Platón (Redacción resumen) PDF

Title Platón (Redacción resumen)
Author Natalia Martínez
Course Filosofía
Institution Institut Educació Secundària Joanot Martorell
Pages 3
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Resumen de la filosofía de Platón para sacar un 10....


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Filosofía de PLATÖN En la filosofía de Platón hay grandes influencias de la ilustración ateniense. De esta destacan los sofistas, que fueron un grupo heterogéneo de intelectuales cuya actividad principal era la educación y que desarrollaron teorías a las que Platón se opuso, como el relativismo y escepticismo, el empirismo político y su labor como maestros, pues creía que solo querían ganar dinero y no enseñar la verdad. Por otra parte estaba Sócrates, con quien Platón comparte la defensa de una concepción absolutista de la verdad y de los valores morales; la educación y la dialéctica socrática (con la que no está tan de acuerdo), basada en que cada ser humano posee dentro de sí la verdad y el educador debe guiarlo para la descubra por sí mismo; la búsqueda de las definiciones esenciales, que Platón convertirá en realidades en sí; y el intelectualismo moral, es decir, nadie obra a mal sabiendas, sino por ignorante. La filosofía de Platón se basa en una reacción contra las teorías sofistas y en su insatisfacción con la situación política de la época. Según él, el conocimiento perfecto y total de lo que es justo, sólo lo puede proporcionar la filosofía y, por eso, propone la teoría del filósofo-gobernante, para que los estos sean justos y desprecien la riqueza. Además, la principal preocupación de Platón es el ser humano, lo entiende como un ser comunitario cuya vida sólo tiene sentido en la comunidad (polis). El objetivo de la política es conseguir una polis o Estado más justos, donde todos trabajen en beneficio de todos. Esto solo lo pueden conseguir los hombres virtuosos y sabios. Es en este punto cuando aplica el intelectualismo moral de Sócrates: tan importante es la elección de los gobernantes como su anterior educación, que les conduzca hasta lo justo, bello y bueno. Por tanto, en contra de los sofistas, sí existe una verdad objetiva posible de alcanzar a través de la filosofía. Platón está convencido de que aquello que percibimos por los sentidos y cambia, no sirve para conocer la verdad (como planteaba Heráclito). Han de existir, entonces, una realidades eternas, inmutables e inmateriales y objeto del verdadero conocimiento. Estas serían las Ideas (semejantes al Ser de Parménides), pero ¿qué son? La Teoría de las Ideas explica que las Ideas son esencias, es decir, aquello por lo que una cosa particular es lo que es. Una Idea en sí no es lo que percibimos por los sentidos (su definición no puede darse con ejemplos). Cuando alcanzamos la Idea de un concepto, alcanzamos la noción única, eterna e inmutable de dicho concepto. Para Platón las Ideas son más reales porque son el modelo perfecto al que imitan las cosas, son eternas y no cambian, existen sin la necesidad de que exista una cosa material y sin que una mente las piense. Hay Ideas de valores éticos y estéticos, de magnitudes y de objetos matemáticos, de seres naturales y de fabricados. De lo que no hay es de lo imperfecto o malo porque eso es la falta de realidad, es decir, las cosas son más imperfectas cuanto más se alejan de la Idea. Tampoco existe la Idea de la verdad, pues esta se entiende como la visión correcta de la realidad y la realidad son las Ideas. En resumen, la Teoría de las Ideas afirma la existencia de realidades únicas, inmutables, eternas y accesibles solo a la inteligencia. Las cosas participan de las Ideas y nunca alcanzarán la perfección por el simple hecho de contener materia y ser sensibles. Por encima de todo lo dicho antes, hay una idea que gobierna en el Mundo de las Ideas: la Idea de Bien, representa la máxima perfección y lo máximamente real. Es la causa de todas las Ideas y la meta de la filosofía y del ascenso dialéctico. El conocimiento de la Idea de Bien en sí implica un conocimiento global de todo lo real y una visión completa del orden que

