Tema 2 - Apuntes 2 PDF

Title Tema 2 - Apuntes 2
Course Variedades del español actual
Institution Universidad de Zaragoza
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profe charo...


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Tema 2: Los conceptos de variación lingüística: geolecto, sociolecto y estilo de lengua Variedad lingüística: es una manifestación del fenómeno llamado lenguaje que se define como un conjunto de elementos lingüísticas de similar distribución social (Hudson). Se trata de una definición muy amplia se incluyen: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

Las lenguas de un hablante o de una comunidad de habla. Los dialectos. Los estilos. Los registros Las jergas Cualquier otra manifestación lingüística en la que ese pueda observar un determinado uso o valor social.

Ya hemos visto que esta definición presenta muchas dificultades. Entre ellas: no permite distinguir entre unas variedades y otras, entre un dialecto y otro, un estilo de otro, etc. Así es habitual oír llamar a las jergas: lenguas de grupo, registros, etc. Otra definición de variedad: es un conjunto de patrones lingüísticos lo suficientemente homogéneo como para ser analizado mediantes técnicas lingüísticas de descripción sincrónica. Tal conjunto estaría formado por un repertorio de elementos suficientemente extenso y podría operar en todos los contextos normales de comunicación (Ferguson, 1971). Así serían variedades, las lenguas, los dialectos, los sociolectos, pero posiblemente no lo serian los estilos, que se podrían interpretar como manifestaciones de una determinada variedad. Por lo general, se trata a las variedades como conjuntos de elementos o de patrones lingüísticos asociados a factores externos, y estos pueden ser contextos situacionales, ámbito profesionales, grupos sociales y áreas geográficas. Como puede verse el concepto de variedad presenta también problemas, pero se utiliza por comodidad para evitar el empleo de términos conflictivos como lengua y dialecto. Buscando la misma neutralidad, se utiliza geolecto, sociolecto. Geolecto: variantes geográfica asociada a lengua que responde a una norma espacial. Es equivalente a dialecto. Cuando hablamos de un dialecto/geolecto, se habla de una variedad y esta no tiene por qué estar desprestigiada (es lo que pasa con el castellano de Castilla, respecto del español). Podríamos definir dialecto/geolecto como: un sistema de signos desgajado de una lengua común, viva o desaparecida, normalmente, con una concreta limitación

geográfica, pero sin una fuerte diferenciación frente a otros de origen común. Ejemplo: el español de Andalucía y el español de Méjico. El número de hablantes y el tamaño de la zona dialectal pueden ser variables. Un dialecto puede estar, a su vez, dividido en subdialectos o hablas. Los dialectos/geolectos han de ser entendidos como variantes geográficas condicionadas históricamente, esto es, la historia de los contactos lingüísticos es el factor que determina la diferenciación dialectal. Como causas de la variación dialectal se señalan, habitualmente, las siguientes: 1. El origen de los pobladores que, hablando la misma lengua, ya presentaban diferencias dialectales de origen. 2. La influencia de otra lengua sobre una parte del dominio lingüístico. 3. La separación territorial que da lugar a evoluciones diferenciadas. Sociolecto: Manifestaciones de un geolecto en un grupo social, especialmente cuando el grupo social se caracteriza por adscribirse a un nivel socioeconómico o sociocultural concreto. Podemos encontrar dentro de un geolecto un sociolecto alto, medio y bajo. También se podría hablar de sociolecto de los hombres, los jóvenes o a grupos sociales determinados. Estilo Estilo y Registro son utilizados muchas veces como sinónimos. Estilo o variación lingüística: usos lingüísticos que se definen en función de la situación y el contexto comunicativos. Las nociones de variación estilística han sido agrupadas por los especialistas en dos tipos de teorías: 1. Las que consideran los estilos como códigos diferenciados. 2. Las que los definen partiendo de un estilo básico, llamado vernáculo. La primera teoría fue propuesta por Giles y sus colaboradores. Según ella, cada estilo es un código del que se dispone para transmitir información sobre los propios hablantes, sobre la relación que establecen con sus interlocutores y sobre la situación comunicativa. Del segundo tipo de teorías es un notable representante Lavob (1966) y plantea la existencia de los siguientes estilos: habla informal o vernáculo, habla cuidada y formal y habla espontánea. Tampoco los estilos, como la serie de alternativas lingüísticas que son, admiten una fácil identificación y medición, puesto que los límites entre unos estilos y otros son inexistentes o, al menos, imperceptibles.

