple debe ser clara (la mente la percibe sin problemas) y distinta (la percibimos separada de otras ideas) y se accede a ella a través de la intuición. La segunda regla es el "análisis", que consiste en dividir lo complejo en lo simple, para llegar a ideas claras y distintas. En la tercera regla, la "síntesis", se sigue un orden deductivo, es decir, a partir de las ideas simples percibidas por la intuición, deducimos hasta reconstruir lo más complejo mediante una serie de razonamientos. Por último, en la cuarta regla denominada la "enumeración", se revisan los pasos para comprobar que no hemos omitido nada. El objetivo de Descartes es encontrar verdades absolutamente ciertas y para ello deberá poner todo en duda y rechazar aquello de lo que sea posible dudar. Este primer paso se denomina duda metódica y es, en realidad, un instrumento para alcanzar una verdad que pueda ser el punto de partida del edificio del conocimiento. Descartes aduce varios motivos de duda. Primero duda de la fiabilidad de los sentidos, pues, a veces, nos engañan mediante ilusiones. Debemos dudar de lo que percibimos pero ¿debemos dudar también de la existencia de aquello que percibimos? Descartes plantea la imposibilidad de distinguir el sueño de la vigilia (¿cómo puedo probar que estoy despierto y no dormido?). Es decir, este motivo de duda nos lleva a rechazar la existencia del mundo exterior e, incluso, la de nuestro propio cuerpo. Descartes añade un tercer motivo de duda más radical (Duda Hiperbólica) que consiste en suponer que hay un genio maligno muy poderoso y superior a él, cuya única función es engañarle. Nada le impide pensar que haya sido creado por este genio maligno y, por tanto, aunque sea improbable no es imposible y genera duda. Lo importante de este tercer momento es que afecta a las verdades matemáticas, las cuales hasta ahora eran evidentes. No obstante, no debemos obviar que esta duda es provisional, necesaria para alcanzar la verdad absoluta, no una vía del escepticismo. En este punto de su filosofía, Descartes extrae la primera certeza absoluta: que duda y al dudar piensa y, como piensa, existe, es un sujeto pensante. Pienso, luego existo (cogito ergo sum) es una verdad inmune a la hipótesis del genio maligno. El cogito es una experiencia única en la que se capta la simultaneidad necesaria entre el pensamiento y la existencia. Es el resultado de la intuición y, por ello, posee dos características esenciales de una verdad evidente: claridad y

distinción. Esto le permite establecer el criterio general de certeza, aquello que perciba con claridad y distinción será verdadero. Sin embargo, debe fundamentarlo. A partir de ahora se enfrenta al problema de deducir la existencia de la realidad extramental. ¿pero cómo lo demuestra partiendo del pensamiento? Lo hace mediante su teoría de las ideas. Las ideas son como una representación gráfica de las cosas, y esta representación es la que contempla el pensamiento. Divide las ideas en tres tipos: adventicias, parece que me vienen de fuera, de la percepción sensible; facticias, son aquellas que la mente construye a partir de otras, están creadas por la imaginación (centauro); e innatas, las que ni provienen del exterior ni tampoco dependen de nuestra imaginación, connaturales a la razón. Descartes rechaza las adventicias y las facticias porque podemos dudar de ellas. No obstante, entre las ideas innatas descubre la idea de perfección-Infinito que identifica inmediatamente con la idea de Dios. El hecho de que exista la finitud (somos seres finitos) implica la idea de infinitud y, por tanto, es innata. La idea de infinito es la idea de Dios, pues es el único ser que puede concebir este predicado. Así pues, la existencia de Dios es una idea innata (segunda verdad). Descartes recurre a tres argumentos para demostrar la existencia de Dios: El argumento de la causalidad aplicada a la idea de infinito: “no puede haber más realidad en el efecto que en la causa”. Tengo en mí una idea de infinito, pero yo soy un ser finito; por tanto, no puedo haber creado yo esta idea de infinito, alguien infinito la ha tenido que poner en mí: Dios. El argumento de la causalidad aplicada al "yo": yo soy un ser finito e imperfecto, no me he creado a mí mismo, ni existo desde siempre. Si fuera perfecto, no tendría la duda. Por tanto, si existo, alguien más perfecto que yo tiene que haberme creado: Dios. El argumento ontológico: lo novedoso y original de este es que pretende ser una prueba de la existencia de Dios partiendo de la idea misma de Dios. Dios debe existir no solo en el pensamiento sino en la realidad. Un ser perfecto implica su existencia necesaria ya que no sería perfecto si le faltara la perfección de la existencia. Este Dios es bueno y no me engaña: cae la hipótesis del genio maligno, recupero las verdades matemáticas y Dios es la garantía de mi conocimiento. Un ser perfecto no puede inducir al error porque el error es una imperfección, entonces la causa del error sólo podemos ser nosotros. Después de demostrar la existencia de Dios, Descartes pasa a examinar la tercera verdad, "la existencia del mundo y de las cosas materiales", entre las cuales está el cuerpo y los sentidos. Dios es bueno y no puede engañarme continuamente haciéndome creer que el mundo existe, por tanto, el mundo sí existe y me puedo fiar de mis sentidos. Sin embargo, ¿por qué nos equivocamos, de dónde viene el error? Para explicarlo, Descartes reconoce que existen dos facultades: la inteligencia, que es limitada; y la voluntad, que es ilimitada. El error sucede cuando la voluntad va más rápida que la inteligencia y se precipita haciendo juicios sobre cosas que no conoce. Llegado a este punto, Descartes ha descubierto que la realidad exterior es distinta a la realidad del pensamiento; es decir, existen dos formas de realidad o dos sustancias (ambas provienen de Dios, res infinita): la res cogitans (sustancia pensante finita), cuya existencia ya ha sido demostrada (primera verdad); y la res extensa (realidad extramental, reducida a extensión). Esta última posee cualidades primarias que pueden expresarse matemáticamente y son objetivas; también tiene cualidades secundarias o sensaciones subjetivas que no nos enseñan nada sobre la verdad de las cosas. Partiendo de los atributos primarios, Descartes procede a una explicación “mecanicista", la Naturaleza funciona como una máquina que se rige por las leyes necesarias del movimiento; por lo tanto, no hay lugar para la libertad. La teoría de las dos sustancias es importante en la antropología de Descartes, pues le permite

salvar la libertad dentro de su universo mecanicista mediante la teoría del dualismo antropológico, que plantea que el ser humano está compuesto por dos sustancias independientes e irreductibles entre sí. Nuestro cuerpo es una cosa material y, por tanto, está sujeto a las leyes de la naturaleza y carece de libertad. Si queremos salvar la libertad humana, esta debe residir en algo que esté al margen de las leyes necesarias, es decir, en el alma o res cogitans. Sin embargo, surge el problema de la relación entre ambas sustancias. Primero, porque la separación que plantea entre ellas es muy radical y, segundo, porque es plenamente consciente de la estrecha relación entre ambas (concibe su cuerpo como un cuerpo más, pero los sentimientos de dolor, sed, hambre, etc. son los que posibilitan que él comprenda que ese cuerpo es el suyo). ¿Cómo explicar esa estrecha relación? Para ello recurre a una explicación fisiológica: existe un órgano cerebral especial que las conecta, la glándula pineal; en ella se relacionan el alma (pensamiento) y la materia (cuerpo). Esta explicación es claramente insatisfactoria y está considerada como uno de los puntos más débiles de la filosofía cartesiana....


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