Gy L - Mods 1 y 2 Resumen PDF

Title Gy L - Mods 1 y 2 Resumen
Course Relaciones Laborales
Institution Universidad Siglo 21
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Grupo y Liderazgo - Mods 1 y 2 ¿Qué es el ser? El ser es ante todo un ser inmutable, permanente. El ser precedía al lenguaje. Idealismo: se opone al materialismo. El idealismo como teoría filosófica sostiene que la realidad es una consecuencia de la actividad del sujeto, en el sentido de que el acto de conocer influye en lo que se conoce, la mente está sometida a procesos o mecanismos que determinan y construyen la realidad del objeto conocido. Tiene variables: • Idealismo subjetivo: considera que las ideas se encuentran en la mente del sujeto, no existen en un mundo externo a él; algunos adherentes fueron Leibniz y Hegel. • Idealismo objetivo: las ideas tienen una existencia independiente, existen por sí mismas; algunos adherentes fueron Berkeley y Kant. • Para el idealismo alemán la realidad extramental (fuera de la propia mente) no es cognoscible en sí misma; el objeto del conocimiento humano está preformado y es construido por la actividad cognoscitiva. Algunos adherentes fueron Kant y Hegel. Encontramos desde el campo de la filosofía que existen tres grandes desarrollos importantes que desafían el programa metafísico, induciendo a nuevas posibles respuestas. • Primeramente, los aportes del filósofo Friedrich Nietzsche, quien nos entregó algunas de las críticas más contundentes y fuertes acerca de la comprensión del alma humana. • En segundo lugar, los aportes del filósofo Martin Heidegger a la construcción de la crítica al cartesianismo. • El tercero corresponde al segundo periodo de la filosofía de Ludwig Wittgenstein, quien ofreció una nueva concepción del lenguaje humano. Wittgenstein publica en 1923 el Tractatus Logico-Philosophicus, cuyo eje fundamental es el postulado que sostiene la vinculación estructural y estrecha entre el lenguaje y el mundo, a tal punto de que considera que “los límites de ‘mi’ lenguaje son los límites de ‘mi’ mundo” (Ruiz Abánades, 2012, p. 309).

Wittgenstein inicia el libro arriba mencionado presentando una serie de aforismos sobre ontología: Algunos de los aforismos: • • • • • • •

El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas. El mundo se descompone en hechos. El mundo es todo lo que acaece. Lo que acaece –un hecho– es la existencia de estados de asuntos. Una representación lógica de hechos es un pensamiento. Un pensamiento es una proposición con significado. Una proposición es una función de verdad de las proposiciones elementales. Una proposición elemental es una función de verdad de sí misma. • Sobre lo que no podemos hablar debemos guardar silencio.

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1. Introducción a los procesos comunicacionales humanos 1.1 Aspectos filosóficos: la ontología del lenguaje Desde la Ontología del lenguaje, Rafael Echeverría (2008) parte de un supuesto fundador: somos participantes activos. Una transformación histórica fundamental: se está gestando una nueva y radicalmente diferente comprensión de los seres humanos. Este es uno de aquellos acontecimientos especiales de la historia que tienen el poder de reconfigurar lo posible y de modificar el futuro. (Echeverría, 2008, p. 14). La ontología del lenguaje parte precisamente de la idea de revolucionar la noción misma de lo que entendemos por ser humano. Algunos de los fenómenos que nos llevan a la necesidad de repensar la noción misma de ser se encuentran presentes en la sociedad desde finales del siglo pasado. Estos son: • • • • • •

Globalidad. Velocidad e inmediatez. Personalización frente masividad. Interconexión. Búsqueda de bienestar. Diversidad.