Estilo: variedad o conjunto de rasgos lingüísticos que se ajusta a una situación o circunstancia contextuales determinadas. Registro: se puede definir de igual manera y podemos hablar de registro formal, coloquial, vulgar, etc. Estos conceptos pertenecen al ámbito de la sociolingüística o del análisis del discurso El español como lengua de cultura Características de las lenguas de cultura: 1. Poseen un alto grado de desarrollo funcional tanto en el plano escrito como oral. 2. En ella coexisten realidades diversas: regionales, sociales, estilísticas y, esto es fundamental, entre estas variedades existe una variedad que puede llamarse estándar. 3. Conciencia de los hablantes de que son hablantes de esa lengua en alguna o algunas de sus variedades. 4. La existencia de una norma codificada que atañe a dicha variedad estándar, y de un soporte ideológico-metalingüístico que expresa y fortalece dicha conciencia. Las dificultades que existen para caracterizar una variedad estándar se refleja en los varios nombres que recibe: variedad o lengua general, variedad común o variedad general. Sea cual sea el nombre que se use, lo cierto es que estamos ante una variedad dentro del conjunto «variedades de una lengua». Una lengua incluye distintas variedades, ¿en qué se diferencia la variedad estándar de otras variedades dentro de una misma lengua? Se diferencia en que funciona como punto de referencia para las otras variedades, pues tiene un efecto ordenador, esto es, cualquier fenómeno lingüístico es caracterizado siempre a partir de su relación con el estándar. Proceso formativo de la lengua castellana, lengua cultura En la temprana Edad Media el castellano, variedad regional, adquirió algunos de los rasgos de las lenguas de cultura que hemos mencionado antes: 1. Funcionalidad amplia (se utilizó para la literatura, la comunicación oficial y administrativa, etc.) 2. Normalización en el plano ortográfico (reforma alfonsí, aunque fue muy débil). El español tardo medieval se difunde configurado mucha variedades y a costa de otras. De estas nuevas variedades la andaluza tuvo un importante papel en la configuración del español americano, dando lugar allí a nuevas variedades regionales y sociales. La codificación del español fue iniciada por Nebrija con Gramática castellana (1492), primera gramática publicada de una lengua romance, y con sus diccionario bilingües español-latín y latín-español.

Esta gramática de una lengua vernácula, fue criticada por hombres de su tiempo, entre ellos Juan de Valdés, quien en su Diálogo de la lengua (1535) criticaba la utilidad de la Gramática, pues consideraba que las lenguas vulgares no se regulaban por gramáticas, sino a través del uso. A pesar del escaso éxito de la Gramática de Nebrija, influyó en lo relativo a la norma ortográfica hasta el siglo XVIII. Naturalmente, la norma ortográfica era de carácter individual. Hasta 1713 con la creación de la Real Academia no comenzó la codificación y normalización institucionalizada, y tuvo como centro irradiador de esa forma el español peninsular exclusivamente. El Nuevo Mundo no era considerado, por ejemplo por Aldrete (1606), como fuente de irradiación de norma alguna. Consideraba el español en América como una variedad periférica del español, que se identifica en sus regionalismos propios y es la menos prestigiosa de las modalidades de la lengua. El Tesoro de la lengua castellana de Covarrubias de 1611 incluye 23 indigenismos americanos y el Diccionario de Autoridades 150. Además, este diccionario académico utiliza como autoridad la obra del mestizo Inca Garcilaso de la Vega, los Comentarios reales. La ruptura con la metrópoli a comienzos del XIX no provocó cambios importantes. NO se produjo una descentralización importante, pese al radicalismo antiespañol propio de la generación romántica argentina de 1837, especialmente de Sarmiento. Iniciaron la creación de Academias Americanas, pero no comenzaron estas con intención separatista, al contrario, la primera se creó en Bogotá (1871), con el objeto de llenar el vacío que había dejado la Real Academia española. Sin embargo, la codificación del español, siguió siendo la peninsular. Incluso cuando hubo codificación en América (Andrés Bello) el punto de referencia fue el estándar europeo. Lo mismo ocurrió con R.J. Cuervo, para él, el ideal normativo fue el habla de Madrid, si bien andando en tiempo fue cambiando de perspectiva. De modo que las variedades pre-estándar nacionales o regionales transnacionales o regionales hispanoamericanas fueron desarrollándose en lo que podían tener de diverso, sin una normalización explícita, autónoma durante los siglos XIX y XX. Un ejemplo del carácter monocéntrico de la codificación del español es el que la RAE hasta los años cincuenta del siglo XX reprobara el seseo como «un vicio de dicción». Durante el siglo XX se realizan diferentes publicaciones de diccionarios diferenciales (chilenismos, peruanismos, etc.) que fortalecieron la identidad y que sirvieron, en parte, para sustentar el perfil pluricéntrico del español actual, al menos en el campo léxico. ¿Qué significa el carácter pluricéntrico del español?