hay en el mundo de las Ideas, siendo la Idea de Bien el final de un camino que ha de recorrerse individualmente. Para Platón lo auténticamente real es lo eterno e inmutable. Distingue dos formas de realidad (dualismo ontológico). Por un lado, está el mundo inteligible: el mundo del ser, de lo estable, eterno y auténticamente real. El mundo trascendente al que pertenecen las ideas y los objetos matemáticos. Hay dos niveles: lo inteligible superior o Ideas y lo inteligible inferior u objetos matemáticos. En la cima estaría la Idea del Bien. Por otro lado, está el mundo sensible: el mundo del devenir y de la multiplicidad, de lo que nace y muere, es el nivel inferior de la realidad. Existe una relación entre ambos mundos, pues las cosas sensibles participan de las Ideas, gracias a ellas existen. En cuanto a los objetos matemáticos, son realidades inteligibles pero que copian a las Ideas y aceptan la pluralidad. Platón llama ciencia dialéctica a la ciencia de la dialéctica y de las relaciones entre las ideas. Compara a las matemáticas con la dialéctica, las dos son inteligibles pero difieren en que el matemático parte de hipótesis que toma como verdades evidentes que no necesitan demostración. A partir de estas desciende deductivamente mediante razonamientos hasta llegar a un teorema. Sin embargo, el dialéctico parte de supuestos, a partir desde los cuales asciende dialécticamente hasta llegar a la idea. Otra diferencia es que el filósofo intenta conocer las ideas usando solamente la inteligencia y la argumentación mientras que el matemático se apoya en figuras visibles. Del mismo modo que Platón diferencia entre dos niveles de realidad, también diferencia dos niveles de conocimiento (dualismo epistemológico). Por un lado, está el conocimiento científico o episteme, el nivel superior de conocimiento, claro y objetivo (su fuente es la inteligencia). Para alcanzar el conocimiento real hay que apartarse del mundo sensible. Alcanzarlo es la meta de la filosofía. Por otro lado, está la opinión o doxa, un grado inferior de conocimiento, confuso y cambiante, cuya fuente son los sentidos. En este punto nos planteamos una pregunta: ¿cómo puede el alma humana conocer las Ideas si estas se encuentran en un mundo diferente al nuestro? Para explicarlo, Platón recurre a la Teoría de la Reminiscencia: el alma ya ha preexistido en el mundo de las Ideas y las ha contemplado, pero al encarnarse en un cuerpo, el alma las ha olvidado. Así pues, de acuerdo con la teoría: aprender es recordar. Con ello defiende, además, el innatismo del conocimiento. Influenciado por los pitagóricos, Platón tiene una concepción dualista del ser humano, dividido en cuerpo y alma (dualismo antropológico). El alma, inmortal e inmaterial, tiene prioridad sobre el cuerpo. Es una realidad intermedia entre los dos mundos, ya ha preexistido en el inteligible antes de llegar al sensible. Platón divide el alma en tres partes: el alma racional es la sede de la inteligencia y tiene naturaleza divina, es exclusiva del ser humano, reside en la cabeza y su virtud es la sabiduría o prudencia. El alma irascible es fuente de pasiones y emociones, su sede es el pecho y su virtud, la fortaleza. Por último, el alma apetitiva es la fuente de los apetitos y deseos naturales, su sede está en el bajo vientre y su virtud es la moderación. El cuerpo, sin embargo, es lo material y moral, es la cárcel del alma y la arrastra hacia lo sensible, donde jamás encontrará la virtud ni el conocimiento. Con esta división Platón pretende explicar la psicología humana, la lucha entre las tres partes.

La filosofía de platón, como se ha nombrado al principio, comienza por su insatisfacción con la democracia ateniense, gobernada por una minoría de demagogos abusivos del poder, bajo el mando de los que se ejecutó al más justo de los hombres, su maestro Sócrates. Platón defiende que para gobernar es necesario aprender el arte de la justicia y, como alternativa, propone un gobierno de filósofos, pues el arte de la justicia sólo se aprende a través de la filosofía. Esta propuesta de gobierno se basa en aplicar el intelectualismo moral de Sócrates a la política: sólo pueden ser individuos justos y buenos aquellos que saben en qué consiste la justicia y el bien. La forma de gobierno que propone es la meritocracia, un gobierno formado por los mejores, basándose en sus virtudes y saber. Para llevar a cabo esto hacen falta dos cosas: seleccionar los individuos con mejores cualidades innatas y “pulir” esas naturalezas con una educación adecuada que les permita alcanzar las Ideas. Platón entiende el Estado ideal como un gobierno que antepone el bien común al individual, siendo el bien común más importante la justicia. El Estado sería como un individuo grande, dividido en tres clases: La primera son los productores, que conservan la propiedad privada y la familia. Predomina el alma apetitiva y la moderación. La segunda son los guardianes, que defienden la ciudad. Predomina el alma irascible y la valentía. Y la tercera clase son los gobernantes-filósofos. Predomina el alma racional y la sabiduría. Un Estado será justo cuando haya armonía entre las tres clases y se respete la jerarquía natural. También se ha dicho del pensamiento político de Platón que es estatalista porque antepone el bien común al individual, organicista porque ve al Estado perfecto como un organismo vivo y comunitarista porque la vida del individuo sólo tiene sentido en comunidad. Platón está convencido de que ha de existir un arte que tenga como finalidad crear un Estado justo, un arte que se podría enseñar y sería obligatorio que lo aprendieran aquellos que fueran a gobernar. Es la "ciencia de la justicia y el bien", o sea, la filosofía sería la ciencia política que el aspirante a gobernante debería aprender. En el pensamiento platónico la educación sirve para llevar a cabo la tarea de conducir al alma hasta la contemplación de las Ideas y, finalmente, al conocimiento del Bien en sí. Se entiende así la indisoluble unión entre la política y la filosofía. La última etapa de este proceso es la dialéctica, el saber acerca de las ideas y sus relaciones, aunque antes de comenzar con ella, es necesario estudiar matemáticas para familiarizarse con el razonamiento abstracto. Una vez el filósofo-gobernante haya alcanzado el conocimiento de lo verdadero y bueno, volverá al mundo sensible para intentar reflejar la armonía y el orden eterno del mundo de las Ideas. En conclusión, deberá gobernar su propia vida y a la sociedad tomando el Bien como guía....


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