Los seres humanos como eje clave La ontología pone al ser humano como eje clave para pensar en los cambios acontecidos y por acontecer. ¿Cómo vamos a entendernos? ¿Cómo nos vincularemos? ¿Cómo vamos a convivir teniendo en cuenta que nos necesitamos mutuamente para crecer y desarrollarnos? Un filósofo de gran influencia como Descartes (cartesianismo) dijo la frase paradigmática “Pienso, luego existo”, que es la base del ser. La razón es lo que nos hace seres humanos. René Descartes (1596-1650) Postulamos que el pensamiento filosófico planteado por Descartes ha sido el más influyente de los tiempos modernos. La modernidad se desarrolló dentro de esta modalidad de pensamiento, aceptando los principales supuestos formulados por Descartes, tales como la noción de que las ideas, el pensamiento y la razón nos configuran como seres, como ya se señaló, el pensamiento siempre adquiere precedencia. • La razón es aquello que nos hace seres humanos. • La esencia del ser humano radica en su pensamiento. Como antecedente destacado podemos nombrar la aparición del alfabeto, que dio origen así a una forma de sociedad con nuevas formas de convivencia y con nuevos interrogantes.

¿Qué se entiende por ontología? Puede denominarse ontología al estudio del ser, en tanto lo que el ser es y cómo es el ser. La ontología define al ser y establece las categorías fundamentales de las cosas a partir del estudio de sus propiedades, sistemas y estructuras. En tanto se define al ser, también lo circunscribe, lo limita, es decir, cuando afirmamos que algo es, al mismo tiempo estamos diciendo que algo no es. Rafael Echeverría (2008) dice al respecto: El término Ontología del Lenguaje, abarca un doble sentido. Considerando los aportes del Martin Heidegger, con su investigación acerca del Dasein, que en síntesis hace referencia al modo particular de ser como somos los seres humanos, así la ontología hace referencia a una comprensión genérica- nuestra interpretación-de lo que significa el ser humano… cuando decimos de algo que es ontológico, hacemos referencia a nuestra interpretación de las dimensiones constituyentes que todos compartimos en tanto seres humanos y que nos confieren una particular forma de Ser. (P. 19). Esto quiere decir que, siempre que hagamos o digamos algo como “esto o aquello es así”, estaremos hablando desde nuestra propia concepción ontológica sobre “esto o aquello”. “Cada planteamiento hecho por un observador nos habla del tipo de observador que ese observador considera que es” (2008, p. 19). Este es un principio fundamental en nuestro acercamiento al tema. Podemos no darnos cuenta de que al hablar o al actuar estamos revelando estos supuestos ontológicos subyacentes, pero lo hacemos a pesar de todo. Todo lo que hacemos, sea lo que sea, revela nuestro juicio, nuestra propia forma de pensar y hablar, revela quiénes somos; esta es precisamente la base de uno de los usos quizás más poderosos de la ontología del lenguaje: la práctica del coaching ontológico. 1.3 Una nueva comprensión del ser humano: no metafísica La ontología del lenguaje sostiene la concepción de un ser humano como un ser en constante proceso de devenir, de invención y reinvención dentro de una deriva histórica. Dos filósofos más importantes que han visto de esta manera el alma humana han sido Heráclito y Nietzsche. Heráclito (535-484 a. C.), filósofo presocrático, de alguna manera plantea algo totalmente diferente al pensamiento que más adelante se llamaría metafísica. Planteó que estamos en un proceso de flujo constante, que nunca permanecemos iguales, que estamos cambiando constantemente, tal como lo hace un río. Una vez que Nietzsche tomó contacto con el pensamiento de Heráclito, comprendió que en él estaba presente una perspectiva totalmente diferente de la que ofrecía el programa metafísico. Tanto Heráclito como Nietzsche entendieron que la forma para poder comprender al ser humano no podría estar centrada en el solo foco del ser, sino que se hace indispensable poder mirar hacia otra idea, la del no ser, en donde existe un espacio para la transcendencia de lo que se es hacia lo que se puede ser (no ser), hacia el devenir. Ser humano, según Nietzsche, puede ser visto como un proceso en el que estamos permanentemente huyendo de la nada, mientras que, al mismo tiempo, somos impulsados hacia ella, hacia el “sin sentido” de nuestras vidas, e inducidos a la necesidad de regenerarnos constantemente un sentido. (Echeverría, 2008, p. 25). 1.2 La ontología del lenguaje: postulados básicos Esta disciplina se sustenta en tres postulados básicos: a. La interpretación de los seres humanos como seres lingüísticos. b. El lenguaje con una cualidad netamente generativa. c. Los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él. Abordemos entonces, con algo más de detalle, cada uno de estos postulados. El primer postulado, la interpretación de los seres humanos como seres lingüísticos, es considerado por Rafael Echeverría el más importante, cuando afirma que: “el lenguaje es, ante todo, lo que hace de los seres humanos el Siglo21 página 3

tipo particular de seres que son” (2008, p. 21). Se sostiene así que esta es la clave para comprender los fenómenos humanos. el lenguaje es una parte importante del encuadre multidimensional, reconociendo en el ser humano la existencia de tres dominios primarios: ○ El dominio del cuerpo. ○ El dominio de la emocionalidad. ○ El dominio del lenguaje. el lenguaje del cuerpo posibilita registrar cómo un hombre o una mujer que se encuentre transitando la emoción de la tristeza guarda coherencia con sus posturas de acongojo: su rostro es fiel reflejo de ello y, más aún, su lenguaje, sus palabras, su tono y su voz parecen danzar junto con el cuerpo. es a través del lenguaje que le damos el sentido a la experiencia vivida, el lenguaje es lo que transforma las explicaciones de los dominios existenciales no lingüísticos . El segundo postulado, la interpretación del lenguaje como generativo: cuestiona la concepción tradicional del lenguaje sosteniendo que el lenguaje es generativo. Partimos de la base de que el lenguaje no solo describe la realidad, sino que, desde la emocionalidad, es capaz de crearla, de generarla.El lenguaje genera ser. Cuando nombramos, designamos algo, le estamos otorgando existencia, lo estamos creando en el lenguaje. El tercer postulado, la interpretación de que los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él: la ontología del lenguaje asume una posición sosteniendo que la vida es un espacio en el que los seres humanos nos inventamos a nosotros mismos, sujetos a limitaciones biológicas y naturales, históricas y sociales; los seres humanos nacemos dotados de posibilidades de participar activamente en el diseño de nuestra propia vida. 1.4 El observador: ser y acción Comenzar con una acción, no importa cuán importante sea, es la única forma de empezar. los resultados que obtenemos, o las modificaciones que logramos en nosotros o nuestro entorno, sean estos en el dominio profesional, familiar o en cualquier otro, dependen de las acciones que somos o no somos capaces de llevar a cabo. resulta decisivo entender lo que nos hace actuar de una u otra forma. podemos afirmar también que todos los seres humanos somos seres diferentes; por ende, cada persona u observador actúa de distinta manera. Entonces, bajo esta concepción, podríamos suponer que, al conocer el tipo de observador que una determinada persona es, podemos anticipar, de alguna forma, la manera en que actuará. la coherencia le es propia al observador. Esta coherencia de cada observador es la que nos hace pensar de una determinada manera, dejando disponible un abanico de acciones posibles, así como también definiendo las acciones que no lo son.

La noción de observador “la forma como vemos las cosas es sólo la forma como vemos las cosas”

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“No vemos los colores que hay allá afuera; sólo vemos los colores que nuestros sistemas sensoriales y nerviosos nos permiten ver. De la misma manera, no escuchamos los sonidos que existen en el medio ambiente independientemente de nosotros” en vez de plantear cómo son las cosas, escogimos hablar de cómo interpretamos que son. Vamos a presentar, entonces, un primer y básico principio: • No sabemos cómo las cosas son. • Sabemos cómo las observamos o cómo las interpretamos. • Vivimos en mundos interpretativos (Echeverría, 2005). Los humanos tenemos una tendencia que es, si se quiere, inherente a la búsqueda de sentido, algo sobre lo que ya hemos hablado. segundo principio de la ontología del lenguaje: • No solo actuamos de acuerdo con cómo somos (y lo hacemos), sino que también somos de acuerdo con cómo actuamos. • La acción genera ser. • Se deviene de acuerdo con lo que se hace. Como decíamos, existen diferencias entre observadores y existen tantos observadores como personas en el mundo, pero ¿qué pasa entonces con las diferencias? Como nos dice Rafael Echeverría (2009), en El observador y su mundo, distinguimos diez ejes que de alguna manera constituyen la estructura del observador. Estos son: • • • • • • • • • •

El mundo. El tiempo. La diada inquietud y deseo. La línea posibilidad y facticidad. Los problemas y soluciones. Los desgarros existenciales. Las expectativas. La habitualidad interpretativa del observador. Los límites del alma humana. El misterio. El mundo: es producto de la mirada del observador que somos y guarda una estrecha relación con nuestra historia y nuestra estructura. Sin embargo, al mismo tiempo son mundos interpretativos, siguen siendo narrativas acerca de las cosas que nos rodean y de nosotros mismos. El tiempo: con la aparición del reloj, el tiempo se ha constituido como una referencia para los seres humanos; una hora es una hora para todos, y es al mismo tiempo el puntero que nos rige en nuestro comportamiento humano. ¿O acaso cuando tenemos que preparar una materia, para rendir, no comienza el tiempo de descuento a partir de la confirmación de la fecha de examen? Pero ¿existe el tiempo absoluto? ¿Cómo es la estructura de la temporalidad? La díada de inquietud y deseo: este par acción-logro nos impulsa a que actuemos para hacernos cargo de algo al mismo tiempo que buscamos realizar un deseo; la inquietud y el deseo son espacios interpretativos que buscan conferirle un sentido a nuestro actuar. La línea posibilidad y facticidad: este eje guarda relación con los juicios que emitimos acerca de cómo las cosas son, tema que abordaremos más adelante. Podemos distinguir aquí que existe una línea en la que, hagamos lo que hagamos, las cosas van a seguir como están, y esto se denomina lo fáctico. Los problemas y soluciones: existen varios tratados acerca de lo que podemos hacer frente a problemas, de modo que hay teorías de resolución de problemas, pero animémonos a ir un poquito más profundo. Centremos este tema en el observador. Distintos observadores probablemente verán distintas partes y aspectos diferentes de un problema, según cómo lo juzguen; para algunos observadores podrá ser un problema, pero para otros quizá no lo sea. Así declarado un problema, cada observador definirá una solución diferente de otro. Aquí entramos en el mundo de los juicios nuevamente, tema que, como ya declaramos, abordaremos como merece.

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Desgarros existenciales: los seres humanos enfrentamos un sinnúmero de problemas, algunos de los cuales nos llevan a constituir una forma de ser configurando nuestro carácter y personalidad. Estos son los desgarros existenciales. Ellos dan cuenta de la manera en que nos relacionamos con los demás, cómo nos concebimos a nosotros mismos, y a veces tienen la poderosa magia de asignarle el sentido que le asignamos a la vida. Un desagarro de la vida suele remitirnos a una experiencia del pasado que influye fuertemente en nuestro presente. Las expectativas: todos como observadores tenemos o guardamos expectativas frente al acontecer, esperamos que ciertos sucesos acontezcan y que otros no. “No es lo que ha sucedido lo que le molesta al hombre, dado que ello puede no molestar a otro, es el juicio acerca de lo que ha sucedido”, nos diría Epiceto (55-135 d. C.). Dentro de esos juicios, están los que se refieren al cambio y definen lo que es posible, es decir, qué podemos esperar y cuánto podremos alcanzar en la vida. Las decepciones sobrevienen cuando se espera lo que no corresponde esperar. La habitualidad interpretativa del observador: consideremos que los seres humanos llevamos adelante ciertas acciones habituales generalmente no deliberadas. Un aspecto positivo de las prácticas habituales es que nos permiten alcanzar un determinado nivel de eficacia y rapidez. El aspecto negativo de las prácticas habituales radica en su mecánica, pues perdemos la capacidad de observarlas, suponemos que la manera de hacer determinadas cosas es obvia, normal, natural, lo cual limita nuestra capacidad de aprendizaje, ya que perdemos la capacidad de evaluarlas y mejorarlas; perdemos, además, la oportunidad de resolver dificultades de una manera mucho más efectiva. El observador tiene modalidades habituales de interpretar y dar sentido a sus acciones.

¿El sentido común es bueno? El sentido común nos proporciona una ayuda, una orientación para nuestras vidas, lo cual da sustento a la habitualidad, pero el sentido común no es más que el cómodo lugar donde dejamos de hacernos preguntas, donde el pensamiento decide descansar. Los límites del alma humana: los seres humanos no tenemos una esencia fija, en sentido ontológico, sino que siempre estamos construyendo el devenir. Como individuos genéricos, los seres humanos somos iguales, tenemos una forma básica de ser que nos hace seres humanos y no otra especie. Pero por otra parte somos diferentes, resolvemos los enigmas de nuestras vidas de formas diferentes; es la forma particular de seres que somos como individuos, es lo que llamamos el alma. El misterio: todo esfuerzo por entender al otro en su actuar, incluso por entender su forma particular de ser, como entendernos a nosotros mismos, nos remite al observador que es cada uno de nosotros. No sabemos cómo somos, solo sabemos cómo nos interpretamos; los seres humanos somos y seremos siempre misterios para nosotros mismos.

¿Qué tipo de observador somos? ¿Dónde reside, pues, el observador en nosotros? Vale destacar que el observador no existe en el mundo de las cosas que conforman nuestra realidad exterior. La distinción del observador nos permite no solo expandir nuestra capacidad de comprensión del fenómeno humano, sino que podemos intervenir en la forma en que somos, ayudándonos en el proceso de transformación durante el tiempo de nuestra existencia. La noción del observador no es más que un recurso explicativo que pertenece al dominio del lenguaje. 1.5 Las emociones: estados emocionales básicos Hemos dicho también que estos dominios, lenguaje, cuerpo y emoción, guardan una relación estrecha y coherente entre sí, mediante la cual se influencian mutuamente. Comúnmente, cuando hablamos de emociones a través del lenguaje les concedemos un espacio en nuestro cuerpo: el corazón. Nuestra vida emocional juega un papel crucial en nuestro accionar. Nos movemos, la mayoría de las veces, en función de las emociones que nos inundan, llegan, acontecen. Pero… Siglo21 página 6

¿Qué es la emoción? Veamos qué nos dice el diccionario de la Real Academia Española: emoción: “(Del lat. emotio, -ōnis.) f. Estado de ánimo producido por impresiones de los sentidos, ideas o recuerdos que con frecuencia se traduce a gestos, actitudes u otras formas de expresión” (REA, 2012). ¿Los celos, la duda, la fe, la esperanza, el aburrimiento? Sin embargo, los avances que hiciera en su momento el psicólogo estadounidense Paul Ekman (2004), de la Universidad de California, San Francisco, pudieron probar que existen algunas emociones que parecen ser comunes a todas las culturas, por cuanto sus expresiones al nivel de los gestos son iguales, independientemente de la cultura (tristeza, miedo, rabia, placer). Sin embargo, cuando hablamos de emoción no podemos dejar de lado las ondas externas que las acompañan, como el estado de ánimo.

Distingamos, entonces, entre estados de ánimo y emociones A pesar de que suenan parecido, existe una sutil distinción, difícil a veces de separar. Rafael Echeverría nos dice al respecto que “cada vez que experimentamos una interrupción en la fluir de nuestras vidas, se producen las emociones” (2008, p. 153). Las emociones son específicas y reactivas; los acontecimientos las preceden. Al referirnos a las emociones, a menudo estamos observando la forma en que la acción (o determinados eventos) modifica nuestro horizonte de posibilidades. La emoción es, por lo tanto, una distinción o ...


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