La lengua hablada en un territorio presenta varios centros que constituyen modelos de prestigio y que, por consiguiente, son irradiadores de norma para un país o para una región. Una vez establecido esto, queda resolver un desafío ¿cuántos y cuáles? Sin embargo, las normas de las que hablamos carecen de codificación explícita, pero sí son reconocidas por los hablantes y son implícitamente prescriptivas. Se trata, en consecuencia, de normas que se apoyan en el consenso tácito y su punto de parida está en el uso reglado de un determinado grupo social que dispone de prestigio. Para poder codificar estas variedades, primero hay que sacarlas a la luz y gran parte de las dificultades para determinar esas variedades estándar resultan del entrecruzamiento y superposición de los fenómenos, problema del que hemos tratado al hablar de las isoglosas. Y es que los estándares, como cualquier otra variedad no presentan fronteras claras. La mayoría de las lenguas de cultura que tienen vigencia más allá de los límites de un país suelen tener una codificación pluricéntrica, pero esta codificación, cuando hay una realidad pluricéntrica, no puede ser rigurosa, pues será menos precisa cuanto mayor sea el número de hablantes de esa lengua. De nuevo habría que hablar de un continuo, pues se establecen de nuevo grados, desde la codificación monocéntrica-rigurosa y la pluricéntrica-tolerante existe una escala continua de más a menos precisión o de más a menos tolerancia. Y cabe formularse una pregunta: ¿Una codificación pluricéntrica favorecería la fragmentación del español? Podríamos pensar todo lo contrario, si la norma ignora otras alternativas de la lengua estándar corre el riesgo de fracasar. En cambio el pluricentrismo normativo puede ser un factor de integración y favorecer en los hablantes el interés por otros modelos de lengua, así como estimular una cierta competencia plurilectal. Pero, ¿qué condición es necesaria para realizar una codificación pluricéntrica? Determinar de la manera más precisa posible las características de todas y cada una de las variedades estándar que ocupan el espacio global de la lengua en cuestión. ¿Estamos en camino para conseguirlo? Se han emprendido algunos estudios, pero todavía estamos lejos. El problema se convierte en un reto para el investigador en los países en que hay desde hace siglos una fuerte presencia indígena que han desarrollado variedades de contacto y que requieren una consideración especialmente atenta.

Otro reto importante es el español en la América del Norte. Se trata de unos 30 millones de personas. Los Ángeles, tras la ciudad de Méjico es la segunda ciudad hispanoamericana del mundo. Ahora bien, sabemos que la situación del español respecto del inglés es de diglosia y que el español, dada la enorme diversidad de modalidades existentes y la ausencia de una norma que pueda encauzar la realidad del habla, está abandonado a su suerte. La pregunta es ¿se perderá el castellano quedando reducido a residuos presentes en un inglés dialectalizado y minusvalorado o es posible recuperar una identidad que permite contener el proceso? La solución podría pasar por la existencia de una nueva variedad estándar que pase a integrar el conjunto de normas hispánicas de la realidad lingüística pluricéntrica del español actual. El español, la lengua pluricéntrica: perspectivas y límites de una autoafirmación lingüística nacional en Hispanoamérica...